Revista Cultura y Ocio
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Esta noche de sábado mis pensamientos deambulan por una mezcla de incredulidad y decepción. El motivo, el que arriba sonríe. Ayer vi en el canal de noticias nacional, que dedicaban unos minutos a alertar a la ciudadanía a cerca de unos monigotes, llamados emoticonos, que van a surgir en nueva creación. De por sí, nuestra lengua está sufriendo modificaciones rápidas y a veces, a mi modo de ver, incomprensibles.
El uso de las nuevas tencologías y la falta de tiempo provocan que la sociedad cada vez escriba peor y acorte las palabras hasta convertirlas en jeroglíficos. No exagero si hablo de la escritura del Egipto faraónico, los emoticonos no son más que jeroglíficos modernos, que con un simple gesto, guiño o imagen permiten a los usuarios comunicarse sin necesidad de palabras. A veces, casi mejor. Hay personas que necesitarían volver a la escuela o pasar media vida leyendo para poder expresarse adecuadamente.
Pero el asunto que hoy quiero compartir no es el buen o mal uso del lenguaje, sino que se dé importancia nacional, hasta el extremo de salir en las noticias, a la creación de nuevos monigotes que nos van a hacer "la vida más fácil". . El uso de estos emoticonos no puede ser más importante que el paro, las guerras, la pobreza, y un sin fin de problemas por los que pasa el país. Si de verdad es tan importante la creación de estas nuevas herramientas de lenguaje, creo que me he equivocado de mundo.