La situación actual de las librerías en todo el mundo es dramática, pero dista mucho de unos países a otros. Por ejemplo, en Estados Unidos la crisis de cierres azotó fuerte entre los años 2000 y 2007, cuando cerraron más de 1.000 librerías de las más de 4.000 que tenía el país en la década de los 90. El cierre de la cadena Borders, que en sus buenos tiempos tuvo 256 librerías, y los cierres masivos de tiendas de Barnes & Noble, que llegó a tener más de 1300 puntos de venta (689 librerías y 674 establecimientos en campus universitarios), pusieron al sector contra las cuerdas. Pero la tendencia ha cambiado en estos últimos años y la Asociación Americana de Libreros informa de 2094 librerías independientes abiertas en 2014, cuando en 2009 había 1651, lo que significa un aumento del 20%.
¡Vaya, menuda sorpresa! Cualquiera lo hubiera dicho. ¿Cómo se ha producido esto? Es un fenómeno muy interesante. El cierre de establecimientos de las grandes cadenas, como Borders o Barnes & Noble, han dejado espacio para que surjan y prosperen nuevas librerías independientes, ajenas a las multinacionales del sector, y que han sabido competir mediante innovación, calidad, fondo editorial y trato profesional a las librerías online y las tiendas que quedan de las grandes cadenas.
Este modelo estadounidense de librerías independientes, que es muy pujante y crea oportunidades de empleo y pone los libros cerca de los lectores, a pie de calle, es el espejo en el que se miran las librerías españolas para salir de la crisis y forjar una nueva realidad que las haga competitivas.
¿Cuál es la primera lección que deben aprender las librerías españolas de las estadounidenses? Es muy simple: se trata del fondo editorial, del catálogo de títulos disponibles. La dictadura de las grandes cadenas imponía una serie de títulos todos iguales y una rotación bestial cada poco tiempo. Las librerías independientes estadounidenses han aprendido que deben enriquecer su fondo con autores y títulos de todo tipo de editoriales, de las grandes, sí, pero también de las pequeñas y medianas, de cara a ofrecer una variedad de lectura que llegue a todo tipo de lectores. Si un lector no encuentra determinado libro en su librería de barrio, lo más lógico es que recurra a la compra online, que además es más cómoda y rápida. Las librerías españolas necesitan abrir sus estanterías y escaparates a más libros y editoriales.
El siguiente paso, tanto en Estados Unidos como en España, será la entrada de los autores autopublicados en diversas plataformas y de Amazon, para que el lector pueda elegir entre toda la oferta actualmente disponible, entre las que hay obras con mucha calidad.
Las nuevas librerías independientes deben mantener un fondo editorial diverso y actualizado, en Estados Unidos es así y su expansión crece año tras año. Las lecciones estadounidenses son válidas para otros países, incluido España.
Hay un sector de lectores muy amplio, con un alto nivel intelectual y de lecturas, que busca no sólo el título de moda sino también la novedad editorial de pequeñas editoriales que aúnan calidad literaria y comercialidad, y que ahora encuentran con dificultad en las librerías físicas, por lo que deben recurrir a las librerías online. Si aquellas quieren competir y superar la crisis de ventas necesitan apostar por este modelo independiente que no margine a las editoriales medianas y a autores que no son masivos, pero cuentan con fieles lectores.
Son estas librerías independientes las que han visto aumentar sus beneficios un 8% por encima del porcentaje de crecimiento general del sector librero en Estados Unidos mientras en el resto del mundo, ya sea en Europa, Latinoamérica o Asia, se siguen cerrando librerías a mansalva, aumentando el paro entre sus empleados, y reduciendo sus niveles de ventas. Y esto muy posiblemente porque han decidido convertir las librerías más en un negocio que dedicarse a ello por vocación, como solía ser el caso.
El modelo estadounidense entronca con lo que debe ser una buena librería, con lo que nunca debió de perderse, por eso triunfa y sigue creciendo, pero hay otra lección a aprender. Detrás de esto encontramos que abrir una librería se acomete tanto como una vocación como un negocio, combinando ambos conceptos con habilidad. Luego vemos que hay otras muchas medidas que lo acompañan, como incentivar la lectura, la inversión en cultura, los sellos de calidad, la innovación y la apuesta por los libros y los autores en su sentido más amplio, no únicamente por el circo de los grandes grupos editoriales.
Esto es lo que permite a Estados Unidos mantener un tejido librero envidiable, que compite con las librerías online, mientras el resto del mundo echa el cierre por falta de ventas, de ideas, y exceso de prepotencia intelectual.