La cuarta revolución industrial va a cambiar radicalmente el mundo en que vivimos. El futuro ya no es una lejanía. Esta a la vuelta de la esquina. Mientras en América Latina el debate sobre las cuestiones decisivas esta ausente,las sociedades viven envueltas en una posmodernidad del chisme vulgar,la farandulera conciencia y las fuerzas conservadoras regresan al poder sin plantear ningún horizonte mas que la repetición de los sofismas y la basura mediática de los 90. Esta revolución no ha hecho más que empezar: algunas estimaciones plantean que un 65% de los niños que están comenzando estudios primarios tendrá ocupaciones que actualmente no existen. Será necesario que los sistemas educativos se flexibilicen para amoldarse a esos cambios que se producen con una celeridad sin precedentes: mientras que la primera revolución industrial se demoró más de un siglo de transición para dejar atrás las sociedades agrícolas tradicionales, se calcula que la cuarta podría desplazar al 10% de la fuerza laboral en apenas 15 años. Aquí se evidencia la necesidad de que los gobiernos sepan combinar planificación y flexibilidad.
Esta coyuntura exige de los gobiernos un esfuerzo de planificación y evaluación de riesgos, como apunta un informe reciente publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Las tecnologías 4.0 permitirán reducir los costos de los servicios sociales sin mermar su calidad .
Una de las áreas donde la cuarta revolución industrial se hará más visible es en la salud. (Las visitas médicas virtuales ampliarán su cobertura a lugares remotos a menor costo, y la inteligencia artificial ayudará a diagnosticar numerosas enfermedades ) .
Las mejoras del servicio de salud que proporciona la cuarta revolución industrial resultan aún más evidentes en el caso de los países en vías de desarrollo. (Las visitas médicas virtuales ampliarán su cobertura a lugares remotos a menor costo Así, la posibilidad de guardar información en la nube permitirá acceder al conocimiento acumulado por especialistas de todo el mundo, la atención en unidades sanitarias rurales, que podrán conectarse con los grandes hospitales, la impresión en 3D permite bajar los costos de producción y prácticamente eliminar los costos de distribución de ciertos insumos necesarios para la atención médica, etc)
La amplitud de ese reto también se hace evidente en los cambios que afronta el mundo del trabajo. Por una parte, los avances en la robótica llevarán a la automatización de buena parte de las tareas que hoy realizan los trabajadores, y esto será más prominente en América Latina y el Caribe, donde la mitad del tiempo de trabajo será automatizable, debido a que se trata de economías concentradas en actividades en con alto potencial de automatización. Pero las tecnologías 4.0 no afectarán sólo a quién realiza las tareas, sino al propio modelo de organización, como han demostrado hasta ahora plataformas como Uber y Airbnb.
Las posibilidades son casi infinitas y atañen a otros muchos ámbitos del sector público, en especial la educación, el empleo y las políticas de género y diversidad. Pero, para que los avances puedan ser aprovechados por los gobiernos latinoamericanos, estos deben entender el desafío que presentan. La cuarta revolución industrial no sólo representa la posibilidad de aumentar la eficiencia y el desarrollo socioeconómico; también nos coloca frente a un cambio de paradigma en las puertas de una nueva economía digital.
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