Cerrame el ventanal, que arrastra el sol
su lento caracol de sueño,
¿No ves que vengo de un país
que esta de olvido, siempre gris,
tras el alcohol? (Cátulo Castillo – Aníbal Troilo)
Yira… yira… (Enrique Santos Discépolo)
Cuando la suerte, que es grela,
fayando y fayando te largue parao;
cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao;
cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol;
cuando rajés los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar,
la indiferencia del mundo,
que es sordo y es mudo,
recién sentirás.
Verás que todo es mentira,
verás que nada es amor,
que al mundo nada le importa,
yira… yira…
Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor.
Cuando estén secas las pilas
de todos los timbres que vos apretás
buscando un pecho fraterno
para morir abrazao;
cuando te dejen tirao,
después de cinchar,
lo mismo que a mí;
cuando manyés que a tu lado
se prueban la ropa que vas a dejar
te acordarás de este otario
que un día, cansado,
se puso a ladrar.
La canción del linyera (Ivo Pelay – Antonio Lozzi)
Cuando se asoma alegre el sol,
sobre los campos de “El Talar”
Junto a las vías… van los linyeras…
Llevando como el caracol
la casa a cuestas
y al azar
van los linyeras… todos los días.
Ellos no saben de dolor
y en cada boca hay un cantar,
y a gritos dicen… sus alegrías.
Indiferentes al amor
y en el eterno trajinar
ellos desechan… melancolías.
Cuando se asoma alegre el sol,
sobre los campos de “El Talar”
junto a las vías… van los linyeras…
Y al pasar… se oye un peón…
entonar esta canción:
Linyera soy,
corro el mundo
y no sé dónde voy,
Linyera soy,
lo que gano
lo gasto o lo doy.
No sé llorar,
ni en la vida deseo triunfar.
No tengo norte,
no tengo guía,
para mí todo es igual.
Chiquilín De Bachín (Horacio Ferrer – Astor Piazzolla)
Por las noches, cara sucia
de angelito con bluyín,
vende rosas por las mesas
del boliche de Bachín.
Si la luna brilla
sobre la parrilla,
come luna y pan de hollín.
Cada día en su tristeza
que no quiere amanecer,
lo madruga un seis de enero
con la estrella del revés,
y tres reyes gatos
roban sus zapatos,
uno izquierdo y el otro ¡también!
Chiquilín,
dame un ramo de voz,
así salgo a vender
mis vergüenzas en flor.
Baleáme con tres rosas
que duelan a cuenta
del hambre que no te entendí,
Chiquilín.
Cuando el sol pone a los pibes
delantales de aprender,
él aprende cuánto cero
le quedaba por saber.
Y a su madre mira,
yira que te yira,
pero no la quiere ver.
Cada aurora, en la basura,
con un pan y un tallarín,
se fabrica un barrilete
para irse ¡y sigue aquí!
Es un hombre extraño,
niño de mil años,
que por dentro le enreda el piolín.
Naranjo en flor (Homero Expósito -Virgilio Expósito)
Era más blanda que el agua,
que el agua blanda,
era más fresca que el río,
naranjo en flor.
Y en esa calle de estío,
calle perdida,
dejó un pedazo de vida
y se marchó…
Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir
y al fin andar sin pensamiento…
Perfume de naranjo en flor,
promesas vanas de un amor
que se escaparon con el viento.
Después…¿qué importa el después?
Toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado,
eterna y vieja juventud
que me ha dejado acobardado
como un pájaro sin luz.
¿Qué le habrán hecho mis manos?
¿Qué le habrán hecho
para dejarme en el pecho
tanto dolor?
Dolor de vieja arboleda,
canción de esquina
con un pedazo de vida,
naranjo en flor.
Afiches (Homero Expósito – Atilio Stampone)
Cruel en el cartel,
La propaganda manda cruel en el cartel.
Y en el fetiche de un afiche de papel
Se vende la ilusión, se rifa el corazón.
