Revista Libros
Letras al carbón de Irene Vasco. Ilustraciones de Juan Palomino. Editorial Juventud, 2015. Colección Álbumes Ilustrados (Aprendiendo a Leer). Cartoné, 26 x 26 cm., 32 pp., 14.90 euros.
Por José R. Cortés Criado.
En un pueblo colombiano, Palenque, nadie sabe leer ni escribir, salvo el tendero que anota en la pared los nombres de sus vecinas y las deudas que tienen contraídas con él.Las letras los acompañan en los periódicos que se utilizan para tapar las rendijas por donde se cuela el viento y para envolver las compras diarias o en los sacos de azúcar que luego se reutilizan para calzones.A ese pueblo alegre y feliz también llegaban cartas, como las que recibía la hermana de la protagonista del relato; Gina sabía que eran de un joven médico que estuvo unos meses en el pueblo, pero desconocía su contenido, pues nadie en casa sabía leer.Por eso, la pequeña de la familia quiso dejar de ser analfabeta y gracias al señor Velandia, el dueño de la tienda, lo consiguió, después se dedicó a enseñar las letras a sus hermanos y amigos escribiendo con un trozo de carbón en el suelo.SI hubiesen sabido leer antes, la vida de Gina hubiese tomado otro rumbo al conocer los secretos de las cartas de aquel joven médico que la pretendía.Irene Vasco escribe con mucha sensibilidad y narra con palabras sencillas una historia muy importante en ese pueblo donde el aprendizaje de la lectura cambió la vida de todos sus habitantes.La autora escribe en la última página sobre el proceso seguido por miles de formadores en los pueblos colombianos llevando la palabra a tantas personas alejadas de la educación reglada.El libro lo dedica a las madres y las bibliotecarias comunitarias que a lo largo y ancho de Colombia le prestaron las historias reunidas en este libro.Las ilustraciones de Juan Palomino complementan al texto y lo acompañan haciendo más agradable su lectura.Los dibujos reflejan la imagen de un pueblo de cimarrones que vive en comunidad con la naturaleza; las plantas y flores impregnan todas las páginas.Los colores son cálidos, destacando sobre fondos blancos o verdes, especialmente cuando reflejan frutas, plantas o vestimenta de los protagonistas.Un libro tierno y amable que no dejará indiferente a los que lo lean o simplemente lo hojeen.