- Regreso a Berlín, de Verna B. Carleton. Una novela extraordinaria sobre el peso del pasado: un exiliado regresa al Berlín de posguerra, aunque su retorno no será como esperaba. Es ficción, pero rebosa verdad. Imprescindible para todos los que disfrutaron de Tú no eres como otras madres: este libro, publicado por las mismas editoriales, continúa el hilo que comenzó con Angelika Schrobsdorff.
- Los días iguales de cuando fuimos malas, de Inma López Silva. No podía faltar una recomendación "patria", esta vez de una autora gallega que sitúa la novela en una cárcel de mujeres. Destaca por su introspección psicológica en las cinco protagonistas, mujeres de diferentes estratos sociales, que comparten heridas por la maternidad, el amor y, en fin, la vida misma.
- A la intemperie, de Rosamond Lehmann. De momento, mi libro favorito de 2017: la historia de una joven soltera que, en el Londres bohemio de los años treinta, se reencuentra con un antiguo amor. Y esto es solo el pretexto para narrar, con un estilo que recuerda a Virginia Woolf, una historia sobre las tensiones a las que se enfrentaba una mujer sola en la época. Magnífico.
- La balada del café triste, de Carson McCullers. Siempre es un buen momento para leer a McCullers, y además en 2017 se cumplen cien años de su nacimiento y cincuenta de su muerte. Su obra explora los márgenes y la soledad, los personajes inadaptados y frágiles. Os recomiendo, para empezar, esta espléndida novela breve sobre un triángulo amoroso atípico.
- Tiene que ser aquí, de Maggie O'Farrell. Esta es una de las novedades más promocionadas de la temporada: una historia poliédrica y ambiciosa que indaga en la familia, el amor, el divorcio, la paternidad y las segundas oportunidades. Sus casi quinientas páginas no se hacen nada pesadas.
- Un mal secreto, de Ann-Marie MacDonald. Es una de las novelas más pegadas a la actualidad que he leído en los últimos meses: una pareja de lesbianas, la maternidad a una edad tardía, el trabajo creativo desde casa, las enfermedades propias de las mujeres. Y, lo mejor, con una calidad literaria indudable. Ha pasado injustamente desapercibida, y me encantaría que le dierais una oportunidad.
- De qué color es Berlín, de David Wagner. David Wagner es uno de los autores alemanes más reconocidos de su generación. Con esta obra, un paseo por el Berlín contemporáneo, se convierte en un flâneur que reflexiona sobre asuntos como la segregación social, el arte urbano o lo que queda de la Alemania dividida. Imprescindible para los enamorados de la ciudad.
- La vieja tierra, de Dörte Hansen. Dos mujeres unidas por una casa de campo. La primera es una refugiada que llegó allí huyendo de la Segunda Guerra Mundial. La segunda es una joven madre de nuestro tiempo que ha descubierto que su pareja le es infiel. El viejo caserón las ayuda a reencontrarse a sí mismas y, de paso, nos invita a reflexionar sobre el regreso (no tan idílico) a lo rural.
- Diarios del Sáhara, de Sanmao. No todo es literatura occidental: os propongo estás crónicas de una taiwanesa cosmopolita y aventurera que se enamoró del desierto. Lo dejó todo para empezar de cero allí, junto a su marido, sin lujos, sin comodidades, y lo contó con humor y viveza en estas páginas que han inspirado a muchas generaciones.
- El bosque infinito, de Annie Proulx. Una gran novela americana sobre la cuestión india o, dicho de otro modo, una épica sobre los abusos del hombre blanco en su colonización de Norteamérica. Todo ello, en forma de una apasionante saga familiar en la que se tratan temas como la homosexualidad, el racismo y la emancipación de las mujeres.
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