Y apareces tú
Vendiendo el último jirón de juventud
Cargándome otra vez la cruz.
Cruel en el cartel
Te ríes corazón…
Dan ganas de balearse en un rincón.
Ya da la noche a la cancel
Su piel de ojera
Ya moja el aire su pincel
Y hace con el la primavera.
Pero que! Si están tus cosas
Pero tu no estas
Porque eres algo para todos ya
Como un desnudo de vidriera.
Luche a tu lado para ti, por dios,
Y te perdí…
Yo te di un hogar,
Siempre fui pobre pero yo te di un hogar.
Se me gastaron las sonrisas de luchar
Luchando para ti
Sangrando para ti.
Luego la verdad
Que es restregarse con arena el paladar,
Y ahogarse sin poder gritar
Que yo te di un hogar.
Fue culpa del amor,
Dan ganas de balearse en un rincón.
Balada para un loco (Astor Piazzolla – Horacio Ferrer)
Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en vos. . . Cuando, de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizón en el viaje a Venus: medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi libre levantada en cada mano. ¡Te reís!… Pero sólo vos me ves: porque los maniquíes me guiñan; los semáforos me dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares. ¡Vení!, que así, medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita, y te digo…
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao…
No ves que va la luna rodando por Callao;
que un corso de astronautas y niños, con un vals,
me baila alrededor… ¡Bailá! ¡Vení! ¡Volá!
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao…
Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;
y a vos te vi tan triste… ¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí!…
el loco berretín que tengo para vos:
¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sábana vendré
con un poema y un trombón
a desvelarte el corazón.
¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad…
¡Ya vas a ver!
Salgamos a volar, querida mía;
subite a mi ilusión super-sport,
y vamos a correr por las cornisas
¡con una golondrina en el motor!
Del Vieytes nos aplauden: «¡Viva! ¡Viva!»,
los locos que inventaron el Amor;
y un ángel y un soldado y una niña
nos dan un valsecito bailador.
Nos sale a saludar la gente linda…
Y loco, pero tuyo, ¡qué sé yo!:
provoco campanarios con la risa,
y al fin, te miro, y canto a media voz:
Quereme así, piantao, piantao, piantao…
Trepate a esta ternura de locos que hay en mí,
ponete esta peluca de alondras, ¡y volá!
¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!
Quereme así, piantao, piantao, piantao…
Abrite los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir…
¡Vení, volá, vení! ¡Trai-lai-la-larará!
¡Viva! ¡Viva! ¡Viva!
Loca ella y loco yo…
¡Locos! ¡Locos! ¡Locos!
¡Loca ella y loco yo!
Jacinto Chiclana (Jorge Luis Borges – Astor Piazzolla)
Me acuerdo, fue en Balvanera,
en una noche lejana,
que alguien dejó caer el nombre
de un tal Jacinto Chiclana.
Algo se dijo también
de una esquina y un cuchillo,
los años no dejan ver
el entrevero y el brillo.
¡Quién sabe por qué razón,
me anda buscando ese nombre!
me gustaría saber
cómo habrá sido aquel hombre.
Alto lo veo y cabal,
con el alma comedida;
capaz de no alzar la voz
y de jugarse la vida.
“Nadie con paso más firme
habrá pisado la tierra,
nadie habrá habido como él
en el amor y en la guerra.
Sobre la huerta y el patio
las torres de Balvanera,
y aquella muerte casual,
en una esquina cualquiera”.
Sólo Dios puede saber
la laya fiel de aquel hombre
señores, yo estoy cantando
lo que se cifra en el nombre.
Siempre el coraje es mejor
la esperanza nunca es vana
vaya, pues, esta milonga,
para Jacinto Chiclana.
Cordón (Chico Novarro)
Viejo cordón de mi vereda…
Paredón de suelas, tropezón de amor.
Mientras nadie habla de vos
mientras nadie te recuerda
sos el costado que encierra,
por derecha y por izquierda,
un siglo de procesión.
