Soy una copiota de Bettie. Punto. Dicho estoy, procedo, que es agosto y las neuronas no me dan para mucho... En realidad, es una recopilación, porque de muchos, o de todos, ya os he hablado en otras entradas...
1. Los escarabajos vuelan al atardecer. Como ya he hablado varias veces de este libro, no me extiendo. Sólo digo que fue el mejor regalo de Reyes que me hicieron. Una de esas veces que los Magos acertaron de pleno, sin tener mucha idea de lo que me regalaban. Un libro épico, sobre la amistad, la aventura y la historia. Sencillo, intrigante y nostálgico. Lo devoré y lo devoré durante muchos años, una y otra vez. Y siempre va conmigo.
2. El médico. Nada del otro mundo, pero abrió ante mí un camino desconocido hasta entonces. Cientos de novelas históricas llegaron después, pero nada superó a las andanzas de Rob J. Cole por Persia.
3. Los pilares de la tierra. Lo he leído tres veces, pero la más importante, sin duda, fue la última, cuando lo hice en el marco de un taller de lectura en línea organizado por mi biblioteca. Las oposiciones me asfixiaban y charlar y charlar sobre aquellos personajes en la Inglaterra medieval me devolvió a la vida y me regaló ratos inolvidables. Nunca lo olvidaré.
4. Alatriste. Algo similar al punto anterior.
5. Cualquiera de Agatha Christie. Imposible elegir uno, aunque mi favorito es Los Cuatro Grandes, una rareza en la saga Poirot que Dame Agatha nos legó y que, por desgracia, no ha adquirido la fama que, in my opinion, debiera.
6. Tormenta de Espadas. Nadie que leyera los pormenores de La Boda Roja en aquellos años sin tuiter y sin Juego de Tronos convertido en un fenómeno mundial -vía HBO- podrá olvidar el momento de soledad -e ingenuidad- en el que se enfrentó a esas páginas. Nada, nada volvió a ser lo mismo.
7. Luces de Bohemia. Hay pocos libros que expliquen mejor lo que es España. Pocas frases con más sentido que esa que habla de los espejos cóncavos del callejón del Gato en Madrid.
8. El Gatopardo. Ya he hablado muchas veces de esta historia, de mi Sicilia y de los Salina.
9. El Jilguero. ¿Por qué? No lo sé, pero dos años después, sigue conmigo.
Y, como soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, lo dejo aquí. Ea.