Revista Cine
Estamos ante uno de los pocos casos (poquísimos, a decir verdad) en que una película me gusta más que el libro en el que se basa. Sé que este último cuenta con una más que notable aceptación popular, por lo que no me queda más que recordar que esto es una simple opinión personal.Como sabréis la mayoría, "La ladrona de libros", cuenta la historia, ambientada en la II Guerra Mundial, de Liesel Meminger, una niña de nueve años que es entregada en adopción a una familia residente en un pueblo de la Alemania nazi. Allí tendrá que comenzar su nueva vida con una madre algo fría y distante en principio y un padre comprensivo, cariñoso y noble que se la ganará desde el primer instante. Será él quien le enseñe a leer y a amar los libros, una pasión que la salvará en muchos sentidos. Poco a poco, Liesel se irá adaptando a su nueva vida y cambiará, en cierto modo, la de todos que la rodean. Además de sus padres, nuestra protagonista conocerá a los que serán grandes pilares en su vida: su mejor amigo, Rudy, y Max, un judío que la familia Meminger oculta en casa.No voy a negar que estamos ante una historia de superación, amistad y lealtad en un terrible entorno sobre el que no me canso de leer (no deja de impresionarme). El libro me pareció emotivo y entretenido, pero no memorable, lo cierto es que esperaba más. Los personajes están muy bien perfilados, son muy entrañables. Es por ello que llegué hasta el final, ya que (y aquí viene el hachazo) estuve a punto de abandonar su lectura en un par de ocasiones. Lo que no me gustó fue el estilo del autor que, queriendo destacar por la originalidad de quien nos cuenta la historia, hace que la misma adolezca de interrupciones injustificadas, saltos repentinos para contarnos sucesos en los que da por hecho ( no siendo así) que el lector ya los conoce. Esos paréntesis, además de otras notas y aclaraciones, hicieron que mi lectura fuera un poco cansina.Vale, la foto no se ve bien, pero sirva de mero ejemplo. Y para colmo, Zusak crea un nuevo concepto de "spoiler": ese en el que el propio autor desvela antes de tiempo el destino de algunos de sus personajes. Entiendo que lo haga un par de capítulos antes para captar la atención del lector y hacer que quiera saber más; entiendo que se comience la historía por el final y posteriormente retroceder, pero lo que no tiene razón de ser es decir en los primeros capítulos, sin venir a cuento y sin que lo exiga el momento de la novela, lo que le va a pasar a Rudy (un personaje principal) casi al final del libro. Si me lo llega a contar un amigo tomando café, me habría sentado regular. Si me lo cuenta el propio autor, que se vaya despidiendo de que vuelva a leer algo suyo. En definitiva, el libro en general me pareció flojo.En cuanto al film, ya he comentado que lo que más me gustó de la novela fue la ambientación y los personajes. Si tomamos ambos ingredientes, añadimos buenos actores (¡Geoffrey Rush!), hacemos con ellos una película, respetamos la esencia del libro pero seguimos una línea argumental sin hacer piruetas narrativas (esto es, sacar de la ecuación a Markus Zusak), obtendremos una película reflexiva, conmovedora, cautivadora y con el notable acompañamiento de la música de John Williams.
Ya sabéis, por tanto, hacia qué lado se inclina mi balanza. Normalmente soy crítica con los cambios y omisiones que se hacen en las adaptaciones cinematográficas, pero en esta ocasión la película me ha parecido superior.