La infancia ha sido considerada la edad poética por excelencia. Del mismo modo que el poeta consigue vislumbrar el mundo aspectos inéditos que suelen pasar inadvertidos a los hombres, dominados por las necesidades y por las vicisitudes de la vida. Así el niño, que aún es extraño a estas exigencias, ve el mundo en su apariencia inmediata, en los colores, en las formas, en los movimientos que lo convierten en un espectáculo de belleza. La poesía exige la espontaneidad natural de la inspiración, la independencia relativa de todo fin interesado o utilitario y, por ello precisamente, de toda preocupación y miedo o participación en las más bajas vicisitudes del mundo. ¿puede decirse que la edad infantil es la edad poética pro excelencia?
En los niños existen diferencias hereditarias y naturales de temperamento y de tendencias, así como de
inteligencias y de aptitudes especificas. Todos no se adaptan, en la misma manera o medida al modelo de infancia que domina en una cultura. Cuando se pide revisar los ritmos infantiles se pide volver a escuchar una voz interna. La educación en los tiempos en los que estamos tiende a ser muy exigente o competitiva y casi sin pretenderlo les hace salir de los sueños infantiles para encaminarles a conocer "la realidad de las cosas" y así capacitarlos para encontrar su camino en el mundo. Sin quererlo se hace cada vez antes y perdemos el respeto a la infancia por no darle el espacio necesario para que los niños y las niñas vivan su propio mundo.
¿Cómo aprende un niño sobre la confianza? Cuando a un niño se le trata como a un adulto presentándole todos los aspectos que están más allá de su posible entendimiento, la confianza se tambalea. A veces se cree que cuanto más se presente la "realidad del mundo" a los niños, madurarán antes y mejor. Por que así comprenderá mejor los hechos de la vida. En realidad sólo se consigue abolir el halo de poesía. No se puede pretender que el joven que se asoma a la vida mire con confianza los valores de verdad, de lealtad, de respeto hacia los hombres y hacia las cosas si de niño, se le arrebata la confianza. La confianza nace espontáneamente en los niños, porque dependen del adulto para ser guiado por el mundo. Necesita de los demás. A la vez ello refuerza su forma de gozar todos los momentos de su tiempo y tener esperanza en el futuro. El niño necesita espacios para el asombro, esto lo tienen que vivir bien en la escuela o bien en las familias. Todas las edades del hombre tienen su función en el ciclo de la vida. Quizás este apunte sea algo paradójico o caduco pero tengo la sensación que no nos damos cuenta que no siempre por mucho madrugar amanece más temprano. Si descuidamos los ritmos infantiles, descuidamos la inocencia y posiblemente les robemos serenidad. Recordemos el poema de Loris Malaguzzi,"Los cien lenguajes de los niños" para recordar que los niños están hechos de cien manos, cien pensamientos, cien formas de jugar o de hablar.....cien.