
Los Capuleto y los Montesco son dos de las familias más importantes de Verona. También de las más antiguas: casi tanto como la enemistad que las enfrenta. Pero ni el odio que se profesan ni la violencia que tiñe de sangre sus manos impedirán que sus herederos sucumban a una fuerza mucho más poderosa que el odio: la del primer amor. Una pasión por la que Romeo y Julieta se rebelarán hasta las últimas consecuencias, y que pervivirá más allá de sus muertes.
Opinión personal

Anteriormente nunca me había animado a leer a Shakespeare. Si no tienes un hábito de lectura clásico o te cuesta un vocabulario más antiguo no creo que este sea tu libro pues las frases son realmente enrevesadas y a ocasiones en las que hay que hacer más de una lectura para conocer qué es lo que se está diciendo exactamente. La historia en sí con su trama es la del típico romance imposible. Romeo y Julieta siempre ha sido esa obra trágica de referencia por excelencia. Aunque más allá de una simple historia de amor imposible, se esconde una filosofía, una lección que a lo largo del libro vas aprendiendo y que es lo que más me ha gustado.
Aún así es una historia que se gana al lector y su extensión ayuda a ello. Es una obra de género teatral por lo que solo aparecen las intervenciones de los personajes agilizando su lectura. Lo anteriormente mencionado respecto a las frases y vocabulario enrevesado hace que a veces sea necesario tomarse un descanso pues la lectura puede resultar algo pesada al no entender al cien por cien el significado de algunas palabras y expresiones.
Los personajes no se conocen en profundidad solo mediante lo que estos dicen a lo largo de la historia. En mi opinión, no hay una construcción clara de los personajes puesto que algunos me han parecido muy iguales a otros en su forma de actuar.

Romeo y Julieta es un clásico en el que se refleja cómo el odio puede acabar con la inocencia de terceros haciendo que allí donde había un rayo de sol solo quede oscuridad y vacío.
❝¿Es tierna cosa el amor? Es demasiado duro, demasiado violento, y pincha como los espinos.



