Cuenta la tradición china que una vez existió una muchacha llamada Lili recién casada que tuvo que convivir con su esposo y suegra bajo el mismo techo. La relación entre ambas mujeres se hizo insostenible en poco tiempo. Las peleas y reproches continuos se sucedían día tras día. Tanto fue así que la joven Lili desesperada se lo contó a su padre y él le remitió al Sr. Huang, quien le facilitó unas hierbas para envenenar poco a poco a la suegra.
El Sr. Huang recomendó a Lili que pusiera una pequeña cantidad en cada comida. También debía cambiar su actitud, hacerse más amigable, más comprensiva con su suegra a fin de evitar sospechas cuando ella muriera envenenada. Lili obedeció siguiendo a rajatabla las recomendaciones del Sr. Huang.
Tras seis meses de envenenamiento, Lili se dio cuenta que la convivencia en casa había cambiado drásticamente. No había discusiones ni peleas, se entendía con su suegra como si fueran madre e hija. Entonces se arrepintió de haberla dado durante todos aquellos meses el veneno. Apesadumbrada, acudió nuevamente al Sr. Huang para tratar de enmendar su error y que le diera el antídoto de las hierbas a fin de evitar la muerte inminente de su suegra.
Fue entonces cuando el sabio le desveló el secreto. “Estimada Lili, puedes estar tranquila. Las hierbas que te di no son más que vitaminas. El veneno estaba en su mente, en su actitud, y tú has sido capaz de cambiar ese odio por amor con tu comportamiento hacia ella”.
¿Qué os parece la historia de Lili y su suegra? Es una bonita metáfora que me recordó a la historia de Arancha que os adelanté la semana pasada en Facebook, ¿recordáis? Nos encargó dos colgantes de Libélula de la Suerte en Plata para sus dos nueras.