Heredero directo de la dictadura franquista, el partido Popular parece descubrir ahora los valores republicanos. Tras su decepcionante defensa de la "libertad", cuyo valor redujo al referirlo a tomar cañas de cerveza en las terrazas de Madrid, ahora ha incorporado a su discurso la palabra "igualdad". Y por el bien de España, esperemos que no intente interpretar la "fraternidad" a su manera.
El pasado domingo, estaba un servidor en tierras de la Alcarria, "ese hermoso país al que a la gente no le da la gana ir" (C.J. Cela dixit) entregado al horaciano oficio de cuidar unos árboles frutales, cuando, apenas regresado al tráfago capitalino, me llegan los ecos de una nueva movida madrileña. Al parecer, varios miles de personas (humanas) se habían congregado en la plaza de España (ahí es ná) para escuchar el encendido parlamento de los principales líderes del Partido Popular que reniegan del Parlamento oficial.
Y la verdad es que, a mí, como al forzado de Dragut, es nombrarme lo que viene siendo la patria y se me ponen los vellos como escarpias mientras mis fatigadas neuronas recuperan los versos de esa estrofa gongorina ¡Oh sagrado mar de España, / Famosa playa serena, / Teatro donde se han hecho /Cien mil navales tragedias!
¿Qué nueva tragedia aguarda ahora a esta sufrida Hispania nostra? Me pregunto al saber que Núñez Feijóo, ante decenas de miles de fieles seguidores, ha asegurado que "Vamos a rescatar a España". Ay, ay, ay, cuidado con las carteras, que ya sabemos lo que pasa cuando el Partido Popular se pone a rescatar algo. ¿Recordáis el rescate de la banca que no iba a costarnos nada?
"La libertad se abre camino. Sánchez tiene los días contados y ese final se acerca a gran velocidad", ha apostillado en su intervención en ese mitin Isabel Díaz Ayuso. Escuchando pronunciar esa palabra cómo no sentir un divino arrebato: Libertad, hermoso tesoro de los dioses (Freiheit, schöner Götterfunken) tal como la invoca Friedrich Schiller en su Oda a la libertad Nuestros pies deberían elevarse por encima del nivel del suelo. Máxime cuando sabemos que una líder política, como la popular presidenta de la Comunidad, se ha entregado en cuerpo [de fruta] y alma [de vermú] a realizar una encendida cruzada en pro de la libertad.
Claro que, cuando se plantea la cuestión clave: Libertad ¿para qué? la respuesta del PP es algo dececpcionante, pues se agota en la libertad de beber cañas de cerveza a tutiplén en las terrazas de Madrid.Libertad, igualdad y fraternidad, esos son los tres grandes lemas del ideal republicano. Tal vez los dos primeros pudieran estar siendo objeto de un tardío descubrimiento por un partido que es heredero directo de la dictadura franquista que durante cuarenta años cercenó vidas y libertades en España.
Según parece, la concentración de la plaza de España es el comienzo de la caravana por la "igualdad" del PP: una serie de actos que harán los populares por toda la geografía para comunicarse de manera más cercana con los ciudadanos para combatir contra las "desigualdades" que, a su juicio, La Moncloa está provocando entre las comunidades. "Vamos a rescatar democráticamente este país y restituir la igualdad real entre todos los ciudadanos"¿Pero en qué consiste la igualdad de Feijóo? Porque con él a la cabeza, su grupo parlamentario ha votado en contra de las últimas medidas del Gobierno en materia de reducción de la desigualdad de las personas: desde la subida de las pensiones al salario mínimo interprofesional. "Sé que no es fácil coger un bus a las seis de la mañana o pagarse un avión", ha agradecido el líder popular a los presentes en el mitin, que no venían exclusivamente de Madrid. ¿Acaso pensionistas y trabajadores con ingresos bajos pueden pagarse un billete de avión para escuchar al Feijóo que se opone a igualar, siquiera un poco, esas pagas mínimas?En fin, tras esta precaria interpretación de los dos primeros valores de la trinidad republicana, uno se echa a temblar por si le llega el turno de lectura pepera a la Fraternidad. Porque mucho me temo que pudiera quedar reducida a una hermandad de cofrades nazarenos de Semana Santa. O, mucho peor, a una germanía, que la RAE define como:germanía
Del lat. germānus 'hermano'.
1. f. Jerga o manera de hablar de ladrones y rufianes, usada por ellos solos y compuesta de voces del idioma español con significación distinta de la verdadera, y de otros muchos vocablos de orígenes muy diversos.