Si bien todos somos conscientes de los efectos de las sustancias y los alimentos tóxicos contra la salud, las emociones tóxicas suelen ser los aceleradores más nocivos del proceso de envejecimiento.
Cada vez que usted se permite albergar sentimientos de resentimiento, hostilidad, remordimiento o aflicción, su vitalidad sufre. Ensaye esta técnica sencilla:
• Busque un sitio tranquilo, siéntese cómodamente y cierre los ojos. • Calme la mente practicando la meditación con los sonidos “so jam” durante unos minutos.
• Después de un rato, lleve su atención al cuerpo y trate de detectar los puntos de tensión o resistencia. Si identifica un punto congestionado, formule la intención de soltar.
• Lleve su atención al corazón y reconozca todas las cosas por las que se siente agradecido.
• Ahora, escuche su corazón y pregúntese, “¿Qué llevo conmigo de mi pasado que ya no me sirve en el presente?”
• Si identifica algún peso en su corazón, formule la intención de soltarlo ahora. Deje ir los resentimientos, los reproches o los remordimientos que pueda tener.
• Mientras libera estas emociones tóxicas, trate de identificar el regalo que se ocultaba en ellas. Por ejemplo, si sufría a causa del comportamiento de alguien, el regalo podría ser haber aprendido a tener más confianza en sí mismo.
• Establezca el compromiso de reconocer regularmente su gratitud y de dejar ir todos los reproches de su corazón. Un corazón agobiado por las emociones tóxicas le impide experimentar la magia, el misterio y la dicha de su momento presente.
Comprométase a dejar ir los resentimientos, los remordimientos y los reproches que le producen mas daño a usted mismo(a) que a cualquier otra persona.
El proceso de liberar las toxinas emocionales es parecido al de liberar las toxinas físicas. Primero debe tener la intención clara de querer reemplazar las emociones que le quitan vida por otras que revitalicen.
El hecho de metabolizar los remordimientos y resentimientos para transformarlos en compasión y perdón puede despertar su cuerpo, su mente y su espíritu a la energía vital primordial, de una manera maravillosa. Escriba la historia de cómo se desarrolló la emoción tóxica, describiendo los sucesos y también lo que usted siente a causa de esa situación.
Los estudios demuestran que llevar un diario sobre las experiencias emocionales perturbadoras sirve para mejorar la función inmunológica y también para ver las cosas con claridad y sabiduría.
En su libro Nonviolent Communication, el psicólogo Marshall Rosenberg enseña un vocabulario emocional para evitar la victimización.
Huya de palabras como abandono, abuso, olvido, maltrato; describa los sentimientos reales de ira, tristeza, soledad y temor a los que dio lugar la circunstancia. Cuando haya escrito sobre las circunstancias que dieron lugar a las emociones tóxicas, practique algún ritual físico con la intención de dejar ir esos sentimientos que se han apoderado de su alma. Respire profundamente, hágase un masaje, golpee una almohada, abandónese en una danza o salga a correr hasta que su cuerpo haya liberado la tensión acumulada con la emoción.
Después, abra su corazón a sentimientos generadores de emociones que reviertan el envejecimiento como el perdón, la armonía, la risa y el amor, en lugar de generar entropía por medio de sentimientos de angustia, resentimiento, remordimiento y desesperación.
Las emociones tóxicas suelen ser los factores más nocivos en la aceleración del proceso de envejecimiento. Comprométase a expulsarlas de su corazón y de su mente