Revista Música

Leyendas del rock andaluz en la presentación de Arabiand Rock

Publicado el 24 mayo 2010 por Enriquealcina
Leyendas del rock andaluz en la presentación de Arabiand Rock Qué noche la del viernes noche. Observen la foto de Juanma Mateos, de Jeré. Leyendas del rock andaluz en la presentación de la asociación Arabiand Rock, ahí va un texto locati, pronto la crónica de urgencia. ¿Urgencia? Lo bueno de llevar varios días de retraso, siglos en algunos casos, es que se lleva uno pocos disgustos.
MANIFIESTO DE LO VERDE
 
 
Los hombres (y mujeres) de las praderas son los únicos que están en el rollo. Así comenzaba, cuarenta años atrás, el Manifiesto de lo Borde. Los pioneros del rock andaluz, los sevillanos Smash, ponían letra a la música del momento. ¿De qué momento? Ni flamenco-pop ni blues aflamencado. "Sólo puede uno corromperse por el palo de la belleza", apuntaban. Tantos siglos después, como si hubieran pasado por encima de esta tierra dos o tres huracanes devastadores y un tsunami de ignorancia y desolación, perviven los hombres malvados de las montañas, el ipc joroba a los hombres de las cuevas lúgubres y los mendas de las cuevas suntuosas nos han arrebatado hasta la dignidad. Pero estamos vivos, el rock sigue vivo, a duras penas, y la afición no olvida. Perdona pero no olvida. Lejos de caer en la nostalgia y la autocompasión, esta nueva asociación sólo pretende reivindicar lo que es nuestro, conservar, mantener, promocionar y dignificar el rock con acento andaluz. Mirar atrás sin ira y refundar el ritmo del sol creciente, rendir tributo a los precursores y escuchar como merecen a los artistas de nuevo cuño. Recordar para avanzar. Adelantarse al pasado, que ya es futuro, y gritar si hace falta a los cuatro vientos. La antigua música progresiva, que se adentró sin avisar en el sur del sur merced a las ondas hertzianas de los yanquis y de los aventureros que cruzaban océanos de incomprensión mutua, huye de etiquetas pero se resiste a convertirse en música retrógrada. Ni mucho menos. El mundo ofrece mil caminos, la transición emocional no ha concluido, por fortuna viven los supervivientes de una época imposible y están aquí para contarlo. Nos faltan Julio, Jesús, Tele. Pero aún gozamos de la presencia de Antoñito, Gualberto, Eduardo, Manuel, Marcos, Fopiani, el Niño, Pepe, Chano y tantos otros. Para ellos, para los amigos desconocidos y para los que esperan en alguna esquina del silencio, vaya esta manifestación de arte con denominación de origen. Pasaron las modas, el olvido envolvió dogmas, esquemas y arquetipos que parecían eternos. Cualquier tiempo futuro puede ser de puta madre, con perdón, y cobarde el último. Mientras que el planeta huye hacia adelante por mor de la avaricia de los hombres chungos de las urbes, listo de papeles y sin esperanzas de encontrar la senda correcta, derrotado por sus propios miedos, queda gente que se resiste y canta el manifiesto de lo verde contra los bordes del maldito parné y la vanidad de cartón piedra. La Tierra cambia de formato a la velocidad del rayo, los discos serán cuadrados e invisibles, los diarios llorarán sangre en lugar de tinta, todo el mundo sigue colgado de la red y unos cuantos valientes engendran una asociación para mantener viva la llama del disco, el concierto y la esencia de la música de la tierra, que no es otra que la música del alma de Andalucía y todo el que quiera sumarse al pequeño pero grandioso Al Andalus. Más acequias y menos rotondas, más carne con papas y menos pamplinas. Ahora que el lenguaje del rollo navega a la deriva tras ser arrollado por convenciones y corporaciones dermohistéricas, desvirtuadas tantas palabras y actitudes de la rebeldía transformada en snobismo, ya no vale pedir, ni exigir, ni reclamar. Simplemente tomemos lo que es nuestro. La libertad que entonces llamaba a la puerta. Hoy todo vuelve a ser de color. Caben aún muchas preguntas en el aire. Esta tierra de poetas y juglares, de certezas y misterios, siempre supo hermanar tradiciones y revoluciones.

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