Revista Cultura y Ocio

Leyendas relacionadas con la Cueva de Hércules (II)

Por Pablet
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Alfonso X el Sabio llevó también la leyenda a su Historia de España -mandada componer hacia 1275, en la que, según Ramón Menéndez Pidal, (No hizo sino traducir el texto del arzobispo, con alguna notable libertad», desvinculando el palacio del alcázar y manteniendo el paño con la profecía y las figuras:
«De como el rey Rodrigo abrio el palacio que estava cerrado en Toledo et de las pinturas de los alaraves que uio en el panno». «En la cibdad de Toledo avie entonces un palacio que eSlidiera siempre cerrado de tiempo ya de muchos reyes, Jt lenie muchas cerraduras, e el re.",. Rodrigo fizol abrir por que cuedava que yazie i algun grand aver; mas quando el palacio fue abierto nonjallaron i ninguna cosa, sinon una arca otrossi cerrada. E el rey mando la abrir, et nonjallaron en ella sinon un panno en que estavan escriptas letras ladinas que dizien assi: que quando aquellas cerraduras fuessen crebantadas el ell arca el el palacio fuessen abiertos et lo que i yazie fuesse visto, que yentes de tal manera como en aquel panno estavan pintadas que entrarien en Espanna et la conqueririen et serien ende sennores.
El rey quando aquello ayo, pesol mucho por que el palacio Jiziera abrir, efizo cerrar ell arca el el palacio ass; como ec'~tavan de primero. En aquel palacio estavan pintados omnes de caras et de parescer et de manera et de vestido assi como agora andan los alaraves, e tenien sus cabe(¡as cubiertas de tocas, et seyen en caval/os, et los vestidos dellos eran de muchos colores, e tenien en las manos espadas et ballestas et sennas airadas. E el re}' et los altos omnes fueron mucho espandados por aquellas pinturas qye viran. »
Al tiempo que Alfonso X componía su Crónica, el clérigo portugués Gil Pérez redactaba por orden del rey don Dionís una versión en portugués de la obra de Rasis, que ya incluía la leyenda del palacio dc don Rodrigo y que, según Ramón Menéndez Pidal, «contribuyó a que se uniese fuertemente a la historia de Rodrigo» el episodio del palacio encantado de Toledo.

 La Crónica de J 344, también basada en Rasis, seguía recogiendo el robo de la mesa del rey Salomón por los árabes al conquistar Toledo, así como la leyenda de la casa encerrojada -que ha vuelto a dejar de ser palacio-, esta vez reddnda, muy elevada, y que contiene un arca de plata con la profecía y de nuevo está vinculada a la legendaria figura de Hércules.

 «Esta novelización de Rasis -escribía Ramón Menéndez Pida/- representa una renovación completa de la leyenda de Rodrigo entre los cristianos, f. .. J se propagó rápidamente y se impuso a las demás, gracias, sobre todo, a la gran difusión que la "Crónica de J 344" tuvo tanto en España como en Portugal»:
Hercoles fiziera en Toledo, que echase en ella su candado, segund que lo fizieran los otros rre:ves que ante del fueron.» «Despues que todas estas cosas as; avenieron commo avedes oydo, los que guardavan la casa de Toledo venieron al rrey don Rodrigo e dixieron así:» «-Señor, nos venimos a ty a te rrequeryr que tu fagas lo que fizieron todos los rreyes que ante ty rregñaron en España, que a ty conviene de echar el tu candado en aquella casa que Hercoles fizo en Toledo, de que nos avernos la guarda.» 
«E el rrey les pregunto que que casa era aquella de que asi le dezian () por que rraZOf1 avia de echar en ella su candado. E ellos le dizieron:» «- Seiior, esto te diremos nos muy de grado, ca bien sabemos del/o la verJat. Sabe que quando el granl Hercoles paso en España e puso en ella aquellas cosas que todo el mundo sabe, fizo en Toledo una casa tan sotil e por tan ¡;rant maesfria que non te sabremos dezir commo es/echa llin por cuyo seso.
