Froilán de Lózar me regaló su libro Ver dos veces las cosas. El título es acertado, mirar lo que nos asombra y repetir la experiencia, o leer por segunda vez lo que interesa, invita a descubrir un camino nuevo, en todo caso para mí, pues no tuve la suerte de ser viajero incansable y vocacional como él. Desde que, antes de ir a la escuela en Valladolid, mi padre despertó mi curiosidad y me inició en la lectura, disfruté y sigo disfrutando del libro en papel porque, como decía una buena amiga Begoña Herrero, "leer un buen libro calma y enriquece; oler su tinta, ver la portada e imaginar lo que está allí escrito, me llena de felicidad".
Son variados los temas que toca el escritor porque 100 artículos, elegidos entre los muchos publicados en Diario Palentino en su columna semanal de La Madeja, permiten reflexionar, viajar, admirar, recordar e, incluso, soñar. También nos muestra la valía de mujeres y hombres, cómo enamora el paisaje, la flora, la fauna de esta tierra, el románico y sus caminos, los oficios que ya no se practican, el abandono de los pueblos...
Por ser mujer, voy a detenerme en el apartado que a ellas dedica. A Piedad Isla la conocí, pues, maestra en Cubillo de Ojeda, en Cervera hacía mis compras y pasaba domingos y fiestas. Reconoce Froilán que, ocurre con frecuencia, no tuvo justo reconocimiento esta mujer generosa, fallecida en 2009, que deja más de 140.000 negativos de fotografías en las que recoge vida, oficios, fiestas y costumbres de la Montaña Palentina.
Comprendo la querencia de Froilán por los libros: habla de un familiar, Matilde Herrero, que "guardaba como un tesoro los libros de cuentas y de historias, algunos de los cuales recibí como herencia una vez que los sobrinos repartieron sus pertenencias. Aquella mujer era, como lo fueron tantas otras, como hoy mismo lo siguen siendo las que quedan, la resignación y la esperanza de esta vieja tierra". Es una verdad irrebatible. Ver dos veces las cosas ofrece la oportunidad de profundizar en inagotables tesoros: nuestra montaña, sus gentes y sí reconocer la obligada emigración y despoblamiento de los pueblos.
Estoy de acuerdo con quien escribió: "La gente corre tanto que no sabe dónde va. El que sabe dónde va, va despacio para paladear el 'ir llegando'".
SENTIR DE LA PALABRA
Sección para "Curiosón" de Carmen Arroyo.