“El conocimiento a menudo genera respeto. Los niños buscan ser respetados, y en esta búsqueda ensayarán las distintas formas que observan en el adulto para obtenerlo. En ocasiones desearán la belleza, la habilidad atlética o musical, la riqueza –todos los indicadores de respeto dentro de la sociedad en su sentido más amplio. Y en ocasiones ansiarán reconocimiento intelectual como forma de exigir respeto (…) La no-ficción otorga al niño las herramientas básicas para ganarse el respeto por sus logros cognitivos.”
(Libros de información: del placer de saber al placer de leer. Caracas: Banco del Libro, 2001, p. 9).