E esta casa es toda rredonda, que sy la vieres, señor, non te pare5rera sinon una cuba que esta levantada sobre el tempano. E bien te podremos dezir en verJat que muchos omnes provaron sy podrian echar por en~'ima desta casa una piedra pequeña, e nunca vimos omne que de la otra parte pudiese pasar. E bien te/azcmos rierto que en todo el mundo non ¡Juedesfallar omne que por su seso te ¡Jodiese dez..ir en que manera esta casa es labrada de dentro. Mas lo que nos veemas de las partes de fuera. eso te podemos bien dez..ir.» 
«Sabe por rierto que en toda la casa non ha piedra que mayor sea por semejar que la mano de un omne; e bien entendemos que las demas son marmo/es; e son tan claras que es tan grant maravilla, e de tantas e tales colores que aduro podredes pensar que ay estan dos nin tres piedras de un color. E son asy satilmente ayuntadas que bien semejaria a los que las viesen, S)' las colores non fuesen, que toda la casa era de una piedra.» 
«Mas las estorias que en ella paresren, esto vos paresreria grave cosa de creer, a menos que lo viesedes. Non creades sinon que son pintadas con tynta, mas las piedras son asi metidas e puestas de tal figura que vos semejara que nunca en el mundo ovo buena cavalleria de que ally non aya la estoria.
E esta casa es asentada sobre quatro leones de metal tan grandes que esto es gran! maravilla, entender commo fueron fechas. ¿Que vos diremos señor, otra cosa desta casa, sinon que entendemos que non ha en el mundo omne que solamente !lOS podiese contar riertamen!e las maravillas que son vistas defuera?» (fig. 7.2). 
«E despues que Hereoles fizo esta casa e en ella una puerta non muy grande, entro dentro e metlo en ella non sabemos que, nin entendemos que o)' ha omne en el mundo que lo sepa, nin que ninguno lo supiese, sinon el. E de!:Jpues que esto ovo fecho e se sullio fuera, fizo echar en lu puerta un candado de oro tan sotilmente commo vos podedes veer e escrivio en la puerta letras muy bien tajadas de oro e de azul que dizen: "YÓ defiendo que ninguno non sea tan osado, por fuerra nin por seso que aya, que esta puerta abra". E estas letras estavan enrima del candado.
E enfon del avia otras que d~zian asi: "Non sea ninguno tan osado, de los que agora son nin de los que despues venieren, que abra esta puerta por veer esta casa. E mando e rruego a todos los rreyes que despues de mi venieren, que echen en esta puertu sendos candados e que la fagan guardar asi {'ommo yo faria ".» 
«E des¡Jues que esto ovo fecho, dio la llave de aquel candado a un sobrino que avia nonbre Espan, que fue rrey de España despues del. Eeste Espan, despues que rregño, fizo muy bien guardar la casa e echo en ella su candado en la puerta. E despues que esto ovo fecho, tomo doze omnes de los mejores que a esa sazan y avia, e dioles las llaves de la casa e fizolos jurar sobre la iee que guardasen sienpre bien aquella casa e que, en todo tienpo que ellos pudiesen, que nunca aquella puerta fuese abierta. E fizo jazer al conrejo de Toledo juramento que, luego que alguno de aquellos daze omnes que avian la guarda de la casa muriese, que luego otro pusiesen en su lugar, segund mandara Hereo/es, por tal guisa que la casa fuese siempre bien guardada,>
«E quando el rrey don Rodrigo ayo dez;r tantas maravillosas cosas de aquella casa, penso en so coraf'on que eslava en el! algund grant thesoro ascondido o otras algunas cosas de fuerte secreto, pues Hercoles la mandara guardar con tanta femenr;ia. E commo era omne de grant coraron, dixo que lo non faria, mas que queria saber en toda guisa lo que yazia dentro en ella. E ellos dixieron que se guardase mucho de lo fazer, mas que fiziese lo que jizieron los otros rreyes. E el rrey don Rodrigo les dixo:» «- Dexad vos agora desto, que yo fare, lo mas édo que yo pueda, commo la vea.
