Libreros de Nueva York, Un paseo por la nostalgia

Por Victor Fernández.

Podríamos decir que Libreros de Nueva York (D.W. Young, 2019) es un documental excesivamente nostálgico, añorador de una época pasada que es dibujada como un paraíso respecto al indeseado presente. Es lógico también, por otra parte, que centrando su mirada en aquellos libreros que sobreviven de la compra venta de segunda mano, en una época en la que el papel apenas tiene ya presencia con la aparición de internet y los aparatos electrónicos, el documental adquiera un matiz medianamente catastrófico. Libreros de Nueva York, Un paseo por la nostalgia Aun así, es de agradecer la aparición de algunos profesionales jóvenes que ven el futuro de manera más positiva, augurando cierto resurgir o nuevas ideas dentro del sector. Un sector que, como todo aquel basado en las filias, hobbies y coleccionismo, tiene un importante matiz de añoranza y refugio. Libreros de Nueva York es un paseo sencillo y acogedor por aquellas pequeñas librerías llenas de estantes y joyas donde sus trabajadores son amantes de aquello con lo que trabaja y que también aman sus clientes. Un espacio de convivencia que el documental saca a relucir a través de las pequeñas historias de las que surgieron aquellos negocios y de las personas que hoy los mantienen en pie. Libreros de Nueva York, Un paseo por la nostalgia Sin un valor muy autoral, basándose más en la claridad expositiva y de comunicación, el documental basa sus formas en el clásico busto parlante (personas hablando a cámara) y en la grabación de los pequeños locales y las experiencias de quienes mantienen un espíritu fiel a la búsqueda, a la magia de encontrar en el papel sabiduría o historias con las que evadirse. Es cierto que el documental nunca traspasa la frontera de lo puramente informativo, nunca se atreve a dar un paso más allá en las posibilidades que brinda un espacio tan evocador como una librería, pero no por ello deja de ser menos interesante y cálido.De todos modos, si se puede achacar cierta navegación sin rumbo, cierta repetición en sus intereses. Pasamos de un librero a otro, pero todos cuentan una historia parecida, lo que convoca la idea manifiesta del cuales son los inicios de una vocación tan comprometida y honesta como esta, pero también deja pronto sin nuevas ideas a la película. Así, sus 99 minutos se hacen algo largos y, a pesar de estar siempre en un cálido ambiente, aunque también triste por su deriva, uno piensa en más de un momento que la película podría haber sido más corta. Libreros de Nueva York, Un paseo por la nostalgia En cualquier caso, Libreros de Nueva York es un documental claro y conciso, a la par que honrado, sobre un trabajo poco valorado y que aquí se pone en alza. También es una película con la que volver a amar los pequeños comercios, la calidez de sus empleados, el calor del papel y la euforia de descubrir. Es un documental para aquellos que todavía aman la lectura y buscan en ella la oportunidad de abrir nuevos mundos. Mundos tan íntimos y agradables como una librería.La podéis ver en cines así como en la Sala Virtual de Cine.