Libérate de las preocupaciones
On 15 de marzo de 2013 by femeninamePronto comenzamos la primavera, los ánimos se revuelven, la crisis, el calor y las preocupaciones que nos abordan en el día a día. Estas preocupaciones son positivas cuando sirven para resolver un problema, pero no lo son cuando solo aportan angustia y estrés. Ampliamos los consejos para liberar tu mente de preocupaciones.
Acéptate a tí misma, admite tus debilidades, ríete de tí misma. Es importante que empecemos a aceptarnos, querernos y valorarnos a nosotras mismas. Si estás insatisfecha contigo misma, te preocuparás por todo y la vida te parecerá un camino lleno de problemas. Sin embargo, si te asumes y aceptas como eres, serás consciente de de los puntos de tu personalidad que debes mejorar y podrás potenciar tus capacidades. Respeta tus necesidades, escucha tus emociones y hazte responsable de tu felicidad. Por otra parte, no hace falta filosofar sobre el sentido de la vida ni responder grandes preguntas existenciales, ni empeñarse en darle una explicación lógica a todo lo que haces. Es mejor fijarnos en lo básico, en lo cotidiano
Practica ejercicio físico. Aunque solo sea unos minutos cada día. En la actualidad existe evidencia que aquellos que llevan una vida físicamente activa pueden obtener una larga lista de beneficios para su salud y todos los profesionales lo aconsejan. Además si estás entrenada físicamente serás capaz de correr a la parada del autobús sin cansarte o jugar con tus hijos con mayor vitalidad. Desde el punto de vista psicológico también nos ayuda a afrontar la vida con mayor optimismo pues nos sentimos más activas.
Saborea los pequeños placeres que tienes a tu alcance. Busca la sencillez. Ya se que, a veces, nos apetecería tirarnos en paracaídas o darnos un baño en una playa del Caribe… pero, mientras tanto, tenemos muchas posibilidades que están a nuestro alcance: escuchar nuestra música preferida, ver el atardecer desde nuestra ventana, tomar un café en una terracita cerca de tu casa… Son pequeñas gratificaciones que están ahí y que no valoramos en nuestro día a día. Mira a tu alrededor y seguro que encuentras estos pequeños placeres que son ya tuyos. Valóralos.
Combate el aburrimiento. Piensa qué te apetece hacer en la medida de tus posibilidades: invitar a tu vecina a casa, irte a dar un paseo al aire libre. Busca siempre ocupar tu tiempo en algo que te guste. Lo esencial es que esos ratos no los desperdicies rumiando problemas que no te llevan a ninguna solución y ya sabes, tu tiempo es muy valioso. Prueba cosas nueva, toma una ruta alternativa para ir al trabajo, escucha música que nunca habías escuchado, apúntate a un curso… Conseguir adaptarse a una nueva situación o nuevos retos te otorgará una sensación de satisfacción y motivación.
No persigas la perfección en las decisiones que tomas, pues vas a perder más tiempo en la decisión, vas a consumir más energía y te va a producir más ansiedad. La perfección no existe y siempre te hará dudar si has tomado o no la mejor decisión. Quédate conforme con las decisiones que tomes, pues aunque no haya sido la más adecuada, te servirá para tomar decisiones posteriores.
Respira bien. Si respiras superficialmente tu organismo recibe menos oxígeno. Toma y expulsa el aire lentamente y a un ritmo constante a través de la nariz. Expande el abdomen, retiene el aire y expulsa poco a poco como si inflaras y desinflaras un globo. Así utilizas mejor el diafragma y te hará sentirte mejor. Si practicas durante unos minutos todos los días la respiración consciente, te acostumbrarás a tranquilizarte ante una situación conflictiva.
Descansa lo necesario. Establece una rutina antes del sueño: pijama, lávate los dientes, crema, una infusión… y a dormir. A nuestro organismo le ayuda hacer siempre lo mismo para que todas estas acciones nos vayan acercando a conciliar el sueño.
Pasa a la acción. Rétate, suéltate, baila, canta, salta, huele, saborea, aprende, disfruta… Recuerda que somos lo que hacemos, no lo que imaginamos que somos.
Libera tu mente!!!