Cuando no te entienden,
tienes que escribirlo.
Igual no entenderán
con que pie escribes
Al llegar al final de un pasillo
manchado de verdín
Te sorprenderás al constatar
que habías postulado
a no dejar nada botado
Me ruego a mí misma
No caer en desesperación
Y vas encontrando
Pequeñas manchas
por aquí, por allá,
te acercas
Y piensas que lo pútrido
tiene su propio idioma
excremental
Hasta mi garganta
Retrocede el desierto
un sifón de viento
me atraganta
Como si mi naturaleza
no se fuera a descomponer.
Niego todo
Obstinada pisoteo
Los duros momentos
que por ley
me han ido quedando,
Esa viscosa sensación
de tener que lidiar con residuos:
el saldo de la vida