Impávida en mi álveo te observé
el día de mi boda.
Las aguas del Leteo
no quieren despertar
de esta aurea oscuridad.
En el purpúreo cielo canta Israfel,
y tus imperiales alas ondean
ante las doradas tinieblas
que sólo yo puedo abrazar.
Y a ti, te espero en el paraíso
en una verde isla pérdida
de azur oceánico, como soñaste
en esta tierra baldía.