Esguince, contractura, palabras del día a día. Tal vez hayas tenido alguno de estos problemas o conozcas a alguien que los padece, pues se trata de lesiones muy habituales. Vamos a ver qué son exactamente.
→ Contractura: probablemente la lesión más abundante. Se define como la contracción involuntaria y mantenida en el tiempo de un músculo o grupo de músculos. La zona está agarrotada, tensa, cargada. Rígida y acartonada, presenta un dolor sordo que se agrava con los movimientos o esfuerzos. Las contracturas pueden ir de levemente molestas a completamente incapacitantes. Son muy frecuentes en la espalda alta y el cuello, en especial el trapecio. En esta región la causa principal es de tipo psicológico: estrés, alteraciones emocionales, sobreesfuerzo intelectual. Las contracturas aparecen además por malas posturas y esfuerzos físicos dañinos; una alimentación rica en tóxicos también ayuda.
Contractura del ECOM. Se observa extremadamente
tenso y marcado. La cabeza se ve forzada a mantener
esa posición. En este caso se llama tortícolis.
Cuando las contracturas van un paso más lejos surgen nódulos o cuerdas duras y tensas que se pueden palpar y percibir fácilmente. A esto se le llama tendomiosis miogelosis y es un enredo o anudamiento de las fibras musculares. Esto se enquista, se convierte en un punto doloroso crónico y es más trabajoso y molesto de eliminar.
Las contracturas suelen ser muy molestas para quien las padece. El dolor y la incomodidad son continuos con picos de mayor agudeza y ocasiona impotencia funcional (falta de fuerza, movilidad limitada) de mayor o menor severidad.
→ Rotura fibrilar: su nombre es bastante descriptivo. Parte de las fibras musculares se rompen. Es una lesión aguda y repentina derivada de esfuerzos muy intensos, traumatismos o tensión muscular acumulada. En ocasiones el músculo está tan sobrecargado que un movimiento completamente normal, leve y controlado desencadena la rotura. Si tenéis calambres en los gemelos o se os "suben" con frecuencia tened cuidado, pues son avisos.
Esquema de los grados de rotura. Pincha para ampliar.
En el momento de la rotura la persona siente como si le hubieran dado un golpe, una patada o una pedrada, es muy característico y también puede escuchar un desgarrón o crujido interno parecido al sonido de rasgar un trapo. Enseguida aparece hematoma y al tacto se nota el "signo del hachazo", que consiste en un hundimiento. Donde las fibras se han roto hay un vacío, una especie de fosa que el dedo detecta al pasar por la zona.
La gravedad de la rotura depende de qué porcentaje del músculo se ha roto. En grado 1 las roturas son microscópicas y no superan el 5% del total del músculo. En grado 2 la rotura está mucho más extendida y es macroscópica, y en grado 3 se habla de rotura completa (o en porcentaje elevadísimo) del músculo.
El esguince de tobillo afecta en especial a los
ligamentos peroneoastragalinos.
→ Esguince: el concepto es el mismo que el de la rotura, aplicado a ligamentos en vez de a músculos. Los ligamentos son bandas rígidas pero de cierta elasticidad que sujetan las estructuras en su sitio. El esguince se produce cuando un ligamento sufre una tracción tan grande que se rompe y no puede recuperar su posición normal. La causa típica es un movimiento brusco que someta al ligamento a estiramiento y torsión.
Al igual que en la rotura fibrilar se habla de grado 1 (como mucho se rompe un 5% del ligamento), grado 2 (40 ó 50%) y grado 3 (de más de la mitad a la totalidad).
Al fallar el ligamento, las estructuras que debería sujetar quedan sueltas y suele habar pequeños desajustes óseos. La articulación afectada se vuelve laxa, inestable o inoperante según la gravedad del esguince. Hay dolor agudo y hematoma en el momento de la lesión, y las molestias van en aumento en las siguientes horas a medida que la inflamación crece.
Luxación de hombro. El húmero
está desplazado.
→ Luxación: también llamada dislocación, consiste en que se separan de forma permanente dos partes de una articulación, esto es, un hueso se "sale del sitio". El hombro es la articulación más propensa a este problema, que ataca más a las grandes articulaciones (hombros, caderas, rodillas, codos, tobillos) que a las pequeñas (como los dedos).
Las luxaciones son el resultado de traumatismos fuertes y pueden ocasionar daños al tejido blando, al arrastrar y forzar ligamentos y tendones hacia posiciones anómalas. También pueden derivarse de un esguince grave.
Una articulación luxada tiene dolor intenso y se queda inmovilizada. Intentar moverla causará más dolor y puede empeorarla. Suele haber deformidad visible a simple vista e inflamación.
En la columna son habituales las subluxaciones, en las que un fallo del tejido blando permite que una vértebra tome una posición desplazada, aunque no tan escandalosa y visible como una luxación de hombro o cadera. Son una versión menor de luxación, pero irritan las raíces nerviosas y generan todo tipo de complicaciones tensionales y posturales.