Ley de oferta y demanda

Fotografía: Luis Pérez Armiño

La obsolescencia ya no es una mera cuestión tecnológica. Ahora se ha convertido en asunto ético e, incluso, moral. En la lógica dialéctica que acontece en estos comienzos del siglo XXI la confrontación ya no es una cuestión de horizontalidad que enfrenta tendencias extremas entre izquierda y derecha; hoy en día, se ha tergiversado ese orden de conflicto hasta enfrentar los conceptos amplios de arriba y abajo. Pues bien, en el centro de la disputa se encuentra la excesiva mercantalización de todo a manos de los que se encuentran en la cúspide social. En un principio, se sometió a las leyes de oferta y demanda el trabajo y el tiempo de la gran base social; posteriormente, para obtener esos recursos – trabajo y tiempo- con un menor coste y un mayor beneficio, los autoridades políticas y económicas procedieron a articular las estrategias básicas para la comercialización a bajo precio de la dignidad humana; por último, en vista a las enormes ganancias obtenidas mediante la compra – venta de los principios básicos que definen a la persona, se entendió lo necesario de ofertar la esperanza como último bien del que obtener algún tipo de rédito. Leer más en El ostracismo de Caronte