Hablar del tango es hablar de pasión, sensualidad, poesía e historia.
De fecha imprecisa y origen aún más incierto, hay teorías que remiten a sus raíces negras y otras que aseguran su origen inmigratorio. Lo cierto es que a mediados del siglo XIX, los conocidos conventillos de la ciudad de Buenos Aires se llenaban de paisanos, gringos recién bajados de los barcos y porteños de pocos recursos que, quizás para diferenciarse o para generar arraigo, marcaron con impulso propio las nuevas expresiones populares, entre las que destaca el tango.
Mezcla de códigos cerrados y con un lenguaje particular, el tango brotaba en las casas de baile, orillaba el Riachuelo, los boliches de carreros y cuarteadores, y los conventillos del barrio sur.
Sin duda el tango ha traspasado fronteras y hoy se ha convertido en patrimonio de la humanidad y también de la literatura.Hace poco he leído, casi por casualidad, dos libros relacionados con el tango, uno de ellosSeguir leyendo...