Tengo la suerte de conocer al Sr. Serrallonga y el otro día me regaló su último libro publicado por Plataforma Editorial, Barcelona 2011 titulado: ÁFRICA EN 10 PALABRAS. Mi manual de supervivencia en la jungla de asfalto
Asante (gracias), jambo (hola), pole (lo siento), mama (mujer), mzee (hombre), siombaya (no va mal), polepole (poco a poco), maji (agua), safari (viaje) y tutaonana (hasta la vista). Estas son las 10 palabras africanas que, después de muchos años de aventuras por el gran continente tan próximo como olvidado, ayudan al autor a sobrevivir no precisamente en África sino en el duro regreso a ese otro mundo que llamamos civilización. Jordi Serrallonga, tras convivir con los guerreros maasai o los cazadores hadzabe, ha aprendido a afrontar la vida cada vez que abandona las sabanas, desiertos, bosques, montañas y pueblos de África para sumergirse de nuevo en las calles, academias, empresas e instituciones de nuestra presuntuosa civilización y, además, afirma: "sigo vivo y pataleando, aunque sea a contracorriente"
En su primer capítulo Asante se lamenta de sus escasos conocimientos de medicina y, menos de pediatría. En él me ha llamado la atención un dato que me gustaría profundizar cuando pueda: "Es extraño oír llorar a los bebés maasai salvo en el momento del parto, señal innata de una nueva vida que llega con fuerza. Siempre me he preguntado el porqué, pues también lo he observado en otros retoños de otras muchas etnias...".
El llanto del bebé merece capítulos completos en los tratados de pediatría y sesudos estudios en publicaciones científicas en "nuestra civilización". Por eso estoy intrigado y estoy empezando a pensar que no sería mala idea irme una temporada con él. Podría dejar la consulta con un experto durante unas cuantas semanas para observar las relaciones familiares en las culturas "primitivas".