Ayer murió Leopoldo María Panero (1948-2014). Autor de libros como Así se fundó Carnaby Street, Teoría, El último hombre, Poemas del manicomio de Mondragón oHeroína y otros poemas. No solo fue un renovador de la poesía española de las últimas décadas, sino que fue un poeta necesario, revolucionario, en un país donde el riesgo y la exploración son muchas veces denostados. Y Leopoldo María lo sabía. De ahí su poesía violenta, rompiendo sentidos, códigos sociales, iluminando. Para muchos (para mí también) era "el poeta". Recuerdo que en la revista Deriva estuvimos preparando un monográfico que nunca salió. Recuerdo, que incluso estuvimos preparando un corto sobre Panero, que nunca se terminó. Las causas, ahora dan igual. Pero recuerdo que la fascinación y la adrenalina nos subían por las venas, y nos mirábamos entre nosotros, sabiendo que Panero era otra cosa. Por cierto, por aquellos días se publicó un experimento muy atractivo, el documental Un día con Panero y el discolibro Panero, basados en el poeta madrileño. Los autores: Carlos Ann, Bunbury, José María Ponce y Bruno Galindo. Y el resultado merece mucho la pena.
¿Qué se puede decir cuando un poeta como Leopoldo María Panero ha muerto? Poco. Porque todo lo que se pueda decir, ya está dicho en sus poemas: en su poesía loca, experimental, lúdica y lúcida. Y como decía el propio Panero en un largo poema titulado “En canto del llanero solitario” en su libro Teoría: “SOLO AQUELLO QUE NO EXISTE NO PUEDE MORIR”.
Cuelgo dos poemas suyos y el documental 'Un día con Leopoldo María Panero'
Requiem
Yo soy un hombre muerto al que llaman Pertur.En la cena de los hombres quién sabe si mi nombrealgo aún será: ceniza en la mesao alimento para el vino.Los bárbaros no miran a los ojos cuando hablan.Como una mujer al fondo del recuerdoyo soy un hombre al que llaman Pertur.
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El lamento del vampiroVosotros, todos vosotros, todaesa carne que en la callese apila, soispara mí alimento, todos esos ojoscubiertos de legañas, como de quien no acabajamás de despertar, comomirando sin ver o bien solo por sedde la absurda sanción de otra mirada,todos vosotros sois para mí alimento, y el espantoprofundo de tener como espejoúnico esos ojos de vidrio, esa nieblaen que se cruzan los muertos, esees el precio que pago por mis alimentos.
(Leopoldo María Panero, Poesía Completa, 1970-2000. Visor, 2004).