E entonr;e fare lo que me semejare.» «E non les quiso dar otra rrespuesta; e ellosfueronse syn otro rrecabdo.» 4 ... J Ya avedes oydo desuso en esta estoria commo los que aguardavan la casa de Toledo venieron al rrey don ~odrigo, que echase en ella su candado, e de la rrespuesta que del ovieron. Mas el non lo olvido el fecho de la dicha casa e de las grandes cosas que della dixieron, fuese alla por la veer. E quando la vio, fue maravillosamente espantadq de las cosas que en ella paresr;ian, ca muchas e mas estrañas cosas eran en ella vistas que aquello que les los guardadores avian dicho.» «E despues que la bien miro, enb;o por todos los de su consejo commo entendia que en aquella casa estava grant thesoro que Ercoles en ella av;a metido, e que su voluntad era de la abrir por veer lo que dentro estava.» 
«E ellos todos comunalmente le dixieron que lo nonfiziese, que non avia por que lo fazer lo que los otros rreyes nunca tentaron de fazer. E el rrey don Rodrigo dixo:»
«- En esta casa non yaze si non aver o encantamentos. E si es aver, tomarlo he: e si son encantamentos, yo seguro so que me non pueden enpesr;er. Pues non he y que temer.» «E quando ellos vieron que tanto en corar;on lo avia, dixieronle:»
«- Señor, vos podedes fazer lo que quisieredes, mas esto non sera por nuestro consejo nin por nuestro mandado.» 
«E el mando que traxiesen las llaves de los candados. E commo venieron sin ninguna detenenria, fue a las puertas de la casa e fizolas quebrar. Pero esto fue con grant afan, ca tantas eran las llaves de los candados que era maravilla. E despues que la puerta fue abierta, entro dentro e! e pie('a de sus privados. E la casa, que de fuera pares('ia rredonda, fallaron un palario en quadra, tanto de una parte commo de otra, tan maravilloso que non ha omne en el mundo que lo viese que lo podiese deÚr. Ca una de Las quadras del pala~'io era asi blanca que la nieve lo non podria mas ser; e la otra quadra del palario, que era en derecho della, era tan negra commo una cosa muy negra que mas non podiese ser; e la otra parte era tan verde emnmo una muy verde esmeralda o otra cosa que de verdura non podiese ser venrida; e la otra parte del pala"io, que era en contra desta, era tan clara commo si fuese un fino cristal que mas non podiese ser. E semejava que en cada una de las partes del palario non avia mas de sendas piedras; e de quantos en el palcu;'io eran, non fue ninguno que supiese dezir que piedra con piedra y oviese ayuntada, ,ún que lo pudiese departir. E todos tovieron que aquel palaf,-'io era la mas maravillosa cosa que nunca vieron, ca eran en e! tantas e tales maravillas quales nunca fueron vistas en otro palario. Ca en todo el non avia solo un madero. E asi commo de la parte de fondon era muy hien llano, asi vieron que de la parte de encima era muy plano e llano, mas que avia )' finiestras por que entra va tanta claridad por que hien podian veer quanto y avia.» 
«E pues que muy bien vieron commo el palario era fecho, tovieron mientes e non vieron ninguna cosa, sinon que en medio del vieron estar un estello non mu)-' grueso; e era todo rredondo e era tan alto como un omne; e avia en el una puerta muy soti/mente fecha e asaz pequeña e, enrima della, letras gruesas que dezian;
"Quando Hercoles fizo esta casa, anda va la era en quatro mill e seys años". E despues que la puerta abrieron, fallaron dentro letras ahiertas que dezian: "Esta casa es de las maravillosas una de las que fizo Hercoles". 
