El Gobierno español está pensando en levantar el veto a la vacuna de la varicela, Varivax, del laboratorio Sanofi Pasteur, Merck, Sharp & Dohme (MSD). Hace dos años detectó que estaba produciéndose un abuso en su utilización y la “recluyó” en los hospitales para casos excepcionales.
El calendario de vacunaciones recomendadas del Ministerio de Sanidad indica que se puede inmunizar contra la varicela en España a partir de los doce años de edad o en casos de riesgo. Pero existe una fuerte campaña de lobby promovida por el fabricante contra la decisión oficial. De fondo, claro, los intereses comerciales pues al laboratorio productor de dicha vacuna lo que le interesa es intentar sobrevacunar a la infancia contra la varicela sin justificación científica.
En este post lo explico bien: ¿Es bueno vacunar de la varicela a los recién nacidos? Como comento en él, la ficha técnica del fármaco es clara al respecto y habrá que respetarla, toda vez que está hecha con los datos que proporciona el productor de la vacuna.
La Comisión de Vacunas de la Red Española de Atención Primaria elaboró en septiembre de 2013 un documento que en un lenguaje sencillo y con documentos científicos explica los pros y los contras y el resultado demuestra que la decisión de sanidad es correcta. La vacuna ayuda a conseguir éxitos a corto plazo pero puede provocar problemas mayores en el medio y largo plazo.
Hay padres y madres que, aconsejados por sus pediatras, que sí recomiendan su uso, acuden a farmacias de Portugal y Andorra, donde la vacuna sí está disponible, para comprarla (cuesta unos 70 euros cada una de las dos dosis). Me pregunto dónde se informan esos pediatras porque si Sanidad decide algo en función de lo que comunica el propio fabricante sobre su producto y hay pruebas de que es mejor actuar como se está haciendo…
El pasado martes hubo una reunión entre representantes del Ministerio y de la Asociación Española de Pediatría en la que trataron sobre la vuelta de la vacuna a las farmacias para su libre dispensación. El problema es conocido: los abundantes conflictos de intereses entre muchos miembros de dicha sociedad profesional y los laboratorios fabricantes de vacunas, entre ellos el de la varicela.
Así, una decisión correcta puede verse modificada con la correspondiente presión planificada que sigue la siguiente trayectoria: El laboratorio decide intentar subvertir la norma; pone a trabajar a “sus” asociaciones de profesionales del ramo. Muchos pediatras (otros no) entran en el juego, ya sea por interés personal o ideológico “vacunas todas, para todos y cuanto antes mejor” y aconsejan a sus pacientes vacunar.
Las familias, conducidas por el miedo y la incertidumbre, acuden a las farmacias a pedir el tratamiento. Las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas, sin fundamento científico pero por interés electoral (y porque tienen contactos poco transparentes con los lobbistas de los laboratorios de manera cotidiana) piden al Ministerio que levante el veto.
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