"Celebro que te lo pases bien en Leningrado", me respondió mi hijo mayor (cuyo nombre de pila, por expreso deseo de él, no puedo poner aquí por aquello de los rastreos y bla bla bla... como sabéis), al mensaje que le envié desde...
Antes, había estado en Moscú, pero la ciudad y su mundo me arrastró. Volveré, sin duda, con mucho más tiempo (si no energía). Porque la dilapidación/destrucción allí ha sido la regla. Y hay multitud de espacios inaccesibles... no sólo por las distancias a recorrer entre un punto y otro sino porque están muchos de esos espacios inhabilitados (en reconstrucción). Aún así, con el tiempo, hablaré de algunos.
En cambio, en Leningrado/San Peterburgo... todo resultaba de una dimensión abarcable para una casi sexagenaria.Quizás algún día llegue a escribir MI CUADERNO DE RUSIA. Porque hay infinidad de relatos, de cuando "el viaje a Rusia" era casi un imperativo. Y de esa época (años veinte, treinta o siguientes) he leído desde a nuestra Sofía Casanova (¡Qué vida novelable para los carentes de prejuicios!) o Fernando de los Ríos a Joseph Roth y Chatwin.Al regresar, devoré todos los textos traducidos... Marché a las librerías, hice acopio de una docena de libros y ahora leo la Memorias de Nadiezzhda Mandelstam, Contra toda esperanza (Acantilado, 2012)
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Hablaré de este libro, sin duda (múltiples entradas, quizás). De momento, una frase:
ERA EL PERIODO EN EL CUAL AVENTABAN LAS CENIZAS DE LOS MUERTOS