Sos la escolta sin barullo
de un barrendero y su orgullo,
de un trasnochado botón.
Duro, como el alma de un frontón
sos un penal, de curdas y mosquitos,
largo y pisoteado cinturón
de una ciudad, que va creciendo a gritos.
Si te habrás mamado de alquitrán,
de pucho y celofán, de correntadas,
panteón de rata enamorada
que cruza sin mirar, el callejón.
sobre el almanaque de tu piel
corrió la miel, de trompos y monedas
viejo cordón de mi vereda,
la luna y el hollín te hicieron gris.
Contame un poco más, del tiempo aquél,
en que el tranvía te afeitaba
cuando la noche era un festín,
de taco y de carmín, en la enramada.
Hablame del zaguán, el verso aquél
que se llevó la alcantarilla
si en este mundo sin orillas
el único peatón sos vos.
La tarde (Atahualpa Yupanqui)
Va rejuntando sus cobres
Sobre los campos la tarde.
Alarga su sombra el árbol
Como queriendo fugarse.
Hacia los montes vecinos
Pasan volando las aves
Y la perdiz silba tímida
Oculta en los pajonales.
Mi guitarra lentamente
Cuelga su canto en el aire
Mientras rejunta sus cobres
Sobre los campos la tarde.
Pasa un jinete de sombra
Llevando en ancas la tarde,
La va a esconder en la sierra
Donde no la encuentre nadie.
Al abrigo de una choza
Ha de vivir su romance
Sobre un poncho de misterio
Detrás de los pedregales.
Mi guitarra lentamente
Cuelga su canto en el aire
Mientras se pierde el jinete
Llevando en ancas la tarde.
Campos de la patria mía
Distancia, amor y paisaje,
Qué hermoso es vivir cantando
Junto al adiós de la tarde.
Zamba del laurel (Armando Tejada Gómez – Gustavo Leguizamón)
Si lo verde tuviera otro nombre
debería llamarse rocío
si pudiera crecer desde el agua al laurel
volvería a la infancia del río.
En lo verde laurel de tus ojos
el misterio del bosque se asoma
y la vida otra vez vuelve flor de tu piel
bajo un sol de muchacha y aroma.
Déjame en lo verde
celebrar el día
porque por lo verde
regreso a la vida
yo muero para volver
juntando rocío en la flor del laurel.
Si lo verde supiera tu nombre
la ternura no me olvidaría
porque viene de vos puro y simple el verdor
como el simple verdor de la vida.
Se me ha vuelto cogollo el silencio
de esperarte a la orilla del río
y me gusta saber que un aroma a laurel
te llenó de rocío el olvido.
Vendrás con el mar, las uvas y el sol (Gian Franco Pagliaro)
Hay un perfume de flores recién nacidas hoy, en el aire.
Y un verde muy verde
un verde fuerte intenso prepotente
que cubre todos los árboles y todas las plazas de la ciudad.
Es tiempo de primavera mi amor, y yo ya pienso en ti.
En las olas que año tras año te dejan puntualmente sobre la arena de mi playa impaciente.
Hecha espuma, viento marino, gaviota y a veces…
un pequeño caracol…
Ya te veré salir de nuevo,
salir del agua bronceada muy sonriente despreocupada.
Ya te veré de nuevo jugar y correr descalza bajo el sol.
Ya besaré tu pelo negro,
tu cuerpo adolescente, tu juventud,
tu boca de coral, tu piel con gusto a sal cada atardecer…
A veces pienso si vendrás a veces, sólo a veces.
Yo sé que vendrás.
Vendrás con el mar, las uvas y el sol
con las primeras olas.
Vendrás para volver de nuevo a sonreír
para olvidar el gris de la rutina
el gris multiforma
ese gris insistente y siempre presente
como el tiempo.
Como un triste recuerdo.