E despues que estas letras leyeron, vieron en el estelo una casa fecha en que estava una arca de plata. E esta era muy bien fecha a oro e a plata e a piedras preciosas, e tenia un candado de aUafar tan noble que era maravilla; e avia en el letras gruesas que dezian: 
"El rrey en cuyo tiempo esta arca fuera ahierta, non puede ser que non vea maravillas ante que muera, S}' Ereoles, e! señor de Greria, sopo alguna cosa de lo que avia de venir". E el rre .. }' don Rodrigo dixo entonre:» «- En esta casa yaze lo que nos demandamos e lo que tanto defendio Hereoles.»
«E entonre quebro el candado con su maneJ, ca non ovo otro ninguno que lo osase quebrar. E despues que la arca fue abierta, non estava en ella sinon una tela blanca pegada entre dos tablas de latan. E despues que las tahlasfueron desplegadas, abrieron la tela e fallaron en ella alarabes figurados, con sus tocas en sus caberas, e en sus manos lanras con pendones, e sus espadas a sus cuellos, e sus vallestas tarsi en los arzones de las sillas. E enrima de las figuras avia letras que dezian: 
"Quando este paño fuere estendido e pares~ieren estas figuras, omnes que andan asi armados tomaran a España e seran della señores",» «Quando vio el rrey don Rodrigo esto, pesole mucho. E todos sus consejeros le dixieron enton~e:» «- Snlor, agora ved lo que vos avino por non nos creer. ¡E que poco preriastes los que fueron ante vos.' E el dixo con muy grand pesar:» «- ¡Non quiera Dios que sea verdat quanto los viejos dixieron! ¿E commo cu."vdades vos que esto non era judgado por mi? E, desde ay mas, non avemos por que nos quexar, pues ya es fecho, ca non puede ser que ya non sea esto que es. Mas de lo que fabla de lo que ha de venir, e esto me pasa muy poco por le cora~on, ca non es cosa de que omne se aya de catar.» «Despues que el rrey don Rodrigo dixo estas palabras e el pala~'io fue aquel dia visto de muchos omnes buenos e todos dixieron que tan sotillavor commo aquella que nunca della oyeranfablar. E el rrey don Rodrigo defendio que non dixiesen cosa alguna de lo que ally fallaron. E de.\pues que todo lo ovo visto, mando muy bien ~errar la puerta del pala~io; e despues fuese para su posada que avia muy rica en Toledo.» 
De la Crónica de 1344 se hizo una Refundición hacia 1440, obra, parece ser, de un judío converso toledano, en la que se añadían algunas invenciones del autor, al igual que en la Crónica Sarracina o Crónica del Rey don Rodrigar con la destruyción de España, de Pedro del Corral, escrita hacia 1430. En esta última, el lugar encantado ya se conocía como la Casa de Hércules; por primera vez aparecía una estatua en su interior; se mantenían los letreros alusivos a Hércules y el arca de plata con la profecía, pero al salir don Rodrigo de la casa un águila le prendía fuego y las aves esparcían las cenizas por toda España:
«De cómo don Rodrigo cató la casa de Ércoles en Toledo, e de lo que en ella falló, e de cómo se quemó la casa después.» «Ansí commo el Rey don Rodrigo se acordó del candado que le fuera demandado que echase a las puertas de la casa que estava en Toledo, quiso ponerlo por obra commo su corarón gelo mandava. E un día fizo venir todos los mayores cavalleros de España que aí eran con él, e fué a verla; e vió que estrañamente avía en ella más maravillas de las que le avían dicho los que la guarda van. E estándola ansí mirando, dúoles: "amigos, en todas las maneras de4,mundo yo quiero ver lo que yaze dentro en esta casa que ercolesfizo".
 E quando los grandes señores que con él eran esto le oyeron, todos le comen~aron a dezir que lo non feziese, ca non avía por qué fazer lo que nunca rey ni césar que señor fuera de España feziera, después de Ércoles acá fasta aquel tiempo.» «E el Rey les dixo: "amigm,:, en esta casa non yaze s/non aver o encantamientos. E si fuere aver, tomarlo he; e si fuere encantamiento, yo bien seguro soy que me non podrá emperer. E pues así es, yo non he que rezelarme". E los cavalleros dixeron: "señor, vosfazed lo que por bien toviéredes; mas esto non lo ¡arés por nuestro consejo ". E quando él vida que todos eran de un consejo de aquello que él querría fazer, dixo: "agora destorve quanto podiere cada uno, que yo non lo dexaré de fazer, por cosa que en ello me avenga a toda mi voluntad".»
