Revista Cultura y Ocio
Libros ciegos... Una nueva experiencia literaria
Publicado el 03 febrero 2014 por Vivelibro @infoviveLibro
Dos escritores, una venda para los ojos y el oído listo para escuchar... Es lo que necesitas para descubrir las obras de Alberto Gil ("Huellas de Luz") y Manuel Enríquez ("Esa tal Dulcinea") este jueves 6 de febrero, a las 19´30h. en la Librería La Furagaña (Mercado de Chamberí), C/ Alonso Cano, 10. 28010 Madrid. Será una experiencia única... No te la pierdas. ¿Te atreves?
"HUELLAS DE LUZ", ALBERTO GIL (Trabajo subvencionado con una de las Ayudas para Iniciativas Culturales de la ONCE en su edición de 2012)
Estos relatos son testimonios de aprendizaje constante, generosidad, amistad, amor y solidaridad. Pero también de pasión por la naturaleza, la lectura, los viajes, la magia y la sonrisa. Experiencias vividas bajo la óptica de la ceguera, ejemplos de que son muchos los motivos para tener la certeza de que la vida merece la pena ser disfrutada con ilusión, optimismo y esperanza.
Son huellas, sí, huellas que aspiran a guiar por la senda de la vida. Un camino que puede ser transitado siempre hacia adelante, valorando y disfrutando lo hermoso que en ella podremos encontrar si sabemos dónde mirar. Y como a lo que aspira su autor es a dar luz, los derechos que se generen con su venta, irán destinados a la Fundación Alaine, que ayuda a que los niños puedan soñar con un futuro y conseguir de este modo que puedan sonreír.
Jesús Alberto Gil Pardo es natural de la localidad soriana de Fuentestrún. Los problemas visuales con los que nació, y que a los 20 años degenerarían en ceguera, no le han impedido desarrollarse como gran amante de la lectura y de los libros.
Licenciado en Geografía e Historia por la universidad de Zaragoza, actualmente es técnico de Biblioteca en la ONCE y coordina un taller de lectura para personas adultas invidentes en torno al braille, además de mantener Tifl ohomero, el blog en que vierte sus cuentos y experiencias. Como escritor cultiva el género del relato a través del cual pretende transmitir valores y dar a conocer el mundo de la discapacidad visual.
Algunos de sus textos han aparecido en libros como el titulado “Historias de la vida”, publicado por JdeJ Editores en colaboración con la cadena COPE, “Cuentos para sonreír” de la Editorial Hipálage o “Todos somos diferentes” recopilado por la Fundación Civilia. Ha obtenido el primer premio del Certamen Literario Santa Lucía, convocado por la ONCE de Madrid.
"ESA TAL DULCINEA", DE MANUEL ENRÍQUEZ
Intriga, acción y suspense en una disparatada historia policial que le atrapará desde la primera línea. Y es que "Esa tal Dulcinea" es mucho más que una novela de humor extravagante que le hará desternillarse de risa. Es también una farsa burlesca, una sátira moral y social que retrata sin indulgencia, la decadencia de nuestro tiempo.
En su palacete del madrileño barrio de Salamanca, la vida transcurría sin mayores sobresaltos para Doña Ana Ordaz Daza Farfán de los Godos y José Gómez Aguilar -unos pintorescos marqueses de dudosa alcurnia hasta que una inesperada noticia viene a perturbar la monótona vida de la pareja.
Dulcinea, la vergüenza de la familia, una prima de Doña Ana que de joven se marchó a Colombia para casarse con un trompetista negro del cual estaba perdidamente enamorada, acababa de morir dejando como únicos herederos de una millonaria fortuna a nuestros nobles protagonistas. Solamente tendrían que cumplir con su última voluntad: que sus restos descansaran en tierra española.
El trámite resultaría sencillo: Habrían de recoger los restos mortales de Dulcinea en el aeropuerto, trasladarlos a un cementerio, ofrecerles cristiana sepultura y recibir la herencia a continuación. Sin embargo en esta historia todo es engañoso, nada es lo que parece.