Querida (Sandro)
Mira como está de alto ese árbol
que plantamos tiempo atrás,
recuerdo que feliz estaba,
mientras tú me asegurabas: «crecerá»…
Era apenas una rama tierna,
frágil, tan pequeña como tú…
Ella fue creciendo fuerte,
y hoy está de pie viviendo, más no tú.
Al mirarlo te recuerdo, más lo pienso
y no comprendo porque así…
Es que los ángeles del cielo
te llevaron de mi lado, sin volver…
Si toda vida fue tu vida,
si eras luz que encendía mi existir,
ya todos son recuerdos tristes
que tan sólo borrarías tú aquí…
Querida, te extraño y no sé vivir
sin ti a mi lado, yo quiero morir.
Fuiste mía un verano (Leonardo Favio)
Hoy la vi, fue casualidad,
yo estaba en el bar, me miró al pasar,
yo le sonreí y le quise hablar,
me pidió que no, que otra vez será,
que otra vez será, que otra vez será…
Tierno amanecer, sé que nunca más…
Como olvidar tu pelo, como olvidar tu aroma,
si aún navega en mis labios, el sabor de tu boca…
Cada piba que pase con un libro en la mano,
me traerá tu nombre como en aquel verano.
Fuiste mía un verano solamente un verano,
yo no olvido la playa ni aquel viejo café,
ni aquel pájaro herido que entibiaste en tus manos,
ni tu voz ni tus pasos se alejaran de mí.
La princesa dorada (Tanguito – Pipo Lernoud)
La dorada princesa del verano entre los iluminados,
su sol amarillo, caleidoscopio de hojas de oro,
y lágrimas que ríen.
El tiempo se detiene y cuando nadie maneja el aire,
una magia nueva se produce…
una magia nueva,
una balsa nueva.
Yo no estoy aquí, sólo mi sonrisa me delata
pero yo miro desde todas partes a la princesa
que se mueve entre estrellas de corderoy azul
con la soltura de quien no tiene errores.
Ellos le hablan y la contestación
es sólo brillo de los ojos.
La princesa se da vuelta como un guante
y sigue sin adentro ni afuera.
Cuando la princesa habla, vos la oís en tu mente,
y el fauno se despierta y baila una danza…
una danza roja, desconocida pero eterna.
Mariposas de madera (Miguel Abuelo)
Mariposas de madera
yo te voy a regalar
a ver si te guardas algo
y no lo largas a volar.
Mariposas de alas de agua
no te quieras escapar.
Si te busco no te encuentro,
cuando te encuentro no estas.
Oye amigo
toma la red.
Vamos al rio
ven a pescar.
Oye amiga
dame la mano
que ya es hora
de caminar.
Muchacho (Moris)
Muchacho… pronto amanecerá…
Y que olor a tango antiguo que me larga la ciudad.
Amaneceres con taxis, colectivos de paseo…
Y ese viento frío y nuevo, que mañana no estará.
Muchacho… pronto amanecerá…
Y el verano está escondido detrás de algún edificio…
Y tu cama está vacía.
Y tu casa está dormida.
Y no sabe de tus noches, de tus noches en la esquina…
Muchacho… pronto amanecerá.
Y el día no espera a nadie, y crece como un niño hasta el atardecer…
Volverá el verano pronto…
Y las noches serán tuyas,
De esa vida en las esquinas,
Que sólo tú la conoces.
Hoy todo el hielo en la ciudad (Luis Alberto Spinetta)
El hielo cubre la ciudad
el cielo ya no existe aquí
Un congelado amanecer
tiñe de blanco hasta mi hogar
Cuando la luz ya no puede llegar
la gente en vano se pone a rezar
No es el diluvio, no es el infierno
voy a perforar el hielo
voy a remontarme al cielo
para observar hoy todo el hielo en la ciudad
Siendo las doce en mi reloj
parece haberse puesto el sol
Inmóvil ha quedado un tren
entre el hielo de la estación
Mientras no hay nadie que pueda ayudar
los niños saltan de felicidad
No es el diluvio, no es el infierno
voy a perforar el hielo
voy a remontarme al cielo
para observar hoy todo el hielo en la ciudad.
