Napoleón decidió vender una superfície de más de dos millones de kilómetros cuadrados por dos razones principales: llenar sus arcas nacionales y poner ese terreno fuera del alcance de sus enemigos británicos.
Jefferson, no sin oposición interna, consiguió hacer prevalecer su intención de adquirir Louisiana y acordó la compra en 15 millones de dólares. Se adquirieron más de dos millones de kilómetros cuadrados de territorio, en su mayoría inexplorado, que comprendía los estados actuales de Arkansas, Missouri, Iowa, Minnesota, Dakota del Norte y del Sur, Nebraska, Oklahoma, Kansas, grandes zonas de Montana, Wyoming, Colorado, y lo que es el actual estado de Louisiana que incluía la ciudad y el puerto de la incipiente Nueva Orleans. Y más aún, puesto que esta enorme extensión de ricos valles, montañas, bosques, y ríos, hacía más cercana la posibilidad de unir las dos costas oceánicas cumpliendo así con un "destino manifiesto" que, por primera vez, tenía opciones de hacerse realidad.
Pero tal como se ha comentado antes, esta gran superficie estaba practicamente inexplorada. Sólo algunos tramperos y cazadores se habían atrevido a remontar el Mississippi y el Missouri y las historias que se contaban eran contradictorias y poco fiables. Se hacía imprescindible obtener un conocimiento exhaustivo de la realidad geográfica del territorio recientemente adquirido. Había que cartografiar el terreno, explorar, y entrar en contacto con las tribus indias que las habitaban como paso previo para una gran colonización.
Jefferson tenía claro que iba a enviar a una expedición oficial para realizar la ardua tarea de explorar la Lousiana y nombró a uno de sus hombres de confianza para dirigirla: Meriwether Lewis. El capitán Lewis era secretario privado de Jefferson y se caracterizaba por su espíritu inquieto y aventurero, además de ser un erudito en varias áreas de conocimiento a sus 29 años.
Lewis escogió, como segundo al mando de la expedición, a un amigo personal (también virginiano), el teniente William Clark, que tenía amplios conocimientos de cartografía y una voluntad a prueba de hierro. Después de ampliar conocimientos técnicos en Philadelphia, se dirigieron a Saint Louis (Missouri), que sería el campamento base y lugar de reunión y adiestramiento para los expedicionarios. Allí pasaron el otoño-invierno de 1803 y 1804 preparando todo el equipo y formando una tropa de 34 miembros (entre los que se encontraba un único hombre de color llamado York, que era el esclavo personal de William Clark).
El 14 de mayo de 1804, un barco y dos piraguas inciaron el remonte del río Missouri. La expedición sólo sufriría una baja a lo largo del trayecto y ésta se dio en agosto cuando el sargento Charles Floyd falleció probablemente a causa de una apendicitis. En invierno ya llegaron a territorios de la actual Dakota del Norte donde convivieron con las tribus Mandan.
En Dakota, la expedición también entró en contacto con un trampero francocanadiense llamado Toussaint Charbonneau que estaba casado con una mujer india, de sólo 16 años, llamada Sacagawea. Ella sería pieza clave en los meses y años posteriores puesto que su amplio conocimiento del terreno la convirtió en la mejor guía posible para Lewis & Clark. Sacagawea, que había tenido un niño ese mismo invierno, tenía un empuje y un coraje fuera de toda duda y condujo a los expedicionarios a través de pequeños senderos que atravesaban las duras cimas de las Rocosas de Montana.
Ella tenía un motivo personal muy importante para internarse en aquellas tierras. Quería volver a encontrase con su tribu de origen de la cual había sido raptada diez años atrás. Su voluntad y determinación era muy consistente y actuó de intérprete, ayudó a aprovisionar a la expedición, y negoció la compra de caballos con las tribus locales una vez tuvieron que abandonar el cauce del río Missouri para adentrarse en las Rocosas.
