Hace unas horas que ha finalizado el partido de vuelta de la final de la Libertadores. El Atlético Mineiro consiguió empatar la final venciendo en el reglamentario a Olimpia por 2-0 y tuvo que esperar a los penalties para voltear definitivamente una última ronda de esta competición que parecía casi perdida después de la renta que se había trabajado el equipo paraguayo. También parecía un ejercicio de fe grande el esperar que revertiera de manera consecutiva una diferencia así, tras haber sacado su pase a la final del mismo modo ante Newell's; pero la grandeza del fútbol reside en gestas como estas.
Y es curioso porque, si bien el Atlético Mineiro no es para nada un campeón sorprendente y no será más de dos los equipos que puedan haber hecho méritos suficientes además de ellos para llevarse el título, el Galo ha sido un equipo que, como siempre me pasa con la Libertadores, muestra dos caras a lo largo de la competición, aunque esta vez con final feliz. Por horarios no puedo hacer un seguimiento exhaustivo de la Copa Libertadores pero noto una tendencia, no infalible pero si común, en la que un equipo que hace una buena primera fase de grupos no consigue ganar el torneo. Es como si en la CONMEBOL la competición empezara realmente en las fases eliminatorias y la de grupos no muestre el potencial real de los equipos. Así, ni Fluminense, ni Cruzeiro, ni Corinthians, ni Gremio consiguieron llegar a la final después de ser los mejores en la primera fase de la Libertadores. Hay que viajar hasta 2008 para ver a un equipo ser el mejor primero y llegar a la final... aunque también para perderla (Flu). Confieso que después de maravillar en la fase de grupos, esperaba que las eliminatorias 'exprimieran' al Atlético Mineiro. Pero no. Y si un equipo, por todo lo que arrastraba a lo largo de las últimas décadas, debía romper con esta impresión, bien lo ha merecido el de Minas Gerais.
Cierto que en la ida de la final y en la semifinal se ha visto un equipo con algo menos de chispa, pero todos sabemos que los campeones, cuando parecen desfallecidos, ven como 'los intangibles' aparecen para decidir en su favor. En el partido que finalizó hace un rato el Galo fue más que Olimpia por actitud, hubiera sufrido menos con algo más de acierto del mismo modo que encontró en Víctor al jugador que mantuvo vivo el sueño en los primeros cuarenta y cinco minutos, factores que suman puntos épicos a lo que podía merecer por el fútbol desplegado hasta no hace mucho y que acaba con una etapa no diré perdedora, pero sí decepcionante en cuanto a títulos.
El Atlético Mineiro de Cuca, de Ronaldinho (cuatro goles y siete asistencias), de Jo, de Bernard, de Víctor... Un justo campeón, sin hacer de menos la tendencia de la Libertadores.