Que el viento borró tus manos (Emilio Del Guercio)
Era una chica que voló
vio florecer la luz del sol
y no volvió
El tiempo comenzó a pasar
las frutas no brillaron más
y el sol se fue, y llovió
Donde estas ahora
que el viento borró tus manos
dónde estás ahora
tu cara es muy gris
tu imagen se va
Temprano fue el atardecer
el patio no la llama más
en su lugar
quizás esté sentada aquí
en una silla de algodón
para mirar y mirar.
Catalina Bahía (Miguel Cantilo)
Catalina tenía la rutina
Del eterno crepúsculo en la piel
Su comarca de sexo en una esquina
Sus hectáreas de pecho en un vaivén
Catalina sabía el argumento
De la sábana rota por amor
Me soplaba la letra con su aliento
Y nos iba surgiendo esta canción
Labio sobre labio, sobre labio
Y la península mía
Beso contra beso, contra beso
Y tu bahía
Cuando se hacen las dos de la mañana
Cuando se hacen las cuatro del amor
Sus pupilas se hamacan porcelana
En ojeras de rímel y carbón
Catalina de fuego y nicotina
Esperando volver a comenzar
Bocanada profunda que ilumina
La mirada marrón de par en par
Labio sobre labio, sobre labio
Y la península mía
Beso contra beso, contra beso
Y tu bahía
La mirada en el techo de los días
La ceniza en el suelo del pudor
Y su nombre arrugado en una silla
Su apellido tendido del balcón
Encendé la fogata que combina
Mi melena, la tuya y la del sol
Un retrato de fuego, Catalina
Con rutina de lento caracol
Labio sobre labio, sobre labio
Y la península mía
En tu bahía.
Natalio Ruiz (Carlos Piégari – Charly García)
Y cuando pasó el tiempo
alguien se preguntó
a dónde fue a parar Natalio Ruiz,
el hombrecito del sombrero gris.
Caminaba por la calle mayor
del balcón de su amada
a su casa a escribir
esos versos de un tiempo
que mi abuelo vivió.
Dónde estás ahora, Natalio Ruiz
el hombrecito del sombrero gris?
Te recuerdo hoy, con tus anteojos,
que hombre serio paseando por la plaza!
De qué sirvió cuidarte tanto de la tos?
No tomar más de lo que el médico indicó
cuidar la forma por el qué dirán,
y hacer el amor cada muerte de obispo,
y nunca atreverse a pedirle la mano,
por miedo a esa tía con cara de arpía?
Y dónde estás? A dónde has ido a parar?
Y qué se hizo de tu sombrerito gris?
Hoy ocupas un lugar mas
acorde con tu alcurnia
en la Recoleta.
Llorando en el espejo (Charly García)
Te siento respirar
lejos de tu lugar
hoy tuve un sueño con vos,
¡Qué locos éramos los dos
en los buenos tiempos!
Vos deseabas salir
de tu eterno jardín,
yo de mi tonto fulgor,
cuando encontramos era el fin
y la vida el motor.
La línea blanca se terminó
no hay señales en tus ojos
y estoy llorando en el espejo
y no puedo ver.
A un hábil jugador
trascendental actor
en busca de aquel papel
que justifique con la acción
toda fantasía.
Que toca el saxofón
mientras su inspiración
baila tu forma de ser
que desintegra con un blues
esta oscura prisión.
Del gemido de un gorrión (Carlos Mellino)
De las líneas de su mano
voló un gorrión
y un grito de madrugada
de pronto tuvo su voz.
Tendido en el empedrado
un borracho lo bebió
para robarle los sueños
que con sus manos ganó.
Yo volé con él.
Yo grité con él.
Y soñé también.
Sabor amargo el que tiene
un gemido de dolor.
