Revista Opinión

Libro 1000 Recetas de repostería

Publicado el 28 julio 2018 por Carlosgu82

Quiero hablaros de un libro diferente al que os suelo hablar, esta vez es un libro de cocina, más bien de postres típicos que se hacían y se hacen en los conventos aún actualmente.
Los que me conocéis, sabéis muy bien que me encanta la cocina y disfruto cocinando, me da igual una cosa que otra, pero sí que es verdad que me gusta muchísimo hacer de vez en cuando algún postre, por eso, me suelo comprar de vez en cuando algún libro sobre recetas de cocina, sobre todo suelo hacerlo de repostería, no lo puedo evitar, sí que es verdad, que ahora mismo en internet se puede encontrar de todo, también busco, pero cuando apunto alguna receta o la imprimo, muchas de las veces luego las pierdo y no sé donde las pongo, por eso me gustan los libros, ahí están bien archivadas y sé muy bien que no se me van a perder, aunque de un libro muchas veces no se hacen todas las recetas, pero sí que suelo hacer casi todas, me gusta hacer cosas nuevas y probar también cosas nuevas, al igual que a mi marido y a mi hijo, sobre todo a mi marido, que es de muy buen comer y demasiado goloso.

==Ficha del libro==

Título: 1000 Recetas de repostería y pastelería de los conventos.
Autor: Aa.VV.
Páginas: 352.
Editorial: Servilibro Ediciones, S.A.
Encuadernación: Tapa blanda.
Idioma: Español.
Precio: 9,95 €.
ISBN: 978- 8479714659.

==Sobre el libro==

Todos o casi todos lo conventos han mantenido y conservado los secretos de la cocina tradicional de España, en especial en la repostería.
Hoy en día se siguen haciendo estos dulces en los conventos, los cuales son el resultado del empeño que han puesto las religiosas para mantener las tradiciones de cada una de las regiones de España.
Con el tiempo han ido añadiendo platos nuevos, la mayoría de ellos están basados en los productos que se fabrican en los mismos conventos, como son las mermeladas, o también, de los productos de sus huertos, que ellas mismas plantan y recolectan.
La mayoría de los dulces se hacen con las materias básicas que se pueden encontrar perfectamente en cualquier parte e incluso nosotros los podemos tener en nuestra despensa, ya que se basa principalmente de harina de trigo, huevos, leche, mantequilla y almendras.

Hay postres y dulces que tienen el mismo nombre en diferentes regiones, pero la forma de hacerse y sus ingredientes varían algo, así que el resultado también es diferente tanto en su presentación como en el sabor, son totalmente distintos, por muy poco que varíen sus ingredientes.

==Un poco de historia sobre la repostería==

Las culturas antiguas romana y griega apreciaban la repostería, en su gastronomía incluían platos dulces que eran con los que acababan las comidas.
Entre sus recetas y las nuestras actuales tienen una gran similitud, pero tampoco es extraño porque tanto romanos y griegos, como nosotros, somos mediterráneos y tenemos la misma clase de productos naturales.
En los mercados griegos ya se vendían pasteles hechos tan solamente con harina, miel y vino que cocían en el horno; y entre los romanos era costumbre comer pasteles de miel en los banquetes, pero estos productos tan solamente eran consumidos por las clases altas porque los precios de las materias primas con las que se confeccionaban eran muy elevados.

Los pueblos que invadieron el norte de Europa trajeron la costumbre de comer manzanas regadas en miel y frutos secos como postre. De ellos también proviene una bebida hecha con miel y agua llamada hidromiel, y otra que no era más que agua de rosas llamada domeli.
Y es curioso, porque la carne de membrillo viene precisamente de aquella época.
Pero no es hasta que llegan los árabes que no se comenzó a hacer en la península una confitería refinada en la que se empezaban a utilizar las almendras y las mermeladas.
Se pueden destacar entre los dulces árabes las tortas de almorí, que tan solamente era harina horneada a la que se le añadía piñones, pasas y miel; o la gelatina que se obtenía al cocer frutas maduras con miel.
Algunos de estos platos todavía se consumen hoy en día, como son las almojábanas, que se hacen con harina fermentada, leche y queso fresco y después se les espolvorea canela.

No solamente podemos sacar dulces de los griegos, romanos y árabes, también nos han quedado importantes platos dulces de los judíos que ellos comían en sus fiestas religiosas y familiares.
Uno de estos dulces que era el más común, estaba hecho de mermelada de frambuesas, manzanas, albaricoques y otras frutas mezcladas con frutos secos y regadas con miel y un poco de vino, y en las fiestas de pascuas para ellos era típico el matsot, que era como una torta de pan ázimo a la cual se le añadía una clara de huevo a punto de nieve y un poco limón.
Cuando la expulsión de los judíos de España y al final de la Reconquista en el año 1492, fue cuando la repostería cristiana empezó a cobrar importancia, aunque por aquel entonces todavía no estaba exenta de la herencia de los árabes y los judíos.

En la Edad Media una especie de empanada hecha con pasas, dátiles y manzanas reinetas que se hacía entre las cenizas del horno era muy popular, en aquella época también se comía el mazapán, que se hacía del mismo modo que a día de hoy, y en las comunidades de Cataluña y Comunidad Valenciana, los dulces hechos con queso fresco eran muy comunes.
Gracias al descubrimiento del chocolate y el azúcar, la repostería tomó una gran importancia en los siglos XV y XVI, aquí es cuando se van definiendo los dulces propios de cada región con las características propias de cada una, aunque en España se comía una torta hecha con hojaldre y carne, espolvoreada de azúcar, se tomaba después de una buena comida.