Ya desde el inicio comienzan a encadenarse un sin fin de situaciones tragicómicas, hilarantes, a cual más descabellada pero tan creíbles como la vida misma, y el camino hacia la ansiada herencia se verá minado por una desconcertante batería de contratiempos, intrigas y dudosos accidentes encarnados por una galería de personajes que van desde unos violentos inmigrantes islámicos hasta unos escrupulosos y delirantes agentes de la benemérita. Como en toda novela negra que se precie, no faltará Braulio, el mayordomo, que seguramente sabe más de lo que aparenta. Pero quien se llevará las palmas -y las palmeras- será Poncho, un enorme gran Danés, unas veces manso y otras no tanto, que será juez y parte de la trama y hará la delicia de los lectores.
Una novela que no se pueden perder, ingeniosa, de ritmo trepidante y con un final inesperado hasta para las mentes más perspicaces.
El humor es una constante de la primera a la última página. A través de estos personajes singulares y de sus definitivamente insólitas peripecias, la ágil pluma de Manuel Enríquez logra, con holgura, que el lector tenga la sonrisa asegurada a lo largo de toda la obra.
Manuel Enríquez nace en Madrid en 1958 y aunque siempre le gustó la escritura, no se dedicó a ella de forma regular hasta que a finales del siglo pasado se quedó totalmente ciego por culpa de una degeneración de retina. Cuando supe que me iba a quedar ciego —dice Manuel—, decidí que podría perder la vista pero que no iba a perder nada más. Y así ha sido porque, al menos en lo que al sentido del humor se refiere, Manuel lo tiene como demuestra a todos aquellos que se atrevan a adentrarse en esta novela, su tercera obra, en la que el lector pasará con facilidad de la sonrisa a la amplia carcajada.
Con Esa tal Dulcinea abre una nueva línea distinta que nada tiene que ver con su trabajo anterior Cierra los ojos y mírame, 2012 (Ediciones Destino) una obra casi autobiográfica, en la que contaba la historia de un joven que pierde la vista de manera repentina.
Tampoco tiene mucho que ver con su primera obra Caminos del oro blanco una novela medieval con abundante documentación histórica, que le llevó a ganar uno de los premios Tiflos para autores ciegos en el año 2008 y que pronto contará con una segunda parte. Hasta que ésta llegue, invitamos al lector a sumergirse en esta nueva historia llena de humor, imaginación y dulce crítica. Que ustedes lo pasen bien.
Mas información en nuestro evento de Facebook.
"HUELLAS DE LUZ", ALBERTO GIL (Trabajo subvencionado con una de las Ayudas para Iniciativas Culturales de la ONCE en su edición de 2012)
Estos relatos son testimonios de aprendizaje constante, generosidad, amistad, amor y solidaridad. Pero también de pasión por la naturaleza, la lectura, los viajes, la magia y la sonrisa. Experiencias vividas bajo la óptica de la ceguera, ejemplos de que son muchos los motivos para tener la certeza de que la vida merece la pena ser disfrutada con ilusión, optimismo y esperanza.
Son huellas, sí, huellas que aspiran a guiar por la senda de la vida. Un camino que puede ser transitado siempre hacia adelante, valorando y disfrutando lo hermoso que en ella podremos encontrar si sabemos dónde mirar. Y como a lo que aspira su autor es a dar luz, los derechos que se generen con su venta, irán destinados a la Fundación Alaine, que ayuda a que los niños puedan soñar con un futuro y conseguir de este modo que puedan sonreír.
Jesús Alberto Gil Pardo es natural de la localidad soriana de Fuentestrún. Los problemas visuales con los que nació, y que a los 20 años degenerarían en ceguera, no le han impedido desarrollarse como gran amante de la lectura y de los libros.
Licenciado en Geografía e Historia por la universidad de Zaragoza, actualmente es técnico de Biblioteca en la ONCE y coordina un taller de lectura para personas adultas invidentes en torno al braille, además de mantener Tifl ohomero, el blog en que vierte sus cuentos y experiencias. Como escritor cultiva el género del relato a través del cual pretende transmitir valores y dar a conocer el mundo de la discapacidad visual.
Algunos de sus textos han aparecido en libros como el titulado “Historias de la vida”, publicado por JdeJ Editores en colaboración con la cadena COPE, “Cuentos para sonreír” de la Editorial Hipálage o “Todos somos diferentes” recopilado por la Fundación Civilia. Ha obtenido el primer premio del Certamen Literario Santa Lucía, convocado por la ONCE de Madrid.
