Comparto un detalle sobre Suite francesa, la novela póstuma de Irène Némirovsky, que estoy leyendo:
"La breve noche de junio tocaba a su fin, las estrellas palidecían, un olor a leche y hierba húmeda flotaba en el aire; la luna, semioculta tras el bosque, ya no enseñaba más que un cuerno rosa difuminado en la bruma cuando el gato, cansado, victorioso, empapado de rocío, con una brizna de hierba entre los dientes, se deslizó en la habitación de los niños, saltó a la cama de Jacqueline y buscó el tibio hueco de sus pequeños y delgados pies. Ronroneaba como un hervidor."Lo de "ronroneaba como un hervidor" me mató. La riqueza de la prosa de esta extraordinaria autora es impecable. Además era una gran amante de los gatos y ese mínimo detalle me conmueve, entre otros no tan pequeños. El fragmento es parte de un todo mucho más potente que describe, mediante la ayuda del contraste entre lo bello de la naturaleza y el horror de la guerra, la radiografía de lo que era Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Un libro que recomiendo leer, en especial por la forma en que llegó a ser editado. Un dato más: Este año se iniciará el rodaje de la película basada en Suite francesa. Suena el nombre de Saul Dibb, como director, y en el reparto actores como Matthias Schoenaerts, Kristin Scott Thomas, Sam Riley y Michelle Williams.
Para los curiosos, podrán encontrar una reseña de El baile, una encantadora nouvelle de esta misma autora y un poco de su historia, en el post "El baile o el sabor de la venganza" que publiqué hace un tiempito en La Aquateca.