Título: Madrechillona
Autor/a: Jutta Bauer
Editorial: Lóguez
Edad recomendada: de 2 a 4 años
"Esta mañana, mi madre me chilló de tal forma que salí volando en pedazos"
Así comienza este tierno cuento que apela a las emociones de los más pequeños. El narrador es un pequeño pingüino que, literalmente, se rompe con los gritos de su madre y las partes de su cuerpo se esparcen por distintos puntos del mundo. El pobre pingüino quiere gritar y moverse, pero no puede, porque sus miembros están perdidos. Tan sólo los pies pueden moverse, pero están desorientados y salen de la ciudad, llegan al polo y después al desierto. Allí los encuentra la mamá pingüino, que ha ido recogiendo todos los pedazos y los ha cosido. La madre se disculpa y, envueltos en un cálido abrazo, emprenden el viaje de regreso en un barco que navega hacia el sol.
Esta metáfora de lo que sucede al pequeño pingüino me ha conmovido especialmente, porque me ha hecho comprender un poco mejor como se sienten los niños cuando les gritamos. Yo, al igual que otras mamás cuyos blogs sigo, estoy trabajando en la forma de tratar a mis hijos y he conseguido reducir los gritos, aunque a veces es difícil y, desde luego, tengo días mejores que otros. Pero leer este breve cuento me ha enseñado mucho. Me ha enseñado que, con cada grito, nuestros hijos se resquebrajan por dentro, se quedan paralizados y son incapaces de reaccionar. Rotos y desorientados, como el pequeño pingüino, necesitan de nuestra calidez para repararles, para acabar con la angustia en que le han sumido los gritos, que les han herido de forma profunda.
Unos preciosos dibujos, cargados del humor más tierno, subrayan esta historia que se adentra en las complejas emociones de los niños, en la delicada relación materno-filial y en la realidad de muchas casas, una realidad sin edulcorar, en el que las madres no siempre son perfectas y a veces pierden la paciencia y reaccionan de forma indebida, pero después hacen todo lo posible por reparar su error, porque, a fin de cuentas, sienten un amor inmenso por sus hijos. Además, a mi hijo le encanta este cuento. Yo creo que le ayuda a entender mejor lo que le sucede y que empatiza con el pequeño pingüino. Lo hemos leído ya tantas veces que él es capaz de contarme el cuento tan sólo mirando los dibujos.
Un aspecto que me llama la atención es el tratamiento del tiempo. Hay dos marcadores temporales en el relato. Se inicia con "esta mañana" y los pies llegan al anochecer al desierto. ¿Ha pasado un día entero? El final está inundado de la luz del sol, así que no parece que se haya hecho de noche. Más bien creo que al pequeño pingüino el tiempo de angustia le ha parecido muy largo (lo mismo debe parecerles a nuestros hijos), aunque en realidad debe de haber pasado muy poco tiempo entre los gritos y la disculpa de Madrechillona.
Desde que leí este cuento, la mayoría de las veces que me enfado y quiero gritar a mi hijo pienso "con los gritos, los niños se rompen por dentro" y eso me da unos segundos para calmarme y reaccionar de otra forma. Así que para todas esas mamás que a veces pierden la paciencia y gritan y se arrepienten y vuelven a gritar, para todas aquellas que cada día os esforzáis por hacerlo mejor con vuestros hijos, os recomiendo este cuento. A vuestros hijos les ayudará a entender mejor sus propias emociones y a vosotras a empatizar con vuestros peques.
Aquí os dejo un vídeo que he encontrado sobre el cuento:
(Espero que os guste esta nueva sección sobre libros infantiles. Pronto traeré nuevas reseñas).