"ESA TAL DULCINEA", DE MANUEL ENRÍQUEZ
Intriga, acción y suspense en una disparatada historia policial que le atrapará desde la primera línea. Y es que "Esa tal Dulcinea" es mucho más que una novela de humor extravagante que le hará desternillarse de risa. Es también una farsa burlesca, una sátira moral y social que retrata sin indulgencia, la decadencia de nuestro tiempo.
En su palacete del madrileño barrio de Salamanca, la vida transcurría sin mayores sobresaltos para Doña Ana Ordaz Daza Farfán de los Godos y José Gómez Aguilar -unos pintorescos marqueses de dudosa alcurnia hasta que una inesperada noticia viene a perturbar la monótona vida de la pareja.
Dulcinea, la vergüenza de la familia, una prima de Doña Ana que de joven se marchó a Colombia para casarse con un trompetista negro del cual estaba perdidamente enamorada, acababa de morir dejando como únicos herederos de una millonaria fortuna a nuestros nobles protagonistas. Solamente tendrían que cumplir con su última voluntad: que sus restos descansaran en tierra española.
El trámite resultaría sencillo: Habrían de recoger los restos mortales de Dulcinea en el aeropuerto, trasladarlos a un cementerio, ofrecerles cristiana sepultura y recibir la herencia a continuación. Sin embargo en esta historia todo es engañoso, nada es lo que parece.
Ya desde el inicio comienzan a encadenarse un sin fin de situaciones tragicómicas, hilarantes, a cual más descabellada pero tan creíbles como la vida misma, y el camino hacia la ansiada herencia se verá minado por una desconcertante batería de contratiempos, intrigas y dudosos accidentes encarnados por una galería de personajes que van desde unos violentos inmigrantes islámicos hasta unos escrupulosos y delirantes agentes de la benemérita. Como en toda novela negra que se precie, no faltará Braulio, el mayordomo, que seguramente sabe más de lo que aparenta. Pero quien se llevará las palmas -y las palmeras- será Poncho, un enorme gran Danés, unas veces manso y otras no tanto, que será juez y parte de la trama y hará la delicia de los lectores.
Una novela que no se pueden perder, ingeniosa, de ritmo trepidante y con un final inesperado hasta para las mentes más perspicaces.
El humor es una constante de la primera a la última página. A través de estos personajes singulares y de sus definitivamente insólitas peripecias, la ágil pluma de Manuel Enríquez logra, con holgura, que el lector tenga la sonrisa asegurada a lo largo de toda la obra.
Manuel Enríquez nace en Madrid en 1958 y aunque siempre le gustó la escritura, no se dedicó a ella de forma regular hasta que a finales del siglo pasado se quedó totalmente ciego por culpa de una degeneración de retina. Cuando supe que me iba a quedar ciego —dice Manuel—, decidí que podría perder la vista pero que no iba a perder nada más. Y así ha sido porque, al menos en lo que al sentido del humor se refiere, Manuel lo tiene como demuestra a todos aquellos que se atrevan a adentrarse en esta novela, su tercera obra, en la que el lector pasará con facilidad de la sonrisa a la amplia carcajada.
Con Esa tal Dulcinea abre una nueva línea distinta que nada tiene que ver con su trabajo anterior Cierra los ojos y mírame, 2012 (Ediciones Destino) una obra casi autobiográfica, en la que contaba la historia de un joven que pierde la vista de manera repentina.
Tampoco tiene mucho que ver con su primera obra Caminos del oro blanco una novela medieval con abundante documentación histórica, que le llevó a ganar uno de los premios Tiflos para autores ciegos en el año 2008 y que pronto contará con una segunda parte. Hasta que ésta llegue, invitamos al lector a sumergirse en esta nueva historia llena de humor, imaginación y dulce crítica. Que ustedes lo pasen bien.
Mas información en nuestro evento de Facebook.
Sus últimos artículos
-
Celebra el Día Universal del Niño con los autores de viveLibro
-
Jorge Martí: "Los personajes de 'Detrás de los códigos' fueron muy importantes para mí y los llegué a querer a todos"
-
Montse Souto: “Aprender valores como la amistad o descubrir la parte positiva de la curiosidad es lo que descubrirán los niños en ‘El fósforo y la astilla”
-
Atilano Domínguez: “Nuestra cultura, europea y occidental, nació y echó sus raíces con la filosofía griega. No se la puede entender sin sus grandes figuras”