Imágenes de Borja Yagüe.Usadas con permiso del autor.
Hace tiempo escuché que una buena canción debe ir siempre hacia arriba y cuando no pueda subir más, entonces dejarse caer y dar paso a un momento de reflexión.
“Allegretto” de Borja Yagüe hace exactamente eso.
Siendo una de las primeras publicaciones de la editorial Babylon, y más en concreto la primera de este joven como autor aunque anteriormente ya ha hecho sus pinitos profesionales, nos llega una historia cargada de sentimiento, dulzura y un simple amor tan cierto como todos los que hemos tenido.
La narración comienza con dos trabajadores de una funeraria y los problemas que están teniendo para con un fallecido (al que han medido mal y no entra en su féretro), un par de personajes que estarán de fondo y proporcionaran el alivio cómico en los momentos más necesarios y de ellos pasamos a Santi, el auténtico protagonista de esta historia.
El joven está solo, él y su teléfono, ya que (lo descubriremos al nada de comenzar la obra) su novia ha fallecido y no puede evitar culparse. Se considera, al menos en parte, de lo sucedido o por lo menos de no haber valorado todo lo que tenía. Realmente solo necesita desahogarse y cuando no logra contactar con ninguno de sus amigos hablará con María, alguien a quien realmente no conoce y que se convertirá en su más cercana confidente.
De esta forma, solo por el móvil, se desarrollará una fantástica relación igual de intensa que breve, y es que a veces la vida nos lleva justo al lugar en el que debemos estar.
Si bien es cierto que, en algún momento, el dibujo se puede mostrar algo inseguro también lo es que está dotado de un gran dinamismo (se nota que su autor ha trabajado en la animación) y que se ha realizado un cuidadoso diseño de personajes, ya que tras su apariencia caricaturesca se nota que todos ellos tiene un fondo bien construido.
Quizá lo más importante en este “Allegretto” sea la capacidad de Borja Yagüe para lograr transmitirnos la tristeza de su protagonista, el amor que su novia sentía por él, lo especial que ella era y más todavía el profundo cambio de Santi según van pasando las páginas, hasta comprender realmente que lo mejor de la vida es la vida misma.
Si tuviera que definir lo que he leído, con el permiso de Ismael Serrano, sería como “una dulce y tierna historia de amor”