Ha pasado ya más de una semana desde que entró en vigor la nueva ley “antitabaco”. Se me ocurren algunas reflexiones:
-La ley llega tarde y además es incompleta por no decir cínica ya que no se puede fumar en bares pero sí puede expenderse tabaco debido a que las máquinas que lo ofrecen continúan en los mismos.
-En este mismo blog y en otros foros se ha planteado si la ley no será totalitaria. Creo que todas las leyes tienen algo de totalitario. Si fuéramos todos razonables no harían falta leyes… y probablemente seríamos más aburridos.
-Creo que toda persona tiene derecho a maltratarse como quiera. Respeto el extraño gusto de los fumadores. Yo el tabaco lo odio desde que tengo uso de razón tras ver fumar a mi madre en casa (y en todas partes) como posesa. Siempre me ha dado asco pero respeto, repito, a quien fuma. Pero entiendo que se regule pues fumar es una actividad en la que no se pone sólo en jaque la salud de uno sino la de los que rodean al fumador y ahí entra en juego el derecho a la salud de quienes no fuman.
-También está el derecho de cada propietario de bar o restaurante a decidir si en su local se fuma o no (bueno, estaba, ahora ya no). Creo en ese derecho y lo que hemos hecho algunos hasta ahora era intentar evitar los bares llenos de malos humos (algunos más estrictos dirán que mejor evitar todos los bares). Un amigo me decía el otro día que entrar en un bar y que alguien te fume al lado y te eche el humo es como si ahora que no se puede fumar entras a tomar un vino en una tasca y el de al lado te tira a drede vino encima. A casi todo el mundo esto le parecería una provocación pero hasta ahora la mayoría no se extrañaba de dicho comportamiento aplicado al tabaco.
-No entiendo que existan restricciones a fumar en clubs de fumadores y sociedades gastronómicas siempre que lo acuerden sus usuarios y tomen las medidas adecuadas para no intoxicar a nadie (si es que esto es posible) ya digo que me parece respetable, cada cual que haga con su salud lo que le de la gana.
-En el fondo existe cinismo por parte del gobierno o de quienes gestionan el Estado pues si fumar es tan probadamente malo como sabemos quizá lo que habría que hacer sería prohibir fumar, al menos como se hace ahora. Y por supuesto perseguir a los fabricantes del producto nocivo. Es lo que se hace con los medicamentos que matan o dañan la salud de las personas. Y lo que sucede con numerosas sustancias químicas tóxicas y otras fuentes de contaminación o peligro para nuestra salud. O con las llamadas drogas ilegales.
-Así que algo de autoritaria sí tiene la medida pero lo cierto y lo digo sin acritud es que apenas he conocido fumadores verdaderamente comprometidos con el derecho a la salud de quienes les rodeaban cuando fumaban (es más en la familia la lucha para que no fumen quienes lo hacen al menos delante de los niños la seguimos perdiendo). Un autoritarismo que de manera paradójica beneficia a todos, fumadores y los que podemos tomarnos un vino donde antes no lo hacíamos. Los usuarios del tabaco por lo que veo ahora sí que son más respetuosos. Los que parecen que se van de rositas de nuevo son los productores, a sabiendas, de cigarros cargados de sustancias adictivas y tóxicas. ¿Podrían fabricarse cigarros ecológicos?