Mi pueblo estaba gimiendo
y hubo quien no lo escuchó.
De las líneas de su mano
voló un gorrión.
Y fabricaba su casa
con promesas de cartón.
Su mujer le pidió un hijo
y el hijo le pidió amor.
Los tres gimieron un día
por un futuro mejor.
A mi cama (Roque Narvaja)
Tiendo y destiendo mi cama
sacudo pedazos de sueños en llamas
sombras delatoras de amor
ocultan su cara.
Cae una sábana blanca
como la nevada
cae en la montaña
y caigo en la cuenta
de tus manos blandas.
Torre de Babel cuadrada
como Penélope teje angustiada
y desteje mi desnudez
acobardada.
Mi cama sabe
todo lo que soy y puedo ser
y no me dejan,
mi cama sangra
cada tajo que me espantan
y por la noche
me acuna y canta.
Abro una puerta de gasas
le entrego mi cuerpo
ella me abraza
y guardo los puños hasta mañana
bajo la almohada.
Es mi madre necesaria
remedo de tumba
perra guardiana
mientras susurra su nana
afila las zarpas.
Tiendo y destiendo mi cama
aparto la mies de la cizaña
y por un camino de nada
regreso a casa.
Canción para carito (León Gieco – Antonio Tarrago Ross)
Sentado solo en un banco en la ciudad
con tu mirada recordando el litoral
tu suerte quiso estar partida
mitad verdad, mitad mentira,
como esperanza de los pobres prometida.
Andando solo bajo la llovizna gris
fingiendo duro que tu vida fue de aquí
porque cambiaste un mar de gente
por donde gobierna la flor
mirá que el río nunca regaló el color.
Carito, suelta tu pena,
se haga diamante tu lágrima
entre mis cuerdas.
Carito, suelta tu piedra
para volar como el zorzal
en primavera.
En Buenos Aires los zapatos son modernos
pero no lucen como en la plaza de un pueblo
dejá que tu luz chiquitita
hable en secreto a la canción
para que te ilumine un poco más el sol.
Cualquier semilla, cuando es planta, quiere ver
la misma estrella de aquel atardecer
que la salvó del pico agudo
refugiándola al oscuro
de la gaviota arrasadora de los surcos.
Carito, yo soy tu amigo,
me ofrezco árbol
para tu nido
Carito, suelta tu canto,
que el abanico en mi acordeón
lo está esperando.
Mañana en el Abasto (Luca Prodan)
Mañana de sol, bajo por el ascensor,
calle con árboles, chica pasa con temor.
No tengas miedo, no, me pelé por mi trabajo,
las lentes son para el sol y para la gente que me da asco.
No vayas a la escuela por qué San Martín te espera,
estás todo el día sola y mirás mi campera.
Tomates podridos por las calles del Abasto,
podridos por el sol que quiebra las calles del Abasto.
Hombre sentado ahí, con su botella de Resero,
los bares tristes y vacíos ya, por la clausura del Abasto.
José Luis y su novia se besan ahí por el Abasto,
yo paso y me saludan bajo la sombra del Abasto.
Parada Carlos Gardel, es la estación del Abasto,
Sergio trabaja en el bar en la estación del Abasto,
piensa siempre más y más, será por el aburrimiento.
Subte Línea B y yo me alejo más del cielo,
ahí escucho el tren, ahí escucho el tren,
estoy en el subsuelo, estoy en el subsuelo.
Historia de Mate Cosido (Adrián Abonizio)
Sentado entre maderas
y flores caen
la llama del tabaco
y la cruz de los barcos.
Allá lejos cuando salen
de la iglesia los compadres
se sientan a jugar,
al sol.
Una fiesta cuesta arriba
hubo anoche y en la esquina
amaneció lloviendo.
Sentado entre maderas,
y las flores caen,
la llama del tabaco,
y la cruz de los barcos.
Si las luces de este pueblo,
te preguntan como he muerto,
deciles: que no sabes.
