Sí, si, esos pequeños muebles de estanterías destinados a albergar nuestros libros en cualquier rincón del hogar. Con poco fondo y altura, las dos claves de su éxito, se cuelan por recibidores, pasillos, cocinas, salones, dormitorios (nos gustan especialmente como mesillas de noche), y no hay lugar de la casa que se les resista. Coquetos, pizpiretos y sabedores del tesoro que acogen entre sus baldas, nos sorprenden con su encanto para recordarnos, a cada paso, que un libro es el mayor de los tesoros.
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Un mueble auxiliar perfecto para nuestros libros, y no sólo para ellos.... ¡También caben detalles decorativos! ¿No os parece?