Leerla va mucho más allá del disfrute de sumergirse en una prosa hermosa que hace sentir el mundo creado por el autor; leerla-sentirla implica acceder a un contexto profundo y revelador para comparar nuestras vidas; para sentir como lo totalizador, lo avasallante, lo dominante se entra por cada resquicio en nuestra existencia.
La sociedad del control, del miedo y de la mentira está aquí; existe de manera abrumadora como lo describe 1984; no está en manos de un estado como tal, pero si bajo la dominación de una minoría que comparte y construye una manera económica, un actuar político, un control militar y territorial, un modelo educativo, un fanatismo por el exceso y la frivolidad; y con ello permean-inundan estados, sociedades, individuos.
Las personas del mundo construido por Orwell, en su libro, son llevadas animosamente a la guerra, a la precariedad, al odio por sus iguales; y para lograr que las personas se sumen a esta manera de vivir el estado controla la comunicación, crea y aviva la mentira, utiliza el espionaje íntimo y le da un poder supremo a lo militar.
Hoy la evidencia hace pensar que las “fallas” del modelo preponderante no son “asuntos fortuitos”, “manzanas podridas” o “hechos aislados”; si no que más bien corresponden a las intenciones y efectos de una manera dominar y expoliar pueblos.
El modelo imperante usa hasta el hastío la palabra libertad, pero la libertad que los poderosos publicitan a través de sus miniseries, estilos de vida, consumismo, farándula, espectáculo, ruido y olvido, es una libertad residual, mutilada, insulsa; que sólo le permite a la inmensa mayoría habitar dentro de un pequeño espacio delineado por quienes detentan el poder, y dentro del cual tienen que estar todos los dominados; sólo tocar los bordes de este espacio, arbitrariamente impuesto, hace saltar las alarmas del sistema, el cual esculcará, exagerará y hasta inventará para lograr el desprestigio y la condena de aquel de aquel sujeto que osó moverse de los límites que le son obligados.
1984 entrega muchos elementos para preguntarse y comprender mejor el mundo que habitamos; para pensar e indignarnos con la vigilancia íntima al que estamos sometidos; para poner en tensión modelos económicos que prometen beneficios generales, pero que están calculados sólo para acrecentar la acumulación de la élite rica y mantener en la precariedad a las inmensas mayorías pobres; también ayuda a pensar si las fuerzas armadas cumplen su fin, que es el de proteger los pueblos, o mejor usan su fuerza y sus equipos para mantener y aumentar los excesos y abusos de una minoría económica y política frente a quienes dicen proteger.
En la sociedad de hoy los poderosos “con sus palabras crean mundo” y con su capacidad de propaganda lo extienden a una inmensa mayoría que sumen en el engaño, la ilusión, el abuso, la vigilancia íntima y la amenaza de ser arrinconado o eliminado si no encaja en este sistema que pretenden hacer creer “natural”.
Este modelo social no es natural ni inmutable, es una construcción cultural y para saberlo hay que informarse, pensar, sentir, conversar, tomar conciencia y actuar en pro de su modificación; en búsqueda y hallazgo de una manera más humana de vivir para si y para los otros.
Seguramente 1984 le ayudará a quitar un poco de penumbra, a poner en crisis ese discurso repetitivo y falto de verdad que es la "sociedad de la libertad y la elección"; y le dará elementos para preguntarse, indignarse y actuar.@jairmontoyatoro
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Imagen tomada de: http://leinerblog.wordpress.com/2011/02/18/1984orwell/