Las paradojas del destino son, a veces, curiosas puesto que el 17 de agosto de 1805 una tribu de Shoshonis capturó al grupo aunque resultó ser la tribu de nacimiento de Sacagawea y su propio hermano era ahora el jefe. Esto permitió que los indios agasajaran a los exploradores y les proporcionaron lo necesario para completar su andadura por las Rocosas.
Una vez en la vertiente de salida de la cordillera (ya en lo que es el actual estado de Idaho), la expedición pasó por días de dura climatología hasta que el 10 de octubre descubrieron el río Snake que les llevo practicamente hasta las fuentes del Columbia desde el cual navegaron hasta salir al Océano Pacífico a finales de noviembre de 1805.
Pasaron el invierno en la costa del actual estado de Oregon (territorio bajo dominio británico en aquel momento) construyendo un fuerte al que le dieron el nombre de Clatsop. En esos meses Lewis & Clark completaron sus mapas, y catalogaron la flora y fauna que habían descubierto, mientras se refugiaban de las fuertes lluvias que arreciaban en el territorio y que siguen siendo una de las características principales de los estados de Oregon y Washington.
El 23 de marzo de 1806, la expedición inició el camino de regreso que fue bastante más accidentado en cuanto a encuentros hostiles con tribus indias. El caso más evidente fue el de los Pies Negros que tuvieron varias refriegas con los hombres de Lewis resultando dos de los indigenas muertos en dichos enfrentamientos. Lewis tuvo que llegar a recorrer 150 kilómetros en un día para salir del territorio de una tribu que siempre fue hostil hacia el hombre blanco.
El grupo de Clark (se dividieron para explorar más terreno) tuvo también pequeñas escaramuzas con los Crows pero, sin embargo, éstos fueron bastante más "suaves" y sólo les robaron la mitad de sus caballos. Reunidos ambos grupos en la confluencia de los ríos Yellowstone y Missouri, consiguieron llegar a Saint Louis en septiembre de 1806.
En dos años y cuatro meses de expedición, habían recorrido más de 12000 kilómetros en los cuales habían elaborado mapas detallados, detalles de la flora y fauna existente, características de las tribus indias y diarios llenos de más información que hablaban con profusión de los múltiples recursos que ofrecía el territorio adquirido. Los informes le fueron presentados a Jefferson y éste se vio reafirmado en su sólida convicción de que la compra había sido un éxito total abriendose, por primera vez, la que pasó a llamarse como la Conquista del Oeste.
Hablo de este hecho histórico tan importante en un blog de cine porque ha sido un acontecimiento representado en películas y documentales siendo la versión más conocida, hasta la fecha, Horizontes Azules (The Far Horizons). Esta película fue estrenada en 1955 y estaba protagonizada por Fred McMurray (Lewis), Charlton Heston (Clark), y Donna Reed (Sacagawea). Es un film meritorio para la época con buena utilización de escenarios naturales pero considero que estuvo bastante alejado de la realidad de la expedición, con numerosos sucesos alterados, y un tono general que poco tenía que ver con la epopeya original.
Creo fervientemente que una historia como ésta, tan apasionante, merece una nueva versión más realista, ambiciosa y con grandes recursos. Es un gran argumento que contar y el cine es el mejor vehículo posible para hacerlo. Valdría la pena que algun estudio apostara por esta epopeya y se decidiera a hacer una gran película con esta magna aventura.
A veces, hay hechos reales que se llevan una y otra vez al cine, consiguiendo que el público llegue a cansarse con las aportaciones de unos y otros sobre una misma historia. En este caso, nos encontramos con lo contrario, sólo una gran propuesta realizada hace más de cincuenta años. Por tanto, reivindico la expedición de Lewis & Clark como merecedora de una versión cinematográfica hecha desde el sistema de producción actual. Creo que Christian Bale como Meriwether Lewis y Patrick Wilson en el papel de William Clark serían idoneos para dar vida a ambos exploradores.