Juzgar la calidad de un libro es un asunto complejo. Para que un libro informativo sea considerado de calidad no es suficiente con que posea determinados atributos, hace falta más. La calidad de un libro informativo se encuentra soportada sobre dos ideas: la utilidad y la seducción. La lectura de un libro informativo de calidad debe ser tanto útil como seductora para el lector, sobre todo para el de corta edad. De estas dos ideas derivan unas cualidades que hacen que un libro informativo tenga más o menos calidad. Un concepto editorial claroLa primera de estas cualidades es la presencia de un concepto editorial claro. Las motivaciones y pretensiones del editor, y del autor que lo ayudó en la elaboración el libro, deben ser evidentes. El libro informativo despierta en el lector unas expectativas, activa un pacto de lectura al igual que sucede con un libro de ficción. Dado que el lector supone que lo que se dice en un libro de este tipo es verdad, él debe tener la posibilidad de verificar en qué medida la información que recibe es veraz. Para ello, en el libro se debe indicar: quién es el autor de los textos, cuál es la posición del autor respecto al tema que trata y cuál es el criterio que empleó el editor para seleccionar los materiales: textos e imágenes, que forman el libro. No se trata de una declaración de autenticidad sino de emplear espacios o recursos como la solapa, la contraportada o una nota para compartir dicha información con el lector. Una biografía, por ejemplo, no podría dejar al lector con la duda sobre si lo que está leyendo es un relato autobiográfico o un texto escrito en primera persona por un autor que busca crear una atmósfera de mayor intimidad empleando un recurso literario. Un criterio editorial claro también implica que el libro señale el origen o las fuentes de la información, cuándo se trata de la reproducción de un documento original y cuándo se trata de una versión o reinterpretación de ese documento. Y que intente, en la medida de las posibilidades y si es pertinente, ofrecer distintas perspectivas para propiciar una comprensión más amplia del tema.
Ecos de la Conquista, escrito por Krystyna M. Libura y Cristina Urrutia, y publicado por Ediciones Tecolote, ofrece al lector la posibilidad de conocer dos lecturas de la conquista de México, la de Bernal Díaz del Castillo y la de Bernardino de Sahagún. Los textos dialogan entre sí y con las ilustraciones, todas tomadas de obras de la época. Este libro informativo representa un ejemplo de un concepto editorial claro que no dejas dudas en el lector respecto a sus intenciones: leer críticamente la historia.
Utilidad de los elementos gráficos
Otra de las cualidades, ligada a la estructura del libro, es aquella que se refiere a la utilidad o función de los elementos no textuales que se emplean para informar. En un libro informativo se deben manejar imágenes, signos y señales con un valor determinado que sean fáciles de comprender por el lector y que añadan valor a la información. Franjas de colores, fuentes tipográficas o iconos no deben ser empleados solamente por su valor estético sino porque también remitan a jerarquías y niveles de lectura. En un libro informativo no debe usarse ningún elemento que no tenga un significado. Igualmente, la relación entre estos elementos y el texto debe ser estrecha. Lo ideal es que un elemento remita al texto y a otros elementos dentro del libro o fuera de éste para mostrar la información en toda su complejidad.Como con cualquier otro libro, lo que define la calidad de un libro informativo es la manera idónea como se han empleado las herramientas y estrategias para facilitar la cabal comprensión y el mayor disfrute del contenido por parte del lector.
Doble página del libro Insects de George C. McGavin, publicado por Dorling Kindersley. Este sello editorial logró desarrollar un lenguaje visual de gran calidad que terminó por convertirse en un elemento fundamental de la identidad de sus libros informativos.