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Leonardo Da Vinci, construcciones y estudios anatómicos

Por Manu Perez @revistadehisto

Probablemente Leonardo desempeñó funciones de consejero más que de realizador arquitectónico; teniendo a su cargo, además de investigaciones técnicas, canalizaciones, vigilancia de las construcciones, restauraciones e inspección de fortalezas y edificios públicos.

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Podría considerárselo como un comisionado influyente, agregado a una superintendencia de los monumentos.

Leonardo Da Vinci, construcciones y estudios anatómicos

Seguramente contribuyó a la construcción del Castillo Sforcesco de Milán y de sus murallas, como también de la residencia veraniega de los Sforza, cerca de Vigevano, Pavía. Además habría participado en el embellecimiento de la ciudad. De 1487 a 1490 se dedicó a estudios arquitectónicos y técnicos sobre la cúpula del Duomo. El proyecto del sienés Francesco di Giorgio Martini predominó, pero se considera que soluciones de Leonardo tuvieron influencia sobre el proyecto definitivo. También aparece un proyecto leonardesco semejante a la solución definitiva en la restauración del Duomo de Pavía.

En 1491 y 1492 Leonardo recorrió el Milanesado en todas direcciones, realizando inspecciones, controlando monumentos e instalaciones hidráulicas. En Como, estudia la arquitectura del Duomo y se interesa por el canal de la Martesana.

Se ocupa de la gran Sala delle Asse, en la planta baja de una torre del castillo de Milán, desplegando con virtuosismo una decoración de nudos y hojas. Los castillos de Abbiategrasso, Vigevano y la abadía de Morimondo son lugares donde la presencia de Leonardo era asidua, estudiando la naturaleza o la arquitectura.

Leonardo y Los canales 

Leonardo no fue el autor de los canales, sino uno de los muchos ingenieros que los estudiaron y mejoraron. Cuando llegó a Milán, fue encargado por Ludovico para estudiar un sistema que permitiera una navegación más práctica dentro de la ciudad. Leonardo perfeccionó el sistema de esclusas, represas pequeñas que se podían abrir y ajustar, lo que permitió que los barcos pasaran aguas abajo o aguas arriba. Una de las más famosas cuencas de Leonardo fue la de aguas arriba de la Vía de San Marcos, por su idea original: la puerta inferior se maniobraba para disminuir o aumentar el índice de flujo de agua, mitigando el impacto del agua en el barco. 

Luca Pacioli y la partida de Milán 

Ludovico reinó con poder absoluto en Milán gracias a sus propias dotes, y vastas vinculaciones con otros monarcas italianos. En 1491 Giovanni Galeazzo ya tenía edad para reinar, aunque ignoraba toda disciplina al vivir en el ocio y la blandura. Isabel de Aragón reconocía la incapacidad de su marido, repudiando el lujo en que vivía Beatriz d’Este, esposa de Ludovico, mientras ella, esposa del verdadero duque combatía con la pobreza después de haber sido desterrados a Pavía. Entonces Isabel escribió una afligida carta a su abuelo Fernando I de Nápoles, diciendole que estaba segura que no la habría casado con Gian Galeazzo si no creyera que llegado a la edad de reinar hubiera sucedido a su padre en el trono, debiendo en cambio continuar sirviendo a su ambicioso y cruel tío, abiertamente convertido en su despiadado enemigo. A él obedecían todos poseyendo suprema autoridad sobre vida y muerte, mientras ellos, abandonados de todos, llevaban una existencia dolorosa, temerosos incluso de la propia vida, si no los socorría y liberaba de esos injustos horrores.

Ludovico no dio respuesta a reclamos de parte del rey de Napoles en cuanto a renunciar al gobierno de Milán. Viendo preparativos de guerra de parte de aquel, envió emisarios a Carlos VIII, rey de Francia, logrando su alianza contra Nápoles, logrando igualmente el apoyo de Maximiliano I Habsburgo, rey de Austria. Gian Galeazzo, desterrado en Pavía, murió envenenado en 1494, cuestión aprovechada por partidarios de Ludovico, proclamándole duque de Milán.

Carlos VIII murió, y lo sucedió Luis XII que tenía pretensiones sobre el Milanesado. Los franceses entraron a Milán en octubre de 1499, aunque Ludovico fue definitivamente derrotado en abril de 1500 en Novara, siendo aprisionado en el castillo de Loches, donde murió ocho años después.