Mi revolver, mi campera,
mi hacha, mi trampera,
mis viejos perros, mi prontuario.
Tenés que estar prevenido,
un día la lancha, va a llegar,
me quedare tan tranquilo,
me cambiare de camisa
y de puñal,
para que un oficial escriba
en el parte de salida, un ahogo
se ganara un ascenso
como padre de familia,
para que un oficial escriba
en el parte de salida, un ahogo
lo contara en la guardia, que no tembló.
Para que el rio se detenga
a la hora señalada, llegará
como una puñalada
como una mano más.
El viejo Matías (Víctor Heredia)
La lluvia y el viento eran dos hermanos
corriendo furiosos por el terraplén
y en un banco oscuro, mojado y mugriento,
él se acomodaba su uniforme gris.
El viejo Matías duerme en cualquier parte,
un fantasma errante le toca la piel,
pero cuando llueve sus despojos buscan
la estación de chapas de Paso del Rey.
Es cuco de niños y de no tan niños
su figura triste cruzando el andén,
porque nadie ha visto sus ojos cansados
la cruz del olvido temblando en sus pies.
A veces murmura cosas incoherentes,
habla de la guerra, imita al cañón,
y otras veces pone en sus ojos un niño
y acuna en sus brazos su bolso marrón.
Cuando llegan los trenes repletos de obreros
se pone contento, brilla su mirar,
Gorrión de la tarde, quiere hablar con todos,
y después se queda solo en el andén.
Se queda mirando las vías vacías,
la luz que se pierde del tren que pasó,
y después se aleja murmurando cosas,
el viejo Matías, ogro del lugar.
El ferroviario (Jairo – Salzano)
Yo soy el ladrón de trenes
que está en la fotografía
reclamado vivo o muerto
por toda la policía.
Mirando bien el retrato
no salgo favorecido
y llevo la barba crecida
parezco un hombre jodido.
No crean lo que están viendo
y vayan a preguntar
en el barrio me conocen
yo soy un tipo legal.
Mi abuelo, mi padre y yo
los tres fuimos ferroviarios
pero pararon los trenes
porque eran deficitarios.
No se anduvieron con vueltas
dejaron todo desierto
el Mitre quedo vacío
y el Belgrano medio muerto
¿Qué es lo que hace un ferroviario
cuando le quitan el tren?
Primero se vuelve loco,
después empieza a beber.
No sé si estaba borracho
la noche en que decidí
robar la locomotora
y volverla a conducir.
La pinté de azul y blanco,
le saqué brillo al cromado
cualquier ferrocarrilero
estaría emocionado.
Llevo diez días fugado
me sigue la policía,
y ellos rodean Hernando
yo estoy en Jesús María.
Cuando se acaben las vías
tendrán que leer los diarios
yo no pienso recular
palabra de ferroviario.
Canción del pescador (María Elena Walsh)
Pez de platino,
fino, fino,
ven a dormir en mi gorro marino.
Perla del día,
fría, fría,
ven a caer en mi bota vacía.
Un delfín
que toque el violín
voy a pescar con mi red marinera,
y me espera
para bailar,
loca de risa, la espuma del mar.
Feo cangrejo,
viejo, viejo,
ven a mirarte el perfil en mi espejo.
Flaca sirena,
buena, buena,
ven a encantar mi palacio de arena.
El niño alado, la sirena y el marinero (Fito Páez)
Del alto cielo, de las estrellas
de las entrañas de la bondad.
Un niño alado volvió a la tierra
y hoy despacito se dormirá.
Sobre la cola de una sirena,
cabellos rubios, ojos de sal.
Su marinero no la perdona
lo dejo solo en altamar.
Loco marinero,
desgraciado, pendenciero,
tu sirena hecho a volar.
No te dejará, no te dejará.
Y cuando el niño abrió sus brazos
el marinero lloro y lloró.
