Revista Comunicación

Lía en las Highlands

Publicado el 24 enero 2015 por Lya
A ver, aún no me lo he terminado, pero es tanta la emoción que siento que tengo que venir por aquí a contaros. Porque yo saber que estos libros existían lo sabía, lo que pasa es que nunca me había adentrado así de profundamente en estos territorios tan norteños. 
Y, ¿sabéis? Lo que tiene leer un libro de estos es que después eres incapaz de escribir cosas como estas sin ver un doble, triple o múltiple sentido a todo. Adentrarse. Profundamente. Jiji. 
Me centro, me centro. La culpa fue de Bettie, conste. Que si era su libro favorito -en esta temática-, que si su Sin, que si su tal... y yo, ya os digo, novicia en estas literarias y escocesas lides, allá que me fui cual miura en San Fermín. Porque vale, a Outlander le di un tiento tras ver la serie, pero, oiga, no tiene nada que ver. Vale, sale un escocés buenorro y eso, pero digamos que la novela de Diana Gabaldón tiene pretensiones de ser algo más. Histórica, whatever, pero algo más. A ratos lo consigue y ahí está la serie como prueba, que es mucho más que una sucesión de planos calienta hormonas. Otra cosa es que a mí ese libro me dejara fría -literariamente hablando, claro, que una no es de piedra-. Pero como novela pertenece a otra categoría, hay que reconocérselo. 
Nacido en pecado, no. Nacido en pecado es lo que es. 
Lía en las Highlands
Pongo a Joey porque ha sido inevitable recordar aquel capítulo de Friends en el que Joey descubre que Rachel lee literatura, digamos, femenina. Esas caras. Esos oyoyoy. Pues esa he sido yo. Oyoyoyoy. 
¿De qué va el libro, diréis? Sencillo: maromo traumatizado con un pasado que ni ideado por Dickens con depresión, conoce a muchacha mona y asertiva, muy mujer Cosmopolitan (cómo sacar a la diosa que llevas dentro y esas cosas). 
Y claro, pasa lo que pasa. Soportarse se soportan poco pero como están muy buenos, el instinto de reproducción de la especie aparece y aquello es un no parar de ingles que palpitan y entrepiernas que se endurecen. Con mucho trauma y mucho rollo interior todo, conste, a ver si os vais a creer que esto es el fornicio por el fornicio. No. Aquí hay amor y penas profundas (jiji). Y fornicio poco, como lo leéis. Ganas, de aquí a Cuenca, pero lo que es ponerse al asunto, nada. Rien. Por parte de él, que es el traumado, porque ella está que ya no sabe si bailarse una sardana a ver si consigue que el muchacho haga honra al matrimonio. Y ni así. Una pena mora todo. 
Y así me tienen, preocupada seriamente por la salud del chico porque tanto aguantar no puede ser sano y encima con todo lo que lleva pasado... angelico. 
PS: Vale, nunca había leído nada de highlanders tan descarado, pero ahí está La sombra de la noche en mi haber de libros que ponen las hormonas en formación de conga. E incluso, cuando leí el primero de Crepúsculo, ciertamente me emocioné... ¿A nadie se le ha ocurrido poner a un vampiro escocés a protagonizar un libro de estos? Hum....

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