Revista Opinión

Libre, honrado y de buenas costumbres

Publicado el 25 abril 2015 por Habitalia
La Logia incorporará nuevos miembros siempre que éstos sean capaces de asumir los objetivos generales de nuestra Orden, el Derecho Humano, y que son: buscar la verdad, a fin de concretar en la Tierra el máximo desarrollo moral, intelectual y espiritual, no solo para uno mismo, sino también para toda la Humanidad.

El candidato pues ha de tener unas condiciones previas que le permitan abrazar el ideal descrito anteriormente, y esas condiciones deben satisfacer a los maestros y maestras del taller.

Estas condiciones no se concretan ni en los RRGG ni tampoco en la Constitución Internacional. Es necesario ir al ritual de primer grado, al apartado de Pase Bajo Venda, donde se indica que el profano ha de ser libre y de buenas costumbres, sin que sus inclinaciones políticas o religiosas influyan en la decisión final de admitirlo o rechazarlo.

Bastaría pues con que el candidato fuera libre para entrar, en tanto que un ser libre no necesitaría otros atributos, pero se añade ser -de buenas costumbres. Incluso en la tradición masónica siempre se ha requerido otro requisito más: el de honrado ( libre, honrado y de buenas costumbres).

Para llegar a concluir que un candidato es apto, se establecen, tras una entrevista previa del VM, tres aplomaciones independientes realizadas por miembros maestros masones. No siendo suficiente esto, se le hace pasar al candidato por el Pase bajo Venda, en el que, indefenso, sin luz, debe contestar a las preguntas que los miembros le realizan, a fin de concluir que efectivamente es libre, honrado y de buenas costumbres.

Sobre la calidad del candidato y nuestros métodos ha habido mucha controversia interna. Se ha debatido en algunos casos que algún candidato no debería haber entrado. En otros, y en base a creencias particulares, se ha dicho que el candidato debería tener un determinado nivel espiritual, como si la espiritualidad se pudiera medir de algún modo. También se ha comentado, con bastante propiedad, que no basta con ser libre, honrado y de buenas costumbres, requiriéndose que el candidato, adicionalmente, sea trabajador y tenga el deseo de progresar de ir más lejos, de no conformarse.

Decimos LIBRE, pero ¿de qué libertad estamos hablando? ¿Acaso nosotros, los examinadores, somos libres por estar ya en Masonería? ¿No es verdad que el objetivo del masón es convertirse en un ser libre? ¿No es cierto que en ese trabajo nos empeñamos toda una vida? Por tanto ¿qué tipo de libertad estamos exigiendo a un profano para que éste pueda entrar?

La respuesta es evidente. Se exige al profano que sea libre para poder cambiar. Que sea consecuente con lo que ha encontrado tras desbastar su piedra bruta. Que tenga el valor de eliminar o cambiar aquello que le impide ser más libre, aquello que le ata y no le deja cambiar a un mundo mejor.

Buenas costumbres ¿a qué costumbres nos estamos refiriendo? Sin duda alguna a las practicadas en el medio en donde se vive, ya no en el lugar en que se ha nacido, si no en la cultura y sociedad en la que le toca vivir en el día a día.

En el fondo, todo se basa en nuestro lema LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD.

Libertad como aspiración máxima, como capacidad de cambio. Honradez asociada a la IGUALDAD y a la justicia que deben tener nuestros actos. Y, finalmente, las buenas costumbres, en cuanto al respeto debido entre unos y otros, valorando la diversidad como motor de cambio, lo que podríamos asociar con la Fraternidad.

He dicho.

Hno. Luis. Segundo Vigilante


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