Y la sirena, de firme cola,
de sus dos hombres se enamoró.
El niño alado, el marinero
y su sirena, los tres están.
En alto cielo, en las estrellas
navegan juntos, navegarán.
Todos los días un poco (León Gieco)
Si una estrella más cayó
este cielo llora
si nadie reclama luna y luz
este mar ya se secó.
Si un beso es uno más
esta boca espera
si una campana no suena
el silencio se durmió.
Llaman y llaman las flores al sol
juegan y juegan todos los días al amor
si no me llamas como hace la flor
te iré olvidando todos los días un poco.
Si un año más pasó
la vida es más corta
si no sacudes al tiempo
ni un intento queda en vos.
Llaman y llaman las flores al sol
juegan y juegan todos los días al amor
si no me llamas como hace la flor
me iré muriendo todos los días un poco.
Los pueblos de gesto antiguo (Hamlet Lima Quintana – Tacún Lazarte)
Me gustan los pueblos chicos de gesto antiguo
Son gente que da la mano y saluda al sol
Que sabe ganar la vida y ganar la muerte
Allá me voy a vivir
Con gente que planta un árbol y enciende amor.
Me iré por aquel camino que lleva al pueblo
Que crece entre la ternura que da el maíz
Me iré con la lucha a cuestas y el alma abierta
Allá me voy a vivir
Con toda la fuerza antigua de mi raíz.
La gente estará cantando la vida nueva
Que esta creciendo en los pueblos chicos
Los pueblos de gesto antiguo
Con gente que da la mano.
Me voy a cantar con ellos hasta que el alba
Rocié el campo de aroma puro.
Sencillo como la lluvia
Profundo como la paz.
Los pueblos de gesto antiguo se dan la mano
Los pueblos se dan la mano para vencer
Los pueblos que van creciendo como los vientos
Allá me voy a vivir
En ese pueblo tan chico que va a nacer.
Solo se trata de vivir (Lito Nebbia)
Dicen que viajando,
se fortalece el corazón
pues andar nuevos caminos
te hace olvidar el anterior,
Ojala que eso pronto suceda
así podrá descansar mi pena
hasta la próxima vez.
Y así encuentras una paloma herida
que te cuenta su poesía de haber
amado y quebrantado otra ilusión.
Seguro que al rato estará volando
inventando otra esperanza
para volver a vivir.
Creo que nadie puede dar,
una respuesta, ni decir
qué puerta hay que tocar
creo que a pesar de tanta melancolía
tanta pena y tanta herida,
solo se trata de vivir.
En mi almanaque hay una fecha vacía
es la del día que dijiste,
que tenías que partir,
debes andar por nuevos caminos,
para descansar la pena
hasta la próxima vez.
Seguro que al rato estarás amando
inventando otra esperanza,
para volver a vivir.
Volver en vino (Horacio Guarany)
Si el vino viene, viene la vida
vengo a tu viña tierra querida,
Quiero morirme cantando
bajo tu parra madura
y que me entierren al alba
regao de vino mi tumba.
Si el vino viene, viene la vida
vengo a tu viña tierra querida,
Quisiera dejar mis huesos
bajo cielo mendocino
que mi sangre y mis cenizas
vuelvan camino del vino…
Qué triste ha de ser morirse
y no volver nunca mas
pero es tan linda la vida
pero es tan churo el camino
que si me muero algún día
entiérrenme en Mendoza
en San Juan, allá en La Rioja
o en Cafayate la hermosa
que en vino habré de volver
y cuando lloren las viñas
para que rían los hombres
he de volver en las copas
y habré de mojar las bocas
de mis viejos compañeros
o tal vez de la que quiero
y no me pudo querer
y en una noche de farra
cuando llueven las guitarras
si ven al vino llorar
déjenlo llorar su pena
que en la lagrima morena
como nunca he de cantar…
La vida es un vino amargo
dulce en jarra compartida
que los que nadan pa dentro
se ahogan solito en la vida.