Revista Salud y Bienestar

Libertad de expresión y sistema sanitario

Por Saludyotrascosasdecomer
Libertad de expresión y sistema sanitarioEl pasado mes un director del NHS británico fue expedientado por hacer unos comentarios en facebook en donde decía que muchos de los trabajadores del NHS "son vagos, improductivos, obstinados, militantes, agresivos en todo momento y que no podían conseguir trabajo en cualquier lugar fuera del sector público, donde la mediocridad es muy a menudo protegida por una débil y sin principios política de recursos humanos."
Vamos que se quedó a gusto, al parecer ha debido de armarse parda, y el NHS en su boletín de noticias semanal escribía este interesante artículo que traduzco.
An unproductive point of view
Last month a director of an NHS trust was disciplined for comments he made on Facebook about NHS staff, who were characterised as “lazy, unproductive, obstinate, militant, aggressive at every turn".
You may or may not agree with the point of view, but what do you think about the right to express it?
Most of us are keen on the abstract principle of freedom of speech but balk at the specifics. Say what you like about me unless it’s something I don’t like.
The NHS has developed a corrosive belief in its own virtue and a hyper-sensitivity to criticism, which is bad when it comes from outside but unforgivable when it comes from one of our own.
So the director’s real offence for many people will not be the substance of his comments, but the fact that he dared to make them in the first place.
The collective pride of the NHS and the loyalty of colleagues to each other and the wider organisation are to be cherished, but there are other kinds of group behaviour which are less admirable: closing ranks at the slightest provocation and an inability to distinguish between criticism and persecution.
If the director deserves censure it is not for undermining the morale of colleagues, speaking out of turn or airing an unpalatable opinion, it is for lack of judgement.
The internet gives us all the opportunity to broadcast our opinions to the ends of the earth; it also gives us the opportunity to make idiots of ourselves on a global scale.
The enormous capacity for embarrassment and career-limiting press coverage should be enough to make most people think twice about posting immoderate comments online. The second lapse of judgement was to choose Facebook, the home of high moral purpose and serious debate for the under fifteens. The question is not whether what he said was right nor whether he had the right to say it, but whether it was worth saying. And of course it wasn’t.
We are right to defend the right to criticise, but wrong to extend that right to every rant, whinge and bilious expression of disaffection. If we can’t tell the difference, we really are in trouble.

Un punto de vista improductivo

El mes pasado, un director del NHS fue expedientado por los comentarios que hizo en Facebook sobre el personal del NHS, en dónde los describía como "perezosos, improductivos, obstinado, militante, agresivo en todo momento".
Se puede o no estar de acuerdo con este punto de vista, pero ¿qué piensa sobre el derecho a expresarlo?
La mayoría de nosotros coincidimos en el principio abstracto de la libertad de expresión, el problema viene en lo concreto. Di lo que quieras de mí, a menos que sea algo que no me gusta.
El NHS ha desarrollado una profunda creencia en su propia virtud y una hipersensibilidad a la crítica, lo cual es malo cuando se viene de fuera, pero imperdonable cuando se trata de uno de los nuestros.
Así, para mucha gente, la verdadera ofensa del director no es la sustancia de sus comentarios, sino el hecho de que él se atrevió a hacerlos en primer lugar.
El orgullo colectivo del NHS y la lealtad de los colegas entre sí y la organización en general son que hay que apreciar, pero hay otros tipos de comportamiento de grupo que son menos admirables: cerrar filas ante la menor provocación y la incapacidad de distinguir entre la crítica y persecución.
Si el director merece censura no es por socavar la moral de sus colegas, hablando fuera de turno o aireando opinión difícil de aceptar, es por falta de juicio.
Internet nos da a todos la posibilidad de transmitir nuestras opiniones a todos los confines de la tierra, y también nos da la oportunidad de hacer el tonto a una escala global.
La enorme capacidad de la vergüenza y la limitación cobertura de la prensa deberían ser suficientes para que la mayoría de la gente se lo piense dos veces antes de publicar comentarios en línea inmoderada. El segundo error de bulto fue elegir Facebook, la casa de altos propósitos morales y de debates serios para los menores de quince años. La cuestión no es si lo que dijo estaba en lo cierto ni si tenía derecho a decirlo, la cuestión es si vale la pena decirlo y, por supuesto, no lo valía la pena.
Tenemos razón en defender el derecho a criticar, pero nos equivocamos al ampliar ese derecho a todos los que despotrican, chillan y expresan el descontento con las tripas. Si no podemos expresar las diferencias, estamos realmente en problemas.
¿Nos imaginamos esto en nuestros maravillosos sistemas de salud?, acostumbrados como estamos a ese oficio tan Español de criticar por detrás y callar por delante... ¿qué decís?

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