El Santuario de Nuestra Señora de Valbuena está ubicado en uno de los preciosos vallejos que, a través del arroyo del Prado, descargan sus aguas en el Henares. El entorno lo preside un gran edificio del siglo XVII erigido muy cerca de un manantial de aguas cristalinas que, con toda probabilidad, revela la clave de la importancia del lugar. En toda esta comarca, surcada de importantes vías ganaderas, los manantiales y fuentes han jugado un importante papel para las comunidades que la han habitado. Por ello, no es de extrañar que la leyenda más extendida que explica la ubicación del santuario hable de un pastorcillo al que se le apareció la Virgen y le instó a construir allí mismo un templo en su honor.
El edificio, dotado de una hospedería y una casa del ermitaño, acoge dos romerías al año: una el último domingo de mayo, y la otra la víspera de la Asunción. En ellas se reúnen familias de un gran número de territorios, aunque son 20 los municipios que brindan sin falta sus cruces parroquiales a la patrona. Durante la ceremonia del “saludo”, todas las cruces parroquiales, algunas de las cuales de exquisita factura en oro y plata, chocan sus metales con la de Cendejas de Padrastro, en un símbolo de hermanamiento entre parroquias. Más tarde, a la misa le sucede toda una jornada en la que las familias y amigos comen en la explanada y los merenderos aledaños al santuario entre dulzainas y un ambiente festivo.
Tradicionalmente, se trata de una de las fechas más importantes para la comarca, debido a que era uno de los escasos momentos del año en los que los distintos municipios se reunían, hecho importantísimo para la formación y transmisión de la identidad y la cultura de esta zona de la Sierra Norte. Además, como pasa en otras importantes romerías de la comarca, como la del Alto Rey, la de la Virgen del “buen valle” (de donde deriva Valbuena) goza de muy buena salud, ya que cuenta con cada vez más apoyo de las nuevas generaciones, que ven en estas tradiciones un elemento cultural e identitario digno de ser protegido y transmitido. Aunque estos dos últimos años han sido difíciles debido a la pandemia, el espíritu de Valbuena está lejos de desaparecer, habiéndose conmemorado el día de manera local en cada municipio o, incluso, en la intimidad del domicilio. No es de extrañar, por tanto, que en los próximos años la romería resurja con más fuerza si cabe para alegrar cada primavera a cuantos romeros quieran presentar sus respetos a la Virgen, como un día hizo aquel pequeño pastor.