Fuente Imagen: Alison Kolesar – http://alisonkolesar.blogspot.com.es/
Si hay una sección que tenía muchísimas ganas de reabrir era esta. Volveremos a recomendar libros para todas las edades para fomentar la lectura entre nuestros hijos. Así que empezamos!
Fuente Imagen: Alison Kolesar – http://alisonkolesar.blogspot.com.es/
LEER CON ENTUSIASMO
Por Andrea Pérez Latorre de Boolino
Es cierto que leer mejora la escritura, la expresión oral, la ortografía, la capacidad de razonamiento y reflexión y nos da herramientas para pensar el mundo –y a nosotros mismos- de manera crítica y con amplitud.
También es cierto que aunque todo esto es importante, no debería ser el motor que moviera a la lectura; lo verdaderamente importante y lo difícil de contagiar a nuestros hijos es imposible de transmitir con valores. No existe una única y categórica razón por la que leer, y claro que nosotros podemos y debemos tratar de incentivar nuestro gusto por los libros, pero en última instancia son los niños quienes deben descubrirlo por sí mismos.
Maurice Sendak afirmaba que lo que te hace un lector de por vida es el recuerdo de las personas que leen junto a ti en la infancia, una conexión que dura toda la vida y que nos hace volver a los libros con amor y cariño. Es gracias a esta relación con la lectura que un niño o niña, poco a poco, acudirá a los libros con voluntad propia, con devoción, impaciencia y necesidad.
Por supuesto que la función utilitaria de la lectura es necesaria y esencial en la escuela, es práctica para manejarse en el mundo y a través de ella se sientan las bases de un buen aprendizaje, sin embargo, con estos argumentos no seduciremos a un niño para que lea, ni conseguiremos que se involucre en esta experiencia; un niño o niña, para disfrutar leyendo debe, ante todo, divertirse.
La lectura debe ser un acto lúdico. Entendiendo lúdico no como algo bienintencionado, superficial o vacío, sino como un acto que ofrezca un espacio para la imaginación a través de libros que sugieran, que entreguen píldoras de conocimiento -no necesariamente reglado como en la escuela-que el niño o niña tome y utilice según le convenga. Libros que consigan que le pique la curiosidad, de manera que ésta sea la que le permita viajar a otros libros, a otras palabras y a otras imágenes que no conoce y que despierten su interés.
Por eso debemos tener cuidado con el didactismo, sin duda clave en su educación, pero con el que no conseguiremos que un niño o niña lea con entusiasmo. Cuando sean más mayores, y con un bagaje de lecturas importantes, cuando comiencen a preguntarse por aquello que no comprenden, por aquello que les resulta curioso o aquello que desean conocer en profundidad, entonces podrán comprender que no siempre se lee por diversión, que también se lee para descubrir, para aprender, para satisfacer necesidades intelectuales…
Existen tantas formas de lectura como lectores; conseguir que nuestros hijos descubran cómo y por qué leer, son sin duda preguntas complicadas incluso para los adultos, pero que vale la pena tratar de responderse.