«E fué luego a las puertas e mandó abrir todos los candados, e esto con grand trabajo, que tantas eran las llaves e los candados que esto vos sería muy grave de creer si lo non viésedes; e después que fueron abiertos, dió el Rey de la mano a la puerta e entró dentro él e todos los más altos omnes que i estQvan, aquellos que él ovo por bien. E fallaron un palacio fecho en cuadra, tanto de la una parte commo de la otra, en el qual avía un lecho muy guarnido, e echado en aquel lecho una estatua de un omne muy grandes e muy fuerte a desmesura, e todo armado, e tenia el un braro tendido e en la mano un escrito.» 
«E quando el Rey e los que con él eran vieron este lecho e echado en él este omne, fueron muy espantados de lo que queria ser, e dixeron que ciertamente aquel fecho era de las maravillas de Ércoles e de sus encantamientos. E commo vieron el escrito que tenía en la mano, mostráronlo al rey, e el Rey fué a él e tomógelo e abri610 e leyólo, e dezia ansí: "tú, tan osado, que aquí este escrito leerás, para ojo quien eres e cuánto de mal por ti verná,· ca ansí commo por mí fué España poblada e conquistada, ansi por ti será despoblada e perdida.
E quiérote dezir que yo fui Ércoies el fuerte, aquel que toda la mayor parte del mundo conquisté e a toda España, e maté a Gerión el grande, que era señor della, e por mí soLo sojuzgué muchas tierras e conquisté muchos gigantes e fuertes ca valle ros, e nunca fallé quien me conquistase, fueras la muerte. Guarda de ti que farás, que deste mundo al non llevarás sinon los bienes que fezieres ". E leído este escrito, el Rey se turbó mucho, e ya quisiera no aver comenrado este fecho; enpero non fizo senblante que aquello era cosa que le pudiese nuzir; e dixo que non era omne poderoso de saber lo que por venir si non era Dios verdadero. E a todos los cavalleros que aí eran les pesó muy mucho de lo que el escrito dezia.») 
«Esto visto, fueron a ver el otro palario que era tan maravilloso que omne non vos lo podría contar. E los colores que en él estavan eran quatro: la una parte del palario era tan blanca commo la nieve; e la otra parte del palario, que era en derecho de la blanca, era más prieta que la pez; e la otra era verde commo lafina esmeralda; e la otra parte en derecho della era más colorada que la sangre muy clara. E todo el palario era más claro e más luziente que el cristal. E tanto eralermoso e la color dél tan propia, que cada una de las partes paresrÍa que non era más que una piedra sola, que fodos los que uf con el Rey eslavar dezían que non avía aí más de una piedra e que non avíajuntadura ninguna de piedra una con otra. E cada un lien~'() destos quatro se demostrava que toda era una losa; e cada uno destos altos omnes dezían que nunca tal ohraJuerafecha en el mundo, e que la devían tener por cosa señalada en una de las maravillas del mundo. E en todo el palario non avía de dentro nin de fuera madero ninguno nin obra de fuste; e ans[ cammo era llano el suelo, así era llano el cobertor de suso, e esto sin arco. E el cobertor de suso uvíafiniestras tantas que davan grand claridad, por manera que todo se podia ver quanto dentro estoviese, tan claro commo lo de fuera.»
«E después que vieron el palario commo era fecho, non fallaron en él si non un poste e non muy grueso, e todo redondo e tan alto commo un omne comunal; e estava en él una puerta muy sotilmente fecha e ~saz pequeña, e escrita de letras griegas, e dezia en ellas: "cuando Ercoles fizo esta casa, andava la era de Adán en tres mili e seis años". E luego el Rey, asi commo ovo leidas las letras e entendió lo que en ellas dezia, abrió la puerta; e desque abierta, fallaron letras ebreas que dezian: "esta casa es una de las maravillas de Ércoles". E después que las letras avian leido, vieron en el poste una casa fecha en que estava una arqueta de plata, e ésta era muy sotil e fecha de estraña obra e dorada, e toda llena de piedras pre~'iosas de' grand prezio, e estava rerrado con un candado de aljófar e fecho de tal manera que esto era una grand cosa, segund su obra; e estaWln en él letras entretalladas que dezfan: "el Rey en cuyo tiempo esta arqueta fuere abierta, non puede ser que non vea maravillas ante de su muerte. si Ércoles, señor de Grecia e de España, supo alRunas cosas de las que avian de venir "».'
«Et quando el Rey entendió esto, dixo; "dentro desta arqueta yaze lo que yo ando buscando e lo que mucho defendió Ércoles". E el Rey tomó el candado e quebrólo con sus manos, ca otro ninguno non lo osó quebrar. E ansi commo el candado fué quebrado el el arqueta abierta, non fallaron dentro más de una tela blanca e plegada entre dos tablas de alanbre; e ansi commo las tornó desple¡;:ólas e fallaron en ella aláraves en figura, con sus tocas, e en sus manos lanras con pendones, e sus espadas en los cuellos, e sus vallestas tras si en los arrones de las sillas. E encima de las figuras avía í letras que dezian: "quando este paño fuere estendido e parerieren estas figuras, omnes que andarán asi armados conquirirán España e serán della señores".» (fig. 7.3) 
«E ansi commo esto vido el Rey don Rodrigo, pesóle muy mucho de corarón, e a todos los cavalleros que ai eran con él; e dixéronle: "señor, agora podéis ver lo que vos conte"ió, por vos non querer creer a los que vos demostravan la verdad e por preciar poco a los Reyes que ante de vos fueron, que tadosfezieron el mandado de Ércoles e lo mandaron guardar, e vos non lo fezistes ansí". E él tenía el mayor pesar en su corarón commo él nunca toviera; pero comenró de conortar a todos e dezirles: "non quiera Dios que todo sea verdad quanta aquí avemos fallado; e aún vos digo más, si las cosas han de ser C01nmo aquí dize yo non podría estorvar lo ordenado, e yo era aquel que esta casa avía de abrir, e para mí fué guardada. E pues fecho es, no avemas por qué tomar pesar, que no se puede estorvar si ha de venir; e ya por cosa que avenga non me quitare que a todo mi poder yo non destorve lo que Ércoles dize e que la muerte tome por lo escusar. E si todos vos otros ansí fazedes, dudo si el mundo todo nos quita nuestro poder. E si Dios es ordenado, el su poder non ha fuerra nin arte que destorve que las cosas non vengan commo a él plaze".» 
«E desta guisa se salieron fuera de la casa, e el Rey defendió a todos que non dixesen ninguna cosa de lo que allí avían fallado; e mandó rerrar las puertas de la manera que primeramente estavan.» «E non eran bien acavadas de rerrar, quando vieron un águila caer de suso del aire, que parecía que decendía del cielo; e traía en su pico un tizón de fuego ardiendo; e púso[o de suso de la casa, e comenró de alear con las alas; e el tizón con el aire que el águilafazía con las alas comenró de arder, e la casa se enrendió de aquella manera como si fuera fecha de resina, e a bivas llamas e tan altas que esto hera cosa estraña de maravilla; e tanto quemó que en lada ella non quedó señal de piedra, e toda fué hecha reniza. E a poca de ora, llegaron unas aves negras muy grandes e andubieron por desuso de la reniza; e tantas eran que davan tan grand viento de su buelo que se levantó toda la reniza e esparzióse por toda España, cuanto el su señorío era. E muy mucha gente sobre quien caía los lornava tales commo si los oviesen untado con sangre. E esto acaesció todo en un día. E muchos dixeron después que todas las gentes a que aquellos polvos alcan~·aron mue rieron en las batallas que adelante oiredes de quando España fué conquistada e perdida. Estefué el primero comienro de la destruü;ión della.>} 
Y siguieron produciéndose los cambios en la narración, según el gusto y la fantasía de cada escritor. Gutierre Días Gámez, en su Vitorial o Crónica de Don Pedro Niño (1431-1435) parecía dar a entender que conocía la situación de la Cueva y que la había visitado, ya que al referirse a ella decía «la qual está ay dia» y acertaba en que estaba formada «de dos nabes», como es en la realidad; por lo demás, ofrecía una versión en el fondo muy similar a las anteriores, pero cambiando el arca por tres redomas:
«Una casa labrada de muy fuerte labor, de cantos labrados, de dos nabes, la qual está oyen din, .'r'fixole sus puertas muy fuertes cubiertas de fierro, et cerrólas con mil)' fuertes cerraduras, e mandó que ningun rey de los que de.spues dél viniesen que ninguno no fuese osado a abrir aquellas puertas ni entrar en aquel palario so pena de su maldición; mas que luego que el Rey comenzáse a Reynar, que luego pusiese en las puertas un candado sobre los que ende fallase syno que supiese quel dia que las puertas fuesen abiertas que pasarian muchas nariones de gen~ tes de Africa et que destruirian toda la tierra despaña y la ganarian.»
A continuación describía cómo Don Rodrigo pensaba que Hércules 
«abrie alli dexado encerrados muy grandes algas, como él abia sido muy rico e poderoso, y que podrie ser porque no los tomasen los que despues dél viniesen abrie puesto aquel temor y premia; y el Rey don Rodrigo, pensando alli fallar grandes algas, fizo abrir las puertas, no falló cosa de lo que pensaba, mas dizen que falló un arca dentro metida en lugar ascondido, e que estaban dentro della tres rredomas, y que en la una estaba una cabera de un moro, y en la otra una culebra, y en la otra una langosta, et diz que una escritura que dezia que guardasen no se crebasen ninguna de aquellas rredomas, sino la que quebrasen de aquella natura seria destruyda toda la tierra.»
En ese mismo siglo, Alfonso Martínez de Toledo --conocido por el sobrenombre de «Arcipreste de Talavera»-, en su Atalaya de las Crónicas (1443) aumentaba a dos el número de palacios de la leyenda y mencionaba por primera vez una «Cueva». En uno de los palacios deCÍa que Don Rodrigo halló 
«una Estatua de piedra ¡;rande echada en una Cama e tenia un rotulo en la mano que desia que en el tiempo de aquel Rey que abriese aquella Cueva seria perdida Castilla. ¡tem falló en el otro Palacio un Pilar de estatura de un hombre allo e sobre el una arca de Cristal non mucho grande cerrada con un Calnado chico de aljofar, e abrióla e falló den~ tro un paño pintado como de Moros a cavallo e a pie con vallestas, pen~ dones, e Lanzas, e desia al pie de esta guisa: déstos será la gente que ganaran a España. E esto visto ya pesóle al Rey por lo haber avierto e tornó a cerrólo todo como lo falló e fuese. E dizen que descendió luego un Aguila del cielo con un lison de fuego en el pico, y púsole sobre aque~ lla cucba e con las alas encendió el lugar cof! el fuego del fizon e que~ móse toda la cueba e fisose cenisa. E luego vinieron ynfinidas aves del cielo e rehala ron tanto sobre aquellas cenizas, que las derramaron en alto. E vientos se movieron luego a quatro partes que las lanzaron por toda España, e a la persona que tocaban tomabanla benneja como de sangre, e todos los del Re}' e los de la cibdad, e del Reyno que esto vie~ ron, supieron e oyeron, fueron maravillados e espantados.» (fig. 7.4).
FERNANDO ARANDA GUTIÉRREZ JESÚS CARROBLES SANTOSJOSÉ LUIS ISABEL SÁNCHEZ 
https://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2015/09/acueducto.pdf&version;
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