Leonardo se mantuvo a una distancia prudente de Ludovico, abandonando Milán en diciembre de 1499 en compañía de Fray Luca Pacioli, y Bramante, dirigiéndose a Mantua. Pacioli llegó a Milán a comienzos de 1496. Probablemente la recomendación de Leonardo fuera determinante para mandar llamar al nuevo genio de las matemáticas. Pacioli  comenzó a redactar su obra maestra, “La Divina proporción”,  encargándose Leonardo de sus ilustraciones geométricas, afirmando:

“Todos los cuerpos regulares y dependientes fueron realizados  por  el  gran  pintor,  muy  experto  en  perspectiva, arquitectura, música y maestro dotado de todas las virtudes,  mi  querido  amigo  Leonardo  da  Vinci,  mientras trabajábamos juntos en Milán, por cuenta del muy excelente Duque de dicha ciudad, Ludovico Mª Sforza, entre los años 1496 y 1499 de nuestra redención.”

Segunda estadía en Milán 

En la primavera de 1506, Leonardo aceptó la propuesta de Carlos de Amboise, lugarteniente del rey de Francia, de trasladarse a Milán. Iba a regresar a Florencia pronto, pero tanto el gobernador del Ducado de Milán como el rey de Francia lograron retenerlo, residiendo nuevamente allí hasta 1513.

Carlos de Amboise lo trató espléndidamente alojándolo en su propia mansión, retomando Leonardo las funciones de ingeniero y consejero artístico. Parece que debía construir una suntuosa residencia, figurando un proyecto en el Codice Atlanticus. También hay proyectos para la iglesia de Santa María de la Fuente. El Códice Arundel, contiene dibujos que ilustran problemas técnicos de arquitectura, especialmente control y restauración. Formó nuevamente parte de la comision encargada de la terminacion del Duomo de Milán y fue ingeniero militar en la campaña contra Venecia. Organizó fiestas para la entrada en Milán de Luis XII, e ideó una serie de trajes para una mascarada con el sello del arte cortesano francés.

En 1506 entró a formar parte de la casa de Leonardo, Francesco Melzi, joven  de  quince  años,  hijo  de  un  aristócrata  de  Lombardía,  de  gran apostura. Aunque  Salai  siempre  fue presentado  como  su  discípulo,  jamás  produjo  ninguna obra. Melzi, en cambio, se convirtió en su discípulo y compañero de toda la vida, permaneciendo con él hasta su muerte.

Volvió a los problemas de la estatua ecuestre con el monumento al condottiero Gian  Giacomo Trivulzio, aunque tampoco lleva a cabo este proyecto. También trabajaba sobre el tema de la Leda arrodillada. De las dos Madonnas que prometió al rey, una sería la Madonna Benois, mientras la otra se ha perdido. Por esa época teminaba la segunda versión de La Virgen de las Rocas.

Parece que Leonardo viajó mucho en esos años para realizar observaciones. Un manuscrito contiene anotaciones sobre biología y botánica. Otro está dedicado a estudios sobre perspectiva del color, y sus modificaciones por la atmósfera. También hay diseños que representan rocas estratificadas, haciendo estudios geológicos de los valles lombardos. 

Estudios anatómicos

La parte mas significativa en esa etapa fueron sus estudios de anatomía. Marcantonio de la Torre, el más grande anatomista de la época se encontraba en Milán y lo influenció a Leonardo, apasionándose por las estructuras musculares, oseas o viscerales, dibujando las láminas del manuscrito anatómico, dedicadas a la miología y a la osteología. Un libro trata de embriología, con representaciones del feto humano. También estudió el sistema cardiovascular.

Para Marcantonio della Torre, Leonardo realizó un libro de dibujos anatómicos con lápiz rojo y a pluma. Dibujó con grandísimo cuidado todo el esqueleto, al que agregó todos los nervios y músculos.

Carlos de Amboise, amigo y protector de Leonardo, murió en marzo de 1511. En junio de 1512 los venecianos, aliados a los españoles y a mercenarios del Papa, se apoderaron del gobierno de Milán, decayendo la vida artística. Artistas y hombres de ciencia se dirigieron hacia Roma, adonde Leonardo no tardará en seguirlos.

Autor: Lic. José Óscar Frigerio para revistadehistoria.es

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Bibliografía:

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