Es evidente que un país en el que no exista un mínimo entendimiento en lo económico, y en el que los ciudadanos abominan de los políticos y de los jueces no puede ser un país con entidad democrática suficiente.
Ese país es España.
- Aquí nadie es honesto, salvo uno mismo.
- Los políticos son unos zánganos, y nos engañan con sus ocultas riquezas. Las opiniones de los extremos ideológicos son coincidentes y desalentadoras.
- Los jueces son prevaricadores, y dictan sus sentencias en tributo a quienes les han nombrado.
- Todo el mundo desconfía de todo el mundo, y el que no desconfía es un ingenuo.
- Se trata de llegar al poder o mantenerse en él, nunca de coordinarse para conjuntamente solucionar la crisis económica.
- Los parados son espectros, números abstractos, disculpas para atacar al otro. Todo vale, incluso politiquear con la miseria.
- La policía, por supuesto, sigue siendo fascista.
- Es mejor salirse del euro, aunque no se sepan las consecuencias y los ignorantes las inventan y afirman que no sería tan grave, pese a los denodados esfuerzos que vemos de Grecia para no salirse y caer en la bancarrota.
- Cobra fuerza la opinión de que pronto España será intervenida.
- La corrupción es seña generalizada de identidad de España, especialmente la urbanística, aunque también la otra.
- Los nacionalismos y antinacionalismos están exacerbados.
- La educación, una bomba de racimo; los maestros, paganinis.
- La austeridad ha de ser la de los otros.
- Los anteriores nos engañaron. Y los anteriores, y los anteriores; el anterior siempre engaña.
- Lo que no hay es confianza, y eso que la venden en los hiper.
- Los desprotegidos están, legítimamente, que trinan su desesperación, y hablan todo el día de revoluciones hipotéticas deseadas.
- La clase media, la que queda, vive en la indolencia y la complaciente resignación, les basta con decir que todos son lo mismo.
- Los ricos ni están ni se les espera.
- El neofascismo de la mano dura, durísima, avanza y quiere llegar.
- El pasado sigue siendo de plomo.
- La Monarquía fue impuesta bajo coacción. Parte importante del pueblo reclama República.
- La Constitución es papel mojado, y más que acaban de mojarlo recién.
- Los votos no nos representan. No todos los votos valen lo mismo.
- Cunde la desesperanza en nuestra propia estima. (bis)
Everything is Everything