La apertura de puertas en la sala My Way se hizo eterna, sobre todo para aquellas jovencitas que confesaron estar esperando desde las once de la mañana. Y es que el invierno había llegado hace tiempo a Valladolid, pero había sed de Diciembre. Una vez dentro, los clásicos que sonaban de fondo -Bon Jovi y Metallica, entre otros- no fueron nada comparado con el calentamiento vocal que el auditorio firmó con clásicos de la discografía de Pereza y un espontáneo, como inesperado, ‘Cremalleras’. ¿Os imagináis la conversación entre bambalinas? “Están cantando una de mis canciones, hermano”, diría seguro (con chulería) Juancho, líder de Sidecars.
Fotografía: Jesús Díez
Más tarde de lo esperado, pero allí estaban Leiva y su Leiband. La espera, la cortina de humo sobre el escenario y la iluminación fría se rompían con ‘Nunca nadie’, un medio tiempo de guitarras abiertas y ritmo contagioso al que siguió ‘Penaltis’. Hay quien no se hubiese atrevido, probablemente acusando ser demasiado pronto, pero reservar un espacio al final de este último tema para ceder el protagonismo vocal al público ante una sola guitarra, la de Leiva, no hizo más que confirmar que los allí presentes ya estaban bien entrados en ‘Éxtasis’, como los metales que la recibieron.
Desde las primeras filas, una incondicional se sirve de los hombros de su acompañante para tocar el cielo y captar la atención del madrileño que le concede una mirada pícara de agradecimiento y habitual de quien, tras ‘Todo lo que tú quieras’, se desata con toda la sexualidad de su actitud rock en ‘Animales’. No sin antes extender su agradecimiento a todos aquellos que hacen un esfuerzo máximo pagando una entrada para este concierto. Una incursión por su antiguo repertorio que premiará a los más fieles seguidores y, también por qué no decirlo, a los más viejos con ‘Superviviente’. Una buena forma de seguir con su dosis de buenrollismo y desenfreno antes de saldar ‘Las cuentas’ con los amantes de la balada pop.
Los dispositivos móviles e, incluso, videocámaras -en todo un ejercicio de pulso y levantamiento de peso- no dejaron de asomarse entre las cabezas del auditorio que respondió al unísono a la pregunta: ¿tenéis ‘Miedo’?. Una de esas canciones que sirve para desahogarse y gritar, sin importar lo que puedan pensar. Juancho seguía cambiando de guitarras. Leiva se mantenía fiel a su Telecaster de color hueso y serigrafía para arpegiar, entonces, los primeros compases de ‘Aunque sea un rato’. Profunda reflexión interior con uno de esos climax que invita a desfallecer y que precedería a la fugaz visita de una chica llamada Jude en la (un tanto) gamberra ‘Como lo tienes tú’. Y hablando de visitas, allí se coló Joaquín Sabina con ‘El caso de la rubia platino’. Coqueteos con las cuerdas de sus guitarras y miradas de seducción se sucedían con favorables resultados, según comentarios del sector femenino -hablamos de sexo con bragas, y más-.
Fotografía: Jesús Díez
El romanticismo, el que quedara, se presentó en forma de tango pasional y aéreo. ‘Amelie’, el encanto concentrado en una perla, dejaba huella en una ciudad especial para Leiva. El que se pudiese haber esfumado regreso con la mirada de un Miguel que, intentando recordar el momento y el lugar, narraba cómo surgió esta especial conexión y delataba el especial cariño por la capital donde siendo aún unos desconocidos incluso en su portal, Pereza fueron reconocidos a pie de calle por unos vecinos de la ciudad. César Pop, disfrutando cual niño desde que pisara el escenario, arrastró las manos con gusto por sus teclados para extender la sombra de esta chica, de nombre frágil, y presentarse con mucha clase en ‘Telediario’. Composición de progresión y tensión electrizante que desembocaría en una (ya) más estática ‘Aproximación’.
Abierto el horario de confesiones, es el turno de ‘Por mi tripa’. No peligra. Si un día Leiva decide hacer un disco de house mezclado con hip-hop, esta canción seguro seguirá sonando. Lo que no sabemos es, si sobre el escenario, perderá su dulzura con un tanga de leopardo y flecos. Es un trozo de él, no de su pasado, que le persigue y está encantado. Por el momento, la potencia de la guitarra en ‘92’ hace que su sonido más seco le acerque a, unos Foo Fighters algo descafeinados.
Todo el protagonismo recayó durante unos minutos sobre Juancho. Leiva reservó un hueco en su lista para colar ‘Ya no tengo problemas’, corte del disco homónimo y debut de Sidecars, y que cuenta con su colaboración como productor. Cosas de familia. Lo cierto es que el aire funk e hiperactivo de esta composición alcanzó unos límites, hasta ahora, desconocidos con el aporte instrumental soul de la sección de viento metal. Momento que aprovecharía el ex Pereza para presentar a su Leiband. La majestuosidad que aporta a este directo fue recompensada con exclamaciones varias, gritos y numerosos aplausos. Calentando así los motores para una primera despedida con ‘Super hermanas’, con lanzamiento de camiseta -y consecuente desnudo medio corporal-, por parte de una de las jovencitas que no pararon de reclamar esta canción, incluido.
Fotografía: Jesús Diez
Frágil y acertado en el compás anduvo Leiva, interpretando ‘Vis a vis’. El escenario desnudo y su acústica Gibson le recibían ante un público que casi había finiquitado a plena voz esta preciosa composición -a medias con Kike “Babas”-, segundos antes de que él regresara al escenario para hacerlo. ‘Eme’ tomó el relevo en una arrancada final que cogió forma con ‘Lady Madrid’, uno de esos envidiados singles que reúnen las condiciones para rodar en emisoras de radio. Comienza, ahora, un nuevo viaje para este compositor de referencia que decidió lanzarse en solitario. Valiente y sincero. Y es que, a veces, no es molesto reconocer que disfrutemos de un Diciembre tan largo.
Javier Luna Roldán
Estudiante de Periodismo en la Universidad de Valladolid. Amante de la música. De vez en cuando, me dejan caer por aquí.
Blog - Más publicaciones