Cuando escuchamos la canción de adelanto del disco del que hablamos hoy y que sirve de título para el mismo, “You Want it Darker”, tuvimos una sensación extraña. Sucedió en septiembre de 2016. Para poner las cosas en contexto, en enero de ese mismo año fallecía David Bowie pocas horas después de publicar su “Blackstar”. Pues bien, la sensación que nos produjo la primera audición de la canción de Leonard Cohen era la de una historia repitiéndose. El tono oscuro del tema y, sobre todo, un verso que se nos quedó clavado inmediatamente (“I'm ready, my Lord”) nos hizo pensar en que, como en el caso de Bowie, Cohen sabía que no le quedaba mucho tiempo y quiso reflejarlo de algún modo en el que seguramente sería su último trabajo.
Efectivamente, apenas 17 días después de publicar el disco, Cohen fallecía a la edad de 82 años. Su salud no era demasiado buena y el hecho de que en sus últimos años no hubiera dejado de dar conciertos (alguno de ellos, accidentado) no contribuyó a mejorarla. Se dijo que el ritmo de trabajo de esa última etapa tenía que ver con una mala situación económica pero sea como fuere, el hecho es que no estaba en un buen estado físico y eso hizo que “You Want it Darker” fuera un disco enfocado de un modo diferente. Cohen hizo todo prácticamente en su casa y mucho más centrado en el disco que en trabajos anteriores ya que su salud no le permitía “distraerse” con otras cosas. El disco estuvo en riesgo en muchas ocasiones porque debido a sus dolores, Leonard decidió más de una vez abandonar el proyecto pero la insistencia de su hijo Adam, productor del trabajo, le hizo seguir adelante casi como terapia contra su dolencia. La grabación fue peculiar ya que no hubo contacto entre Leonard y la mayoría de los participantes, quienes grabaron sus partes por separado. Entre los músicos que aparecen en la grabación hay nombres como los de Bill Bottrell, que aquí toca la guitarra, Patrick Leonard, colaborador estrecho en los últimos discos de Cohen y que aquí toca teclados, piano, bajo, percusiones y se encarga de las programaciones, el batería Brian MacLeod y Zac Rae, que toca casi de todo. En su mayoría se trata de músicos de sesión con trayectorias impresionantes por la categoría de los discos en los que han participado. Al margen de ellos hay otro buen número de artistas que colaboran puntualmente en temas concretos.
“You Want it Darker” - La primera canción del disco es, sencillamente, maravillosa. Introducida por un precioso coro en tono ceremonial, enseguida nos domina con una línea de bajo absolutamente hipnótica. A partir de ahí, la voz de Cohen se mezcla con un órgano sutil pero omnipresente. El coro, procedente de una sinagoga canadiense, es fantástico y ayuda a darle un tono especial a una canción que, sin duda, está entre las 10 mejores de toda la carrera de Cohen.
“Treaty” - Seguimos con una balada muy delicada, con apenas un acompañamiento de cuerdas, fragmentos corales y pequeñas partes de piano. Con un ligero toque gospel y llena de nostalgia, podemos apreciar la edad del cantante y el cansancio de los años en una interpretación sincera y emocionante a partes iguales.
“On the Level” - Pasamos ahora a un blues lento con un acompañamiento de piano que recuerda a los grupos vocales de los primeros años del rock. Una vez más, el sabio uso de los coros femeninos del que Cohen ha hecho gala en toda su carrera es una de las cosas más destacadas de la canción.
“Leaving the Table” - El disco está lleno de baladas con sabor añejo y esta no es una excepción. La guitarra del inicio, heredera directa de los grandes de la guitarra de los cincuenta y sesenta como Duane Eddy o Hank Marvin nos traslada inmediatamente a esa época. Toques de blues o de country adornan una canción cuya letra, una vez más, tiene un claro tono de despedida con versos como “I'm leaving the table, I'm out of the game”.
“If I Didn't Have Your Love” - Continuamos en el mismo tono en esta canción en la que contrasta un piano optimista con un órgano nostálgico. Nuevamente escuchamos ecos de géneros clásicos en los que se une el blues con el gospel como excusa para darle un soporte a los poemas de Cohen, uno de los letristas más profundos que ha dado la música popular en las últimas décadas.
“Traveling Light” - Llegamos así a una de nuestras canciones favoritas del disco en la que se mezcla la melancolía yiddish del violín con los ritmos griegos cercanos al sirtaki apoyados en la mandolina de Zac Rae y en la voz de Athena Andreadis. Las programaciones electrónicas, crean un contraste precioso durante toda la pieza. Una joya a la altura del mejor Cohen.
“It Seemed the Better Way” - Regresa el coro del corte inicial para crear la atmósfera adecuada para otra gran canción. El violín, como en la canción anterior, tiene un gran protagonismo apoyado esta vez en una percusión muy acertada y en el omnipresente órgano. El final, a cargo del coro, es estremecedor.
“Steer Your Way” - Con la siguiente canción llegamos a otro de los grandes momentos del disco en lo que podría ser una especie de continuación del tema inicial pero con muchos elementos de trabajos clásicos del cantante como “I'm Your Man”. Destacamos una vez más el violín que dibuja arabescos durante toda la canción sobre una repetitiva línea de bajo jugueteando con las voces de Alison Krauss y Dana Glover, invitadas especiales en la pieza.
“String Reprise / Treaty” - Cerrando el disco tenemos una recreación de la segunda pieza del mismo en versión instrumental y utilizando solo un cuarteto de cuerda. Una delicia a la que pone el punto y final el propio Cohen recitando la estrofa final.
Un tiempo después de la publicación de “You Want it Darker” se publicó otro trabajo con material inédito de Cohen pero nos cuesta no considerar este como su último disco. Sabemos que el hecho de que Leonard falleciera poco después de la aparición del LP condiciona nuestra opinión siquiera de modo inconsciente pero lo cierto es que creemos que es una de sus mejores creaciones y probablemente la mejor en mucho tiempo. Además, canciones como la que le da título van a quedar, en nuestra opinión, como una de las más recordadas de su autor. Siempre es recomendable la música de Leonard Cohen pero en este caso con mucho más motivo por todas las circunstancias que rodean al disco.