¿Y la economía circular? ¿Y el ahorro energético?... pues ahí vamos, avanzando torpemente. Gastando presupuesto público en el naming pero obviando políticas efectivas a tal efecto. Nos lo venden como algo moderno, pero años atrás los libros eran aprovechados y reutilizados de manera improvisada entre familias, amigos y vecindario. No hacían falta ni bancos de libros, ya que la propias familias se ocupaban de que los textos siguieran recirculando. No era por ecología ni por circularidad económica ni otras propuestas de coaches, gurús y vendehumos varios. Se hacía por puro saneamiento de la economía doméstica, que no es poco. Y además repercutía en el entorno próximo, favorecía al medio ambiente y era una clara puesta en práctica de economía circular ¡Qué remedio! Ahora se ponen trabas a estas prácticas, cuasi consuetudinarias y después de las puñaladas en las facturas de la mochila escolar nos vienen con los cuentos del ahorro energético y la economía circular. ¡Pero si lo han asfixiado institucionalmente las mismas instancias que hablan de la innovación educativa y del cambio pedagógico, cuando en la mise en place nos llevan a en sentido contrario al cambio!https://www.elsaltodiario.com/educacion/precio-del-saber-y-lastre-libro-de-texto