La imagen retrata a un chico italiano, ciego y mutilado, leyendo braille con sus labios.
Fue tomada hacia 1945 en un convento de Roma que atendía a niños abandonados o huérfanos durante la Segunda Guerra Mundial.
Entre esta y la siguiente hay apenas 10 años de distancia. Fueron realizadas por la misma persona y muestran no solo dos realidades diametralmente opuestas sino la evolución personal y profesional de su autor y de la sociedad que retrató.
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Slim Aarons fue un fotógrafo estadounidense, conocido por retratar a la alta sociedad y a las celebridades del momento.
Una de sus fotos más famosas es la que recoje a los Reyes de Hollywood, Clark Gable, Van Heflin, Gary Cooper y James Stewart, riendo alegremente durante la cena de año nuevo de 1957 en el Romanoff de Beverly Hills.
Su relación con los famosos de Hollywood del momento fue siempre buena, hasta el punto de que su forma de trabajar y su apartamento sirvieron de inspiración para "La ventana indiscreta" de Hitchcock.
Pero Aarons, antes de vivir del mundo de la farándula, y de ser uno de los pioneros de este tipo de "periodismo", fue fotógrafo de guerra, durante la Segunda Guerra Mundial.
Y esa época me parece mucho más interesante, aunque es verdaderamente difícil encontrar material gráfico de aquellos tiempo. He encontrado una referencia bibliográfica a un libro al que no he podido acceder de ninguna manera: Slim Aarons: from war photographer to celebrity photographer.
Y las búsquedas de imágenes de aquel periodo de guerra no han dado resultados. Se ve que ese material ha quedado sepultado debajo del papel cuché y las crónicas de sociedad.
No puedo reprocharle ese cambio de orientación profesional, si con ello ahuyentó los fantasmas y los horrores vividos durante la contienda.
Y todo esto para mostrarles un documento que refleja aquellos años y que me parece que vale más que mil palabras; palabras que les ahorraré, por innecesarias.
Se trata de un chico italiano, ciego y mutilado, leyendo braille con sus labios.
La imagen fue tomada hacia 1945 en un convento de Roma, que atendía a niños fueron abandonados o huérfanos durante la Segunda Guerra Mundial.
(Foto por Slim Aarons / Getty Images).
De esta imagen, y todo lo que evoca, a las crónicas de la buena vida hay un largo trayecto intelectual y profesional.
Me quedo con la primera época.