Hasta los siglos comentados anteriormente, la profesión de pastelero no había tenido muy buena fama, pero a partir del siglo XVII, fue cuando los pasteleros empezaron a adquirir prestigio, puede ser a causa del refinamiento que alcanzaron haciendo dulces, ya que estaban empezando a ser consumidos por el gran público.
A partir de este siglo el chocolate adquirió una gran difusión social y en todas las fiestas importantes o acontecimientos se ofrecían dulces a los invitados, casi siempre era chocolate acompañado de frutas en conserva o bien de alguna bebida dulce, fue tanto lo que se llegó a consumir, que en los mercados hubo momentos en los que no se encontraba la materia prima para confeccionarlos.

A partir del siglo XVIII, la repostería que se hacía en todo el territorio nacional era muy parecida a la que se consume ahora mismo, por lo que los mercados ya estaban bastantes abastecidos para poder ofrecer toda clase de productos a todo el que quisiera comprarlo.
Puede ser que el único cambio importante que se ha producido desde entonces y durante todos estos siglos fue la aparición de la repostería industrial, que aunque es cómoda y sale mucho más barata, no es nada sana y encima no ha aportado ni aporta nada a la gastronomía del dulce en el ámbito general.

==Opinión personal sobre el libro==

Llegando este momento, me queda deciros lo que me ha parecido el libro, y ahora mismo lo tengo frente a mí y sinceramente, si tuviera que decir en una palabra mi impresión sobre él, esa palabra sería “decepción”, eso es, cuando lo vi pensaba que era de otra forma diferente, fue un libro del que no tenía ni una referencia sobre él, pero su portada me convenció mucho, me gustó por el hecho de ser los postres de toda la vida, ya que considero que son recetas que valen mucho, al menos para mí, pero cuando me llegó el libro, y lo empecé a ojear, me empezó a llegar una decepción y una opinión bastante más negativa que positiva, pero bueno, tampoco fue mucho lo que me costó, con lo que la pérdida tampoco la consideré mucha, pero sí que con ese precio quizás me hubiera podido comprar un libro mucho mejor.

El libro es bastante extenso y grande, pero su interior y contenido deja mucho que desear, pero tan solamente diré unas cuantas cosas, las más importante para mí que yo he visto.
Éste comienza con una introducción, después como os he comentado, viene un poco de historia sobre los postres en España, y después sigue hablando de los utensilios, ingredientes y los procedimientos, y antes de empezar con las recetas de cada comunidad autónoma, viene un capítulo con las recetas básicas como puede ser la crema pastelera, la masa quebrada, merengue, etc.
Después ya sí que vienen las recetas ordenadas todas ellas por comunidad autónoma, todas aquellas que son típicas y que actualmente se siguen haciendo en los conventos, pero también en cualquier casa, recetas que hacían nuestras abuelas y madres, los pasteleros en sus pastelerías y los panaderos.
El hecho de que las recetas vengan ordenadas por comunidad autónoma para mí no es ningún inconveniente, de hecho algunos de los libros que tengo también vienen así, pero cuando me compro un libro de recetas, siempre me gusta que el libro venga alguna foto en color sobre la receta, porque siempre parece ser que la comida primero entra por los ojos, y después ya por el paladar, por eso a la hora de hacer una receta u otra, me gusta ver primero la foto, a lo mejor es una manía tonta mía, pero personalmente lo prefiero así, sin embargo, este libro no viene de esta manera, no vienen fotos, sus hojas son algo gruesas en color sepia, lo han querido hacer al estilo antiguo y sinceramente a mí no me ha gustado el diseño, lo único que tiene color es la foto de las portadas, nada más.

En cuanto a las explicaciones de las recetas, están bien pero podían estar mejor, digo esto porque muchas veces en los ingredientes no pone las cantidades, y sinceramente, una no es adivina, es un fallo muy importante en un libro de recetas, ya que las cantidades son imprescindibles, menos mal que eso no ocurre en todas, pero de todas formas, en las que vienen las cantidades, vienen en exceso, con esto quiero decir que viene mucha cantidad de ingredientes en cada cosa, los que estamos en la cocina, sabemos que si lo queremos más pequeño el dulce ponemos la mitad de los ingredientes, pero si esto lo hace una persona por primera vez y que no entra mucho en la cocina, pues si le ponen diez huevos, es evidente que va a poner esa cantidad de huevos, y la verdad, las cantidades son para muchas personas, no para cuatro como seria lo ideal, me parecen excesivas, esta es otra de las cosas que no me han gustado.
Las explicaciones son muy básicas, explica muy poco y en pocas palabras, a mí personalmente me hubiera gustado que las explicaciones hubieran estado mejor, extenderse un poco en ellas no hubiera pasado nada, no sé, pero es algo que no me ha gustado tampoco, sinceramente, es un libro que no me ha acabado de convencer, además, de que en alguna receta he visto alguna falta que otra.

==Conclusión final==

Aunque parece un libro completo, para mí personalmente no lo es, le falta algo, le veo demasiado soso, y como comentaba antes, con las explicaciones muy básicas y los ingredientes en excesivas cantidades, y eso cuando los pone, lo ideal hubiera sido cantidades básicas para pocas personas, como vienen en todos los libros de cocina, luego lo de las fotos, a lo mejor para otras personas no es importante, pero para mí sí, es algo que me gusta en los libros de cocina.

Si yo tuviera que recomendar este libro, yo os diría que mirarais otro mejor, porque es extenso, grande y ocupa mucho, y para tenerlo en la estantería cogiendo polvo como lo tengo yo, es mejor no comprarlo y que no ocupe espacio donde pueden estar otros libros.
Para mí desde luego ha sido decepcionante, me esperaba otra